Los talentos que preservan el amorfino en Manabí
La historia contada a través de versos, cantos, contrapuntos y amorfinos no muere, más bien se fortalece en Manabí. El primer concurso provincial de amorfinos que se desarrolló en la Casa de la Cultura Ecuatoriana (CCE) núcleo Manabí, se ha convertido en el evento clave para ir en la búsqueda de los nuevos exponentes de esta manifestación cultural.
El pasado 5 de diciembre, el espacio central de la CCE-Manabí se llenó por completo. Estudiantes, maestros, padres de familia, autoridades y gestores culturales se congregaron para escuchar a los 52 participantes que clasificaron a la final tras una ronda clasificatoria. Raimundo Zambrano y Britny Mora fueron los organizadores. Tuvieron el apoyo de la Universidad Laica Eloy Alfaro de Manabí (Uleam), CCE-Manabí y la Coordinación Zonal 4 de Educación de Manabí y la empresa Ediasa.
El patrocinador fue Almacenes Tía.
Los jóvenes estudiantes que representaron a 12 establecimientos educativos de similar número de cantones, participaron en las categorías amorfino individual, canto de amorfinos y contrapuntos.
Los estudiantes realizan los últimos ensayos mientras esperan por su turno para salir a mostrar sus habilidades.
La gestora cultural Britny, animó el evento como “Florcita”. Mientras que el dúo de maestros de ceremonia lo completó Raimundo Zambrano con su célebre personaje “Don Pascual”.
“Saludarlos está demás y lo hago en esta ocasión por mi linda capital, que entrega su corazón a todos ustedes, bienvenidos”.
Con ese verso, sin mayor esfuerzo, se inició Dylan Álava, estudiante de la Unidad Educativa Portoviejo, su participación en la categoría de amorfino individual.
Un tanto seguro al principio de su intervención y vestido con un traje azul marino impecable, Dylan prosiguió: “Dicen que el ají chivato pica más que la pimienta, más pica una mala lengua que sin preguntarle cuenta”.
Así uno por uno salieron al escenario. Los nervios juegan en contra y eso lo saben Cintya Muñoz, del cantón Tosagua. Detrás del telón, no deja de repasar sus amorfinos y mientras lo hace susurra: “Parece que no se memorizaron bien, nosotros trabajamos dos meses, muy fuerte”.
Y la recompensa a sus esfuerzo quedó en evidencia cuando al final de la jornada los jueces le dieron el tercer puesto en la categoría individual.
La pincelada de picardía manabita llegó con los amorfinos en contrapuntos y además con los versos cantados.
Para Xavier Valencia, director zonal de la Secretaría de Educación Superior, Ciencia, Tecnología e Innovación (Senescyt), involucrar a los jóvenes manabitas en el marco de la difusión cultural es muy acertado.
Ellos ponen en escena los amorfinos con la alegría del campesino y su cotidianidad. Es algo mítico. (I)