La segunda edición de la muestra La Fractura del Siglo busca, a través del cine, hacer más claro el camino del horror. “El cine es más abierto, más plural, mas democrático, hay muchos puntos de vista para contar historias”, dice la artista Sara Roitman, quien es la artífice de esta iniciativa. En la muestra se proyectarán 10 películas que narran desde diferentes lenguajes y temáticas el Holocausto.

Cada 27 de enero se recuerda el Día en Memoria de las Víctimas del Holocausto. La fecha fue establecida por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 2005 para recordar el día en que el complejo de campos de concentración y exterminio de Auschwitz fue liberado por el ejército soviético, en 1945. Y, como aporte a este ejercicio de la memoria, el anterior martes, con sala llena, se inauguró en el Ochoymedio La Fractura del Siglo, con la proyección de la película El hijo de Saúl, de László Nemes.

El filme narra, mediante una cámara omnipresente, el periplo que hace un Sonderkommando (comando especial) cuando se hace cargo de una de las víctimas de los campos de concentración Auschwitz-Birkenau. El protagonista, Saúl Ausländer, cargará durante la cinta el cuerpo de un niño muerto para darle santa sepultura. En ese gesto, Saúl pone en equivalencia el valor de la vida: todos los cuerpos importan. La película volverá a proyectarse este sábado, a las 18:30, seguido de una lección de cine a cargo de Marcela Ribadeneria.

“El hijo de Saúl marca un hito en la manera, jamás antes vista, de representar el Holocausto. Incluso, el filósofo Georges Didi-Huberman envió una carta al director en la que le decía que El hijo de Saúl nos lleva a una especie de luz. Didi-Huberman tiene esta idea de que en el mundo actual, que es oscuro, el arte, el cine son como pequeños destellos de luz en las tinieblas, son como luciérnagas. Él plantea este filme no como una respuesta final, sino una salida, una propuesta de luz, un camino hacia el entendimiento de una problemática”, dice Tomás Astudillo, miembro de la distribuidora Vaivem, encargada de seleccionar las películas de la muestra que termina este domingo con la proyección de Hanna Arendt (16:00); El hijo de Saúl (17:00); Voyages (18:15); Les Survivants (19:00); y Sophie Scholl: Los últimos días (20:00).

Nombrar lo que asusta. Representar la ausencia. Darle cuerpo a las cenizas. Las películas que se proyectan en La Fractura del Siglo, ya sea desde lo documental o la ficción, proponen una ética para entender la tragedia humana. Una ética que toma distancia del morbo con el que se ha solido retratar el Holocausto. Una ética que se aleja de los típicos filmes de Hollywood sobre el tema, en los que la espectacularización del dolor es el único camino para generar empatía.

Una de las joyas de esta edición fue la proyección, el anterior jueves, de Mr Gaga, de Tomer Heymann, que aborda la carrera de Ohad Naharin, el director artístico de la Compañía de Danza Batsheva, uno de los bailarines israelíes más destacados del mundo y el creador del método Gaga. La cinta arranca con Naharin en una sala de ensayo, mientras dirige a una de sus alumnas que está representando desde su cuerpo a una cascada. Le pide, le insiste, que sienta la caída del agua en su carne. No hay nada más real que los golpes contra el cuerpo, la caída contra el suelo, la materialidad del dolor. La película es un alegato contra la guerra, contra los métodos, con el ordenamiento, contra lo “macho”. “La danza es lo contrario de lo macho, trasciende los géneros”, dice Naharim, cuyos movimientos a lo largo de la cinta son la muestra de que si hay un único lenguaje universal es aquel que sale desde el cuerpo. (I)

Datos:

El ciclo de cine La Fractura del Siglo fue realizado gracias a donaciones, especialmente de Harry Rosenberg, sobreviviente del Holocausto, y de miembros de la comunidad judía residentes en Ecuador. También tiene el auspicio de la empresa Uribe-Schwarzkopf, cuya familia padeció esta tragedia, así como de la embajada de Israel y otras instituciones.

El Ochoymedio, por segundo año consecutivo, acoge esta muestra.