El arte en piedra se apodera de la capital
La noche se empezaba a teñir de un azul intenso, mientras el frío capitalino de a poco ganaba espacio entre el pequeño grupo que se congregaba en el área verde de la Casa de la Cultura Ecuatoriana (CCE) para dar por inaugurado el Tercer Simposio Internacional de Escultura en Mármol, evento organizado por la misma institución.
Raúl Pérez Torres, presidente de la CCE, fue quien inauguró de manera oficial este tercer encuentro de escultores, que reúne a reconocidas figuras del arte ecuatoriano, tales como Carlos Pozo, Elena García, Antonio Cauja, Luis Viracocha, Milton Estrella y Eddie Crespo. También participan maestros de países del cono sur como: Héctor Gaspar Welschen, de Argentina; José Miguel Cárcamo, de Chile y Howard Taikeff, de EE.UU.
Durante su intervención, Torres agradeció públicamente a los artistas nacionales y extranjeros por su colaboración en este evento que se proyecta como una de las “más brillantes ideas” ejecutadas por una colectividad que piensa en la necesidad de construir la memoria histórica de su gente a través del arte “como una expresión que incentiva la decolonización del pensamiento”.
“Este evento ha convocado en sus dos ediciones previas, realizadas en el cantón Mejía, en 2010 y 2011, bajo la coordinación de la Extensión de la CCE local, a los mejores artistas plásticos de nuestro país y países hermanos, para que nos den un mensaje de solidaridad y amor”, agregó el presidente de la CCE.
Además, elogió la constancia del coordinador artístico del evento, Hugo Proaño, y añadió: “Esa actitud ha permitido que cada uno de nosotros ponga la vehemencia y el espíritu obsesivo con el que se manejan las artes”.
Bajo el eslogan “La Casa eScultura”, cada uno de los artistas invitados trabajará en un bloque de piedra y sobre una temática libre, hasta lograr una obra artística. En inicio se había planificado que el material de trabajo fuese mármol, pero debido a problemas de logística se cambió por piezas gigantescas de piedra que servirán de lienzo para esculpir una serie de obras cuyos temas aún están en la mente de los artistas.
Las esculturas que surjan de este trabajo, que será llevado a cabo diariamente durante casi diez días, quedarán como patrimonio de la Casa de la Cultura Ecuatoriana, que en un futuro próximo planea instituir una bienal de escultura en el país, y de esta manera sacar el arte de los museos y lugares privilegiados para hacerlo más accesible a la ciudadanía e incluirlo como una forma diferente de leer el mundo y la realidad social.
El coordinador del simposio, Hugo Proaño, fue invitado también al escenario, un tanto improvisado en el área verde cerca del ágora de la CCE, para hacer el agradecimiento oficial a las instituciones públicas estatales que auspiciaron y permitieron la realización del simposio.
Proaño mencionó durante su entrecortada intervención a la compañía minera CECAL, que es concesionaria del área minera Mocoral, en la que se realiza la explotación de roca caliza para la industrialización de carbonato de calcio.
La mina de la que se obtuvieron las piezas donadas está ubicada en la provincia de Imbabura, cantón Otavalo, parroquia Selva Alegre.
Elena García Moreno, escultora invitada al simposio, explica que su acercamiento al arte y especialmente a la escultura se dio cuando ella era muy pequeña y solía jugar con elementos que se prestaban para la creación de diversas formas, uno de esos elementos iniciales para ella fue la plastilina, y al crecer descubrió un gusto por el arte.
Fue por ello que estudió en diversos colegios de arte de la capital, entre ellos el Colegio de Artes de la U. Central del Ecuador, el colegio Daniel Reyes, así como en el Bernardo de Legarda, donde se acercó mucho a la imaginería colonial.
Luego, de manera autodidáctica, se adentró en el territorio de la escultura monumental, así como arte precolombino, que es una de sus mayores pasiones, según afirma la artista ecuatoriana que actualmente reside en Alemania, país en el que ha logrado montar un estudio de arte así como un atelier en el que comparte sus actividades escultóricas con talleres y clases especiales sobre arte precolombino a una diversidad de estudiantes