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El Telégrafo
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“Atletas de hoy tienen nivel solo para torneos locales”

Silvio Ramón Guerra Burbano, exponente de triatlón extremo.
Silvio Ramón Guerra Burbano, exponente de triatlón extremo.
Fotos: John Guevara / El Telégrafo
20 de agosto de 2017 - 00:00 - Xavier Tamba

Aunque desde 2015 compite en el Ironman 70.3, Silvio Guerra siempre ha sido un hombre de hierro, un hombre que fue feliz en su infancia en medio de la pobreza y aprendió a ser un alquimista con la adversidad para convertirla en oportunidades.

Sumados los maratones, medios maratones y otros torneos de carretera, así como las pruebas de pista, por su cuerpo pasaron kilómetros y kilómetros, contados más en experiencias que en distancias.

Guerra es eso: combate puro, inagotable, un gladiador que no puede vivir sin luchar; por algo pasó del atletismo de fondo al ciclismo de ruta y desde 2015 incursiona en el triatlón extremo Ironman 70.3.

“Busca fluidez, siente la acción de la paleta”, le indica Luis Flores, entrenador de natación, que depura la técnica del carchense en la piscina de El Batán (Quito).

Dueño del récord nacional en el maratón masculino desde el 19 de octubre de 1997, en el marco del Maratón de Chicago, Silvio se sumerge, más que en el agua, en un océano de recuerdos.

¿Hace cuánto comenzó su faceta en el triatlón?

Después de mi tercera y última participación en unas Olimpiadas, las de Atenas en 2004, tuve problemas de lesiones, sobre todo en la parte de la cadera; eso me impedía seguir corriendo con fuerza o realizando los trabajos que normalmente los hacía para estar en forma.

Y como el ciclismo es mi pasión extra, me dediqué a hacer duatlones, asistiendo a campeonatos sudamericanos, panamericanos e iberoamericanos, quedando campeón varias veces en esta especialidad. Entonces me di cuenta de que estaba muy cerca de hacer triatlón. Justamente, en esa época (2005-2006), salieron los primeras carreras ironman en Ecuador: el Guayasman; no había todavía el 70.3, entonces me preparé para eso y me fue bien, quedé cuarto en una ocasión. Es así es como empecé.

¿Cuáles son sus mejores resultados dentro del triatlón?

Los 70.3 realizados acá en Ecuador, en Manta. Para quienes gustamos del triatlón extremo, estos 3 años consecutivos han sido una escuela, nos motivamos por participar en el 70.3 y nos ha ayudado a mejorar en diferentes aspectos. Gané en el primer y segundo año (2015 y 2016), y este año fui segundo. Estoy en la categoría para competidores de 45 a 49 años y por una contractura muscular a nivel del muslo izquierdo, este 2017 no logré el primer puesto.

Terciará en el Mundial del 70.3, ¿cuál es su objetivo?

Me clasifiqué por quedar en los primeros lugares. El Campeonato del Mundo se realizará el 9 de septiembre en Chattanooga, Tennessee (EE.UU.). Es un mundial muy competitivo, solo clasifican los mejores entre los mejores, no tengo idea del puesto en el que puedo quedar, para mí sería un logro estar dentro de los 10 primeros. Sé que es muy difícil, pero voy a trabajar, a tratar de hacer lo máximo para llegar en muy buen estado.

¿Cuáles son sus dificultades, en qué debe mejorar?

Velocidad y técnica en la natación; la técnica es muy importante, en el agua hay que avanzar tan rápido como en el trote o en la bicicleta, pero en la natación es más complejo, porque en el trote puedes correr horrible, sin técnica y aún así puedes ganar. En el agua no, si vas con una técnica horrible te ahogas. También necesito una bicicleta adecuada para contrarreloj, la que tengo es de ruta, a la que un amigo mecánico le hizo algunos ajustes, pero no es lo mismo. La limitación económica me impide tener un implemento ideal.

Silvio Guerra se alista para el Mundial del Ironman 70.3. El miércoles pasado retornó a Estados Unidos. Aquí durante una práctica en la piscina de El Batán, en Quito.

¿Extraña las competencias de fondo?

No mucho, realmente, es porque estoy activo y, aunque no es lo mismo que participar, dentro del entrenamiento corro de 4 a 6 días a la semana. Compito en pruebas pequeñas en los alrededores de donde vivo. Estuve en la última Maratón de Boston no como competidor sino como guía de un chico no vidente de Estados Unidos. Era algo que quería hacer.

¿Qué propósito le quedó pendiente como atleta?

