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Mercury, la leyenda, salva a la reina con música

Lo primero que se trabajó para este montaje fue la música. Gabriel Cañas, además de estudiar los gestos del músico, recibió clases de canto y se puso una prótesis.
Lo primero que se trabajó para este montaje fue la música. Gabriel Cañas, además de estudiar los gestos del músico, recibió clases de canto y se puso una prótesis.
Foto: Lylibeth Coloma / El Telégrafo
23 de noviembre de 2018 - 00:00 - Redacción Cultura

En Mercury, la leyenda, Freddie, el vocalista de la banda británica Queen, recibe una llamada de su doctor que lo convulsiona. Bota a todos de casa y aunque, finalmente, le pide a una de sus amigas que no se vaya, ella presume la noticia detrás de la línea y lo deja solo, no quiere que se le acerque.

El público debe asumir que en ese momento una de las mayores leyendas del rock se entera de que estaba contagiado de VIH, que a inicios de los 90, cuando no había tratamientos específicos, era como recibir una “sentencia de muerte”, de la que nadie hablaba, como suele ocurrir con las masacres mundiales.  

El actor chileno Gabriel Cañas, quien protagoniza a Mercury en esta obra estudió durante dos años cada uno de sus movimientos a través de conciertos, entrevistas y libros. Recibió clases de canto con Annie Murath y se puso una prótesis dental que le da los cuatro dientes de más que tenía Mercury y con ello, algo del secreto de su voz, un seseo particular.  

Durante cuatro años ha interpretado al músico. Cuando recibe la noticia de muerte en escena recurre a nostalgias personales. Los primeros tres meses le funcionó una sola idea, los siguientes tuvo que buscar cosas que podría perder o simplemente trabajar con la respiración agitada, no pensar en nada, suponer miedo, angustia.

Es un caos de emociones. Varía mucho la técnica, lo que no debe variar es el rigor y la crueldad actoral de someterse a ese momento, por el camino que sea siempre me someto a sufrir”, dice Cañas.

Esta obra que aborda aquel episodio dramático de Mercury y los días previos al concierto de Wembley es un montaje de la productora chilena Cultura Capital. Se estrenó este jueves 22 de noviembre por primera vez fuera de Chile, en la sala principal del Teatro Sánchez Aguilar y tendrá funciones hasta el domingo 25 de noviembre.  

Cañas supera el pánico escénico de ser una estrella de rock con la seguridad de que sabe tanto de Freddie que es él. Siento que “él está ahí, acompañándome”, dice.

Nathalia Grez nunca había dirigido un musical. Cuando al productor de Cultura Capital, Francisco Olavarría, se le ocurrió montar en el teatro un musical sobre Mercury, como ya lo habían hecho con Piaf y Paul y John, una historia de The Beatles, solo quería que fuera emocionante y hablar del sida como no se hablaba del tema en la época en la que murió Mercury y aún hoy.

“Hubo un momento en Chile que bajaron los índices, con tratamiento y educación, ahora se han disparado y son temas que todos debemos construir. Mercury fue un ser humano frágil y delicado, aunque era un genio. La gente que aspira al poder lo hace a través del miedo, de no decir las cosas por su nombre, es un elemento fundamental para no reconocernos, mantenernos como iguales, pintarnos como gente que sonríe siempre, cuando somos diferentes y en eso está lo lindo”, dice Grez.

Lo primero que trabajó para este montaje fue la banda sonora. Creía que debía sonar a Queen. Luego desarrolló el universo de Mercury junto con el dramaturgo Fernando Guzzoni.

Para María Gracia Omegna, quien interpreta a Mary Austin, esta obra es un cúmulo de emociones, “es pura entretención, tiene un poco de todos los aliños: música en vivo, momentos para reír, cantar y llorar”.

Grez cree que si Mercury estuviera vivo lideraría las luchas que hoy llevan tantos músicos como él, “intentando abrirnos los ojos y el alma”. (I)

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