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El Telégrafo
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16 jóvenes, entre refugiados y guayaquileños, conforman la agrupación

La Orquesta colombo-ecuatoriana, en evolución

Los jóvenes músicos ensayan en un pequeño espacio en el centro de Guayaquil. Foto: Eduardo Escobar / El Telégrafo
Los jóvenes músicos ensayan en un pequeño espacio en el centro de Guayaquil. Foto: Eduardo Escobar / El Telégrafo
24 de marzo de 2015 - 00:00 - Redacción Cultura

Jairo Varela, el fundador del enigmático Grupo Niche, decía desde su residencia en Miami, en una entrevista, lo duro que le parecía vivir fuera de Colombia, principalmente porque quienes cargan con esa nacionalidad tienen muy arraigado ese terruño. “Nos llena de nostalgia y los recuerdos son constantes, y uno se está yendo y está pensando en el momento en que regresa (...) las personas que por una u otra razón tienen que emigrar con ese corazón herido por no tener lo de uno, la comida, los amigos, el ambiente, la lluvia y demás y por eso uno vive con el alma en desorden queriendo regresar”.

La Orquesta colombo-ecuatoriana de la salsa nace de la nostalgia. La música de origen afrocubano despertó el interés de un grupo de refugiados colombianos que viven en Guayaquil -en algunos casos aún están tramitando sus documentos- y de algunos guayaquileños que vienen experimentando en este género. Todos ven en la salsa una forma de vida y un lugar en el que no caben distinciones.

En 2014 inició un proceso de formación musical y de otras ramas artísticas, en Guayaquil, por medio del Comité Permanente de Derechos Humanos (CDH), entre los que se destacaba la Orquesta colombo-ecuatoriano de la salsa. A través del Comité, 16 jóvenes interesados en darle continuidad a este proyecto recibieron un financiamiento del programa de la Unión Europea y el fondo ‘Children of Peace’, ejecutado por la Agencia de la ONU para los refugiados (ACNUR). Con este dinero adquieren los instrumentos que hoy permiten la sonoridad de sus primeros temas propios.

Varios de ellos aprenden constantemente la interpretación de los instrumentos que necesitan.Máximo Valverde se inició en la percusión desde pequeño, por influencia de La Fania All-Star y Héctor Lavoe; ha sido instrumentista de grupos como ‘Macoya’, de Shuber Ganchozo, y tiene una licenciatura en Artes. Lady es desde hace poco la saxofonista de la orquesta, con un trabajo que venía desarrollando en Pereira, su natal Colombia. Vicente Soriano es quien armoniza la música y Jason, quien la masteriza.

En un inicio ensayaban en uno de los espacios juveniles manejados por el Ministerio de Inclusión Económica y Social (MIES). A pesar de que se habían identificado con este lugar, una vez que cambia la política pública respecto a estos espacios se cierra el convenio. La Orquesta colombo-ecuatoriana de la salsa tuvo que autofinanciar un pequeño cuarto en el sur de Guayaquil, en el que ni la sonoridad ni las comodidades para hacer música son iguales. Pero con tal de continuar con el proyecto, ensayarían en la calle si fuera necesario.   

En junio concluye el proyecto del Comité Permanente de Derechos Humanos con la Orquesta. En ese momento, Máximo Valverde, quien ahora encabeza el proyecto, seguirá liderando parte de sus actividades pero la agrupación debe empezar a sustentarse sola. Lo que inició como un proyecto de ayuda social ve ahora el desafío de convertirse en una empresa musical.

Los primeros pasos para hacerlo han sido la composición de sus dos primeros sencillos:‘El son del refugiado’ y ‘Me enamoré’. A su repertorio se integran temas clásicos como ‘La vida es un carnaval’, de la cubana Celia Cruz.

Según Máximo Valverde, trabajar en una Orquesta de Salsa es muy complicado por la cantidad de instrumentos que deben ensamblarse en el sonido. En percusión se trabaja con congas, timbales, congo, güiros; en armonía está el piano, el bajo, vientos, trompetas el saxofón y 4 o 5 voces. Sin embargo, considera que están en un nivel musical muy bueno y la idea es precisamente avanzar a la categoría de orquestas enigmáticas como el Grupo Niche o Guayacán.

Lo mejor de la salsa ha sonado en orquestas. Lo constata la historia. Ismael Rivera, el ‘Sonero Mayor de Puerto Rico’, inició y fortaleció su carrera grabando temas como ‘El charlatán’ con la Orquesta Panamericana de Lito Peña y posteriormente con el Combo de Cortijo. Héctor Lavoe, uno de los músicos que la historia y sus leyendas personales ha engrandecido, tenía como uno de sus ídolos musicales a Rivera. Lavoe graba ‘El malo’, su primer disco con la orquesta de Willie Colón y entre 1967 y 1973 se convierte en su cantante.

Quienes integran la Orquesta colombo ecuatoriana de la salsa saben que no es fácil, pero tampoco es un proyecto a corto plazo.

DATOS

A Deniss, uno de los vocalistas principales del grupo, no le gusta la salsa. Su género de preferencia es la balada. Llegó a la agrupación por curiosidad.

Lady y Kelly se integraron recientemente a la agrupación. Lady estudió el saxofón en el Instituto de Cultura de Pereira. Kelly se desarrolló como corista en una Orquesta Sinfónica de Guayaquil.

La edad de los músicos que integran la agrupación está entre los 17 y 33 años. En sus inicios integraban la Orquesta niños de 10 y 17 años, principalmente en calidad de refugiados.

El video del ‘Son del refugiado’ se lanzó de forma oficial en redes sociales el pasado 17 de marzo y el 20, en el marco del Festival ‘Guayaquil diverso’, lo interpretaron por primera vez ante el público.

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