Nunca pude ganar un maratón, ese clavo lo tengo ahí y, lamentablemente, por la edad no podré cumplirlo, hay que ser realista. Pero me queda la satisfacción de haber corrido en las mejores maratones del mundo, como la de Boston donde me enfrentaba a 20 africanos, los mejores de la tierra, y el hecho de que haya sido segundo en la Maratón de Boston por 2 ocasiones para mí es un triunfo, porque ningún ecuatoriano lo había hecho. A esta competencia todos quieren asistir, pero es difícil porque se debe clasificar, hacer un tiempo base. Yo quedé segundo en 1999 y 2001; en 1999 me venció Joseph Chebet de Kenia, y en 2001 el surcoreano Lee Bong-Ju, medallista olímpico en Atlanta.

¿Su gran rival a escala nacional fue Rolando Vera?

Diría que sí, porque cuando daba mis primeros pasos, hablo de 1986, 1987, ya aparecí como la revelación, el sucesor de Rolando Vera, al menos así lo mencionaron en algún periódico. Por los resultados que iba registrando, la diferencia entre él y yo era mínima, y aquello nos presionaba a ambos.

Es así como en 1991 estuvimos en Salt Lake City (Utah), donde triunfó un americano, yo quedé segundo y Rolando se ubicó cuarto. Es ahí cuando le empiezo a ganar a Rolando en las competencias que nos enfrentábamos. Y a partir de 1992 comienzo a conseguir los récords nacionales, como el de 1.500 metros, que lo hice en Suecia y el de los 5.000 metros en Victoria (Canadá). Entonces continué mi evolución, ya que Rolando estaba cambiando de especialidad, dedicándose más a las lides de largo aliento.

¿Pero también fueron amigos?

Siempre tuvimos una muy buena amistad y estaré muy agradecido de Rolando y su exesposa, Sandra Cisneros, quienes me extendieron una mano cuando estaba en Estados Unidos. Fue una convivencia muy bonita, no viví con ellos, pero cuando ya estaban por acá (Ecuador), como tenían un departamento en Boulder me ayudaban para yo quedarme ahí. Claro, yo me quedaba con familia, siempre iba allá y eso me ayudó a desenvolverme solo, a aprender el idioma ¿quién no iba a querer estar cerca de un personaje como él? En Boulder, viví cerca de 22 años. Ahora nos mudamos a Virginia por los estudios y el trabajo de mi señora.

¿En cuáles justas consiguió las marcas nacionales de 1.500 y 5.000 metros?

El de los 1.500 metros en un Grand Prix Internacional en Västerås (Suecia), realmente no me lo esperaba, pero cada vez que me presentaba batía récords. En casi 2 meses hice como 4 veces el récord nacional de los 1.500. El de los 5.000 metros lo impuse en Victoria (Canadá). Como 1992 era un año olímpico, todos necesitábamos marcas para ir a las Olimpiadas de Barcelona.

¿Qué es lo más injusto que le pasó durante su carrera deportiva?

Quedar marginado en un gran momento de mi carrera. Estuve en Suecia por varios meses e hice la marca para los 5.000 metros de los Juegos Olímpicos, lamentablemente Jacobo Bucaram, presidente de la Federación Ecuatoriana de Atletismo (FEA), me sacó del equipo, me discriminó y me dejó fuera de las Olimpiadas de Barcelona. Esto ocurrió porque no acepté la invitación al Campeonato Mundial de Atletismo de Tokio en 1991. No fui porque, como estuve haciendo competencias de calle, no me sentía en excelentes condiciones; yo participaba en esos torneos porque con el dinero que ganaba en ellos mantenía a mi familia; estando fuera del país a mí nadie me ayudaba.

¿Así de drástico fue?

Él se tomó eso a pecho diciendo que yo no participo por la FEA, me dejó fuera de las Olimpiadas después de haber conseguido la marca y llevó a gente de menor nivel, con marcas inferiores a las mías. No se puede dejar a un atleta de 23 años fuera de una olimpiada, si bien son pocos los que ganan medallas, para un deportista es importante probarse en los Juegos Olímpicos.

¿Cuáles atletas ecuatorianos estuvieron en los Juegos Olímpicos de 1992?

Rolando Vera, que participó en los 10.000 metros, y se lo incluyó a Roberto Punina, buen muchacho, buen corredor, pero no era la persona ideal para estar en esa olimpiada, pues no tenía las marcas que yo tenía para los 5.000 metros.

¿En el ámbito internacional tuvo rivalidad con algún deportista foráneo?

