Olmedo Quimbita repasa sus 30 años de trabajo
Una muestra retrospectiva con 40 obras del artista plástico Olmedo Quimbita se presentará en la sala Eduardo Kingman de la Casa de Cultura Ecuatoriana (CCE), hasta el próximo 16 de abril.
Esta exposición se realiza para conmemorar los 30 años de trabajo plástico de este artista de origen latacungueño, que actualmente reside entre Guayaquil y Olón, donde tiene un hotel y galería.
“El artista sigue siendo el mismo, en estos 30 años la misma energía que tenía desde que empecé a pintar no se ha alterado. Ese niño que pintó a los 7 años su primer cuadro continúa pintando ahora. Aquel niño-pintor sigue vigente, juega con líneas, colores”, dice Quimbita, para quien explorar el simbolismo latinoamericano es su mayor interés.
La propuesta conceptual de Quimbita gira en torno a temáticas de la realidad latinoamericana con representaciones sobre la maternidad, los gallos, los gatos, la Venus de Valdivia, paisajes costeros, la niñez y las procesiones. Además, ofrece obras que hablan sobre los juegos infantiles y el mestizaje.
“Alguna vez pinté el encuentro entre los dos mundos, América y Europa. Ahora no hago eso, ahora pinto la niñez”, cuenta el artista, cuyas escenas y personajes se caracterizan por ser geométricos, representar todos los estados del individuo y, también, por usar colores de diversas gamas. Incluso, hay cuadros que dialogan con el cubismo.
Olmedo Quimbita ha expuesto su obra en Venezuela, Colombia, Paraguay, Brasil, Costa Rica, República Dominicana, Estados Unidos, Israel y Egipto. Además, en Australia, Jordania, México, Inglaterra, Rusia, Francia, Hungría, Bolivia, República Checa, Chile, Guatemala, Panamá, España, Austria.
Desde los inicios de Quimbita, el artista ha explorado la relación entre el ser humano y la naturaleza, dialogando con conceptos místicos y profundizando en las emociones. Por ejemplo, ahora, al artista le interesa reflexionar sobre la paternidad, luego del nacimiento de su primera hija.
Profesionalmente formado en la Universidad Central de Ecuador, sus primeros cuadros los pintó en Caracas.
“Se mueve en una dimensión plástica de armonías de luz y de color; cada obra salida de sus sensibles manos es una auténtica sinfonía pictórica, un verdadero festival para los ojos. En meditación contemplativa sus criaturas parecen inquirir sobre los arcanos de lo eterno”, dijo el crítico Armando Anguiano. (I)