Camilo Restrepo Guzmán, presidente de la Sede Nacional de la Casa de la Cultura Ecuatoriana del período 2017-2021
“Abrimos puertas a los gestores culturales”
Para Camilo Restrepo, presidente de la Casa de la Cultura Ecuatoriana (CCE), es importante la institucionalidad lograda en su gestión desde 2017. También considera los avances de la estructura de la entidad y admite que cualquier desacuerdo con los núcleos provinciales se los ha tratado en la Ley. Restrepo explica sobre el plan Arte para Todos, y confiesa su anhelo de que su relevo pertenezca a una nueva generación.
Durante su gestión, ¿qué reestructuras ha hecho en la CCE?
Muchas. Por ejemplo, no contábamos con un manual de puestos para los funcionarios y sus perfiles. Ya lo tenemos, junto con un plan estratégico. También desarrollamos un proceso de digitalización de los documentos de la CCE. Eso era una necesidad.
¿Cómo define esta segunda etapa de su gestión, luego de la primera (1992-1996 )?
Ahora nos abrimos a nuevas realidades, de entender culturas urbanas, como el hip hop, y su filosofía junto con otras expresiones. Mi labor se ha enfocado en abrir las puertas a los gestores.
En el proyecto Arte para todos, ¿cómo trabajarán?
Es una iniciativa de la Presidencia de la República. Somos varias entidades: el Ministerio de Cultura, la CCE, la Orquesta Sinfónica Nacional y el Ministerio de Educación. La ejecución estará a cargo de los núcleos provinciales de la CCE.
¿Cómo será el proceso de las contrataciones?
Se abrirá una convocatoria a través del Ministerio de Trabajo (Socio Empleo), tanto para los gestores (productores) y los artistas. La convocatoria es solo para la preselección, pues la selección final la hará una comisión conformada por representantes de los núcleos, el ministerio y presidencia. Y la contratación con la CCE.
¿Cuánto es el presupuesto?
Un aproximado de $ 2’500.000 en 2019; luego será $ 6’000.000 en 2020, y la misma cantidad para 2021.
En el tema de presupuestos, ¿cómo están tratando los desacuerdos con los núcleos de Azuay, Tungurahua y Manabí?
Cuando asumí en 2017 expliqué la contradicción que existía entre la Ley de Cultura y su Reglamento en los presupuestos. Pero la Junta Plenaria de la CCE resolvió que se aplique la Ley. Lo hizo en 2017 y lo ratificó en 2019.
¿Cuál era esa contradicción?
Explico: los núcleos elaboran su proforma de presupuesto. Eso va al Ministerio de Finanzas, se analiza y remite a la Asamblea para su aprobación. Pero el Reglamento refiere que la sede nacional de la CCE no tiene presupuesto, sino costos. Y que los mismos deben ser cubiertos en partes iguales por los núcleos provinciales.
¿Eso genera un problema?
Es inaplicable, porque no todas las provincias son iguales, ni reciben la misma cantidad en sus presupuestos.
¿Y cómo se resolvió?
Sencillo, aplicando el artículo 425 de la Constitución, que establece que en caso de conflicto entre normas de distinta jerarquía, prevalece la Ley. Y se ratificó en las juntas plenarias por la mayoría de los núcleos.
Usted afirmó que no desea que la cultura sea la “Cenicienta del Estado”, pero si fuera la Caperucita Roja, ¿quién sería el lobo?
(Risas) Nuestra obligación es espantar a los fantasmas. Pero no creo que haya lobos, lo importante es fortalecer la institucionalidad. Y espero dejar un relevo generacional que se encuentre en sintonía con las diversas realidades culturales. (I)