¡Con bastantes! México, por ejemplo, tenía un grupo muy grande y estaba en todo, es por eso que ahora hay tanta crítica a la Federación Mexicana de Atletismo, porque después de contar con la mejor generación, en la actualidad carecen de corredores de ese nivel. Nuestra rivalidad era sana, nos llevábamos muy bien. Recuerdo que estuvimos con Rolando Vera en un Grand Prix en Montreal (Canadá), buscábamos las marcas para el Mundial de 1995 en Gotemburgo (Suecia) y para las Olimpiadas de Atlanta en 1996. Había siquiera unos 20 corredores mexicanos ahí, los rivales más duros eran ellos y los africanos. Yo estaba en excelentes condiciones y empezamos a llevar el ritmo de la carrera con el amigo mexicano Jorge Márquez, es así como conseguí el récord nacional de los 10.000 metros y gané la prueba, Márquez quedó segundo; Rolando, si no me equivoco, quedó octavo. Para mí fue un logro muy grande quitarle un récord a Rolando Vera con 27m47s.

¿Admiraba a alguno de estos atletas mexicanos?

A Arturo Barrios, que consiguió el récord mundial de los 10.000 metros en 1989; era el hombre imbatible, un mexicano que se fajaba con los africanos y no se dejaba, era un corredor tan fuerte, tan potente, por eso está bien sembrado en la historia del atletismo mexicano, es un referente internacional.

¿Los fondistas nacionales de la actualidad tienen más apoyo económico que los de antes?

Obviamente, el apoyo que ellos tienen ahora es increíble, lo que no gozamos nosotros. Por cierto tiempo yo fui patrocinado por el Banco Pichincha y me siento muy agradecido porque, de cierta manera, eso me ayudó a despegar y empezar. Lamentablemente, no me siguieron apoyando, no me aprovecharon cuando ya fui un atleta de fama, en 1992 se suspendió el auspicio y tuve que defenderme solo.

¿A qué se debe entonces que, pese recibir más recursos, no hay un exponente que rompa su récord nacional en maratón (2h09m49c); estamos a dos meses de que se cumplan 20 años de aquella marca?

Hay diferentes puntos en ese aspecto. Los atletas actuales se dedican más a competencias locales, excepto Byron Piedra, quien ha gozado y sigue gozando de los beneficios de la FEA; debe ser, creo yo, el atleta que más gana aquí en el país, y se lo merece al ser un corredor extraordinario. Yo lo llamo un corredor completo, porque viene arrasando con todos los récords, desde el de 800 metros, hasta el de 10.000 metros. Es un atleta súper bueno y es el único con el que contamos a nivel internacional; nos ha representado con buenas ubicaciones. A partir de ahí, con los demás, no pasa nada, tienen nivel para las carreras locales y eso cuando no haya atletas de mejores condiciones, porque acá vienen corredores de mejor nivel y no les dejan triunfar ni siquiera en la Quito Últimas Noticias, que en la actualidad les resulta difícil ganar a los nuestros; ahí se da cuenta uno del nivel que al momento tienen los fondistas ecuatorianos.

Byron tiene todos los récords que usted tuvo ¿Esto se debe también a que ha contado con mayor tranquilidad para sacar adelante su carrera deportiva?

Es un atleta muy fuerte, sabe hacer muy bien las cosas, y claro, se dedicó más a la pista y tuvo mucho apoyo, lo que no sucedió conmigo. Yo tenía que sacar de mi bolsillo para ir a Europa, a Estados Unidos, buscar los fondos, es una diferencia muy grande la que hoy existe. A eso se suma la marginación que me hicieron por varios años, a partir de 1992, cuando protestamos con mi representante Fabián López, que en paz descanse, un hombre que me respaldaba mucho. Gracias a Sabino Hernández, quien estuvo al frente del Comité Olímpico Ecuatoriano (COE), se me incluyó para los Juegos Olímpicos de 1996, pues ya no había excusa, con 27m47s yo ya tenía la marca para ir a Atlanta. Ya hubiese sido el colmo que me dejen fuera otra vez. Felicito a la gente nueva que esta en la FEA, tiene que velar por los derechos de los deportistas, no buscar el beneficio personal.

¿Es cierto todo el maltrato del que se quejan los deportistas de antaño por parte de los dirigentes?

Esa fue la realidad, recuerdo que en algún momento nos tuvieron en un aeropuerto como 8 o 9 horas, sabiendo que íbamos a un torneo regional. Para ir a ciertas competencias se limitaban demasiado en gastar, esa fue otra bronca porque fuimos al Mundial de Atletismo en Suecia y la FEA nos dio un cuartito a Rolando y a mí, con dos camas pequeñas para que nos acomodemos. Los deportistas no necesitamos lujos pero sí comodidad, respeto. Siempre se limitaban a amontonarnos como hormigas. A mí no me gusta compartir la habitación, porque cada quien tiene sus hábitos para dormir, necesita privacidad. No se consideraba el tiempo de adaptación, cuando se vuela a Europa, por ejemplo, se necesita llegar con unos 5 días de antelación para adaptarse al cambio de horario, o muchas veces se pasaba demasiado tiempo en un aeropuerto por el pésimo manejo de los dirigentes en la revisión de los itinerarios de vuelo.

