Desde el viernes pasado, la película Mono con gallinas, dirigida por el realizador quiteño Alfredo León León, se encuentra en cartelera en las salas de cine comercial en Guayaqui, Quito y Cuenca.     

La película, basada en hechos de la vida real, narra la captura de un soldado ecuatoriano durante la guerra que libró el país contra Perú en 1941, y que finalizó con la firma del Protocolo de Río de Janeiro, el 29 de enero de 1942.

León, el director, tomó la historia de un personaje que aún vive para crear una ficción a partir de sus vivencias en el conflicto de 1941.

El actor René Pastor, quien interpreta el rol protagónico, hace de Jorge León Chávez, el tío abuelo del director que a los 18 años servía al Ejército y fue al frente de batalla.

En medio de escaramuzas y enfrentamientos, Jorge es tomado prisionero y llevado a un cuartel peruano, donde se convierte en un mono rodeado de gallinas, como la idiosincrasia popular en el Ecuador y en Perú ha dado por denominar a los habitantes de estos dos países.

Locaciones

Al tratarse de una película de época, la ambientación supuso un reto que está relatado en el canal de Youtube MonoConGallinas.

Por su arquitectura, el colegio San Gabriel sirvió como el instituto al que asistía el protagonista antes de enlistarse en el ejército.

Al ser un filme de época, conseguir las locaciones y lograr la ambientación supuso un retoPero las cosas se complicaron con la estación del ferrocarril (donde el tren debía aparecer entero y en movimiento) y con la llegada a la selva de la provincia de Napo.

El problema con las locaciones en la selva no era la estética, sino llegar, establecerse y montar un set cinematográfico para grabar.

El ejército ecuatoriano ayudó con la logística y prestó las armas de la época que aparecen en el filme, además de brindar ideas sobre cómo es la vida de un militar en la selva. La colaboración se produjo “a pesar de que la película muestra el momento más bajo de la historia de las Fuerzas Armadas”, dice el director.

Reacciones

El domingo, la función de las 15:25 en Cinemark de Mall del Sol llenó la sala, y varias fueron las impresiones de quienes salían de ver la película.

Érika Rodríguez, de 20 años, contó que pese a que  la película le pareció muy buena, y disfrutó de la trama, “al final le faltó un poco... algo de emoción”. Según esta espectadora, el cierre de la historia, al que se llega una vez que finaliza el conflicto, “fue un poco cortante”.

Carolina Suárez (25 años) también se refirió al final de la película, y contó que, según su apreciación, le pareció el de una producción que tendría una segunda parte.

La cinta ahonda en la relación de Jorge León con tres personajes del ejército peruano, sus captoresPero Suárez también dijo que disfrutó de la trama, que no está enfocada en los hechos históricos sino que los utiliza como pretexto para “fijarse en la historia de un prisionero que sobrevive”. Además recalcó que hay una historia de cordialidad entre el prisionero y sus captores, “a pesar de ser de países enemigos en guerra”.

El filme ahonda sobre todo en la relación que establece Jorge León con tres personajes del ejército peruano en particular: el teniente Ponce (Bruno Odar), el suboficial Mario Torres y la enfermera Dolores (Melania Urbina), con quien mantiene un amorío.

Ramiro Tigua (22) salió contento con la calidad de la grabación y de los efectos especiales de Mono con Gallinas, a la que llamó “una producción ecuatoriana bien hecha”.

Mientras, Pedro Plúas (72) manifestó que era “penoso ver las condiciones militares en las que estaba el país en aquella ocasión”.

Germán Lozado (25) contó que “hasta lágrimas se me salieron”, en una película que “no muestra el contexto histórico de la guerra, pero sí cómo se vive en la guerra”. Además, opinó que “el cine en Ecuador avanza a pasos agigantados”,

Eso, mientras en carteleras se exhiben dos producciones nacionales, pues Mono con gallinas se suma a La muerte de Jaime Roldós,que se exhibe desde el 23 de agosto.