MO producciones estrenará la obra en guayaquil el jueves 30 de julio
El tradicional cuento de Caperucita Roja siempre fue un espectáculo feroz
El tradicional cuento de ‘Caperucita Roja’ tal vez nunca fue para niños. Según el dramaturgo argentino Javier Daulte, en la primera versión, de Charles Perrault, se concibe el relato como un cuento didáctico.
En el cuento que muchos conocen una madre manda a su hija con provisiones para su abuela enferma, a pesar del peligro del bosque, entonces, se encuentra con el lobo que se ha comido a su abuela hasta que un cazador las ayuda y salva.
En la versión de Perrault la anécdota buscaba evitar que las niñas salieran solas al bosque por las violaciones que había. En el cuento original no hay ningún cazador que las salve. El lobo se come a la abuela, se disfraza y se come a Caperucita. No hay héroes. Solo peligro.
En la obra teatro ‘Caperucita, un espectáculo feroz’, su autor, Daulte parte de ese relato, que muchos conocen, del diálogo que percibe como universal, ese intercambio que todos pueden completar desde el papel del lobo y la niña indefensa en el bosque: “Qué ojos tan grandes que tienes”, dice Caperucita. La respuesta del imaginario colectivo es siempre: “Son para mirarte mejor”.
“Esa universalidad me llamó siempre la atención, ese mundo de mujeres sin hombres, en el que el único rol masculino está cumplido por una bestia, que es el lobo, me pareció sumamente interesante para indagar”, dice Daulte en una entrevista con este diario.
Desde esa curiosidad intentó actualizar la anécdota de Caperucita en medio del bosque, decidió poner a una mujer mayor en terapia intensiva en un hospital, la abuela. Su hija, la madre de Caperucita, está enferma y no puede ver a su madre morir, entonces manda a su hija.
“¿Por qué la manda si sabe de todos los peligros que hay en el bosque?”, se pregunta Daulte. “¿Por qué si la abuela está enferma, no va la madre a verla en vez de mandar a su hija”.
La muerte de la madre se ve como un hecho que no sabe cómo operar, es una cuestión intramitable y a partir de esa idea Daulte le da un protagonismo a la madre que en el cuento es secundario.
En una especie de respuesta a un acertijo heredado Daulte explica: “Son estas tres generaciones de mujeres sin hombres, que parecen madres solteras -tanto la abuela como la madre- y están lidiando con el desgarro que implica la muerte”.
El planteamiento del dramaturgo contagió a un grupo de actores guayaquileños que el 30 de julio estrenará en el MAAC, de Guayaquil, el thriller de horror psicológico.
Verónica Garcés, Martha Ontaneda, Montse Serra y Alejandro Fajardo interpretarán a las tres generaciones y la monstruosidad humana representada en el único rol masculino, el lobo.
La obra la trabaja MO Producciones teatrales, que este año cumple su décimo aniversario en este tipo de realizaciones. Logró financiarse con el Municipio de Guayaquil y otros aportes de la empresa privada.
El diseño lo trabajó la artista Larissa Marangoni. La dirección está a cargo de Carlos Icaza, rol que desempeña luego de haberse impresionado con la adaptación de Daulte.
“Todas las obras que he dirigido anteriormente eran las que había buscado. Acá Martha Ontaneda me buscó para dirigirla. Cuando la leí tuve un rechazo, porque es una obra muy cruda, en cuanto a su fondo. Yo busco siempre que haya algunas ventanas donde uno pueda respirar, que haya algún personaje que uno pueda vincularlo con la verdadera existencia del espíritu del ser humano. Esta obra no presenta soluciones a nada”, dice Icaza.
El director comenta que la obra presenta una familia inspirada en esta historia universal, en la que su dramaturgo, Javier Daulte, se enfoca en la soledad de Caperucita en el bosque, la madre sola en terapia intensiva y la madre sola también.
“Esta historia es bien diferente al cuento de niños que hemos leído todos”, dice Verónica Garcés, quien interpreta a Silvia, la Caperucita de esta historia.
“Este personaje es una hija del desamor. Silvia ha estado todo el tiempo siendo una víctima del desamparo, no ha tenido a nadie que la contenga temporalmente. La única persona que ha estado ahí siempre ha sido su abuela, que ahora está en terapia intensiva”, dice Garcés.
La obra se desarrolla en el momento que Caperucita está en una posición de extrema vulnerabilidad emocional, “además está decidiendo cambiar su vida en muchos aspectos. Quiere dejar el baile por lo de su abuela. Está saliendo de la adolescencia y entrando a la adultez. Está decepcionada y en ese momento aparece el lobo”, expresa la actriz.
La actriz Martha Ontaneda es la abuela de Caperucita en esta adaptación. Cree que esta versión de Caperucita Roja es la realidad, “desde lo infantil siempre fue así. Solo que cuando es para niños todo termina de forma maravillosa, todos los cuentos de niños son una tragedia y terminan felices. Esta es una caperucita citadina, en el bosque de la ciudad y sus peligros con una familia totalmente disfuncional: la madre borracha y promiscua y la abuela que no sabe quién es el padre”, dice Ontaneda. (I)