¿Cómo comenzó su carrera deportiva?

Empecé a los 13 años; gané una carrera que organizaba la Dinader a nivel nacional en todas las escuelas; participaba en competencias pequeñas de atletismo y ganaba con facilidad. Pero fue mi hermana Vilma Guerra, mayor con un año para mí, quien dio la primera pauta al ser campeona intercolegial de la provincia. Mamá me exigía que la acompañe a entrenar, Vilma ya era campeona nacional de los 1.500 metros y 3.000 metros y con eso integró la selección de Ecuador que estuvo en los Juegos Bolivarianos de 1985. Como practicábamos solos, corríamos 20 kilómetros diarios hacia y de vuelta de San Gabriel a La Paz. ¡Una locura haber recorrido eso a esa edad!

¿Quiénes más de su familia fueron deportistas?

Mi hermana Lilian, quien también está radicada en Estados Unidos, fue campeona nacional de 800, 1.500 metros en representación de Pichincha; Vladimir, que estuvo en varios campeonatos mundiales de cross country, en campeonatos bolivarianos y quedó en segundo lugar en la Quito Últimas Noticias en 1998, cuando llegó atrás mío. Y mi madre, María Teresa Burbano, a la que le gustó correr a partir de 1994 cuando tuvo un percance con unos policías, quienes no la dejaron ingresar al estadio Olímpico Atahualpa. Ella quería entrar a la pista para abrazarme y felicitarme, entonces decidió que en adelante sería una atleta más para estar adentro con sus hijos. Y a mamá no le ha ido mal, en 2013 ganó en Porto Alegre (Brasil), la medalla de oro en los 5.000 metros del Mundial Máster de Atletismo, en ese entonces tenía 77 años.

¿Cómo fue su infancia?

Fui el típico niño que le gustaba patear la pelota, correr en los coches de madera, siempre estuve muy activo. A mí me apasionaba la bicicleta, nunca tuve una, me gustaban las Chopper, pero como mis padres no tenían para comprarme una solía alquilarla, costaba 5 sucres la media hora. La verdad es que era muy inquieto, siempre recibía las palizas de mi madre porque me escapaba a la piscina, a jugar fútbol y regresaba tarde.

¿Trabajó cuando era niño?

Para mi papá y mis abuelos la fuente de ingreso era la agricultura, luego mi papá fue conserje en varias escuelas, es así como nosotros vivíamos en escuelas, nunca tuvimos una casa en San Gabriel. Éramos 11 hermanos, hace un año y medio falleció Luis Hernán a los 53. años. Nosotros teníamos que ayudar en la limpieza de las aulas; nos tocaba 10, 15 aulas... de esa tarea nos encargábamos con mis hermanos Vilma, Cecilia y Milton. En San Gabriel nos tocó subsistir así, y ya en la adolescencia, cuando vinimos a Quito, también. Por eso era mi necesidad de competir y juntar dinero, siempre soñé con darle una casa a mi familia. Gracias a Dios ya cumplimos esa aspiración.

¿Silvio Guerra solo es bueno para el deporte?

Siempre me gustó el baile, cuando tenía 7 años, mi papá, Raúl Germán Guerra, tocaba la guitarra con algunos amigos y a Vilma y a mí nos daban caramelos si es que bailábamos. Hace algunos años integré en Boulder un grupo de baile, me agrada la salsa. Hacíamos presentaciones en escuelas, bibliotecas... También me gusta cocinar, sobre todo platos con mariscos.

¿Es de izquierda, de derecha, le gusta la política?

Soy zurdo (risas); me gusta el pensamiento de izquierda, la música protesta pero difiero con algunos procedimientos de los políticos de izquierda. Me han ofrecido cargos, no los he aceptado porque para eso hay que estar preparado y no quiero arruinar el buen recuerdo que tienen de mí a través de mi carrera deportiva.

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Datos

- Silvio Guerra nació en San Gabriel (Carchi), el 18 de septiembre de 1968.  Su carrera universitaria está relacionada a los negocios, psicología y la comunicación.

- Su mujer es la estadounidense Melyssa Mooney, sus hijos Chasqui Cariel (14 años) e Inti Zuleyma (10 años).

- Trabaja como entrenador en un colegio de Virginia y es dueño de la empresa Silvio Guerra Sports. 

- Durante su faceta como atleta corrió en 37 maratones y un promedio de 20 carreras por año.

- El carchense ahora es triatlonista. Como atleta su récord nacional es de 2h09m49s. El mejor tiempo de Byron Piedra es de 2h14m12s. (I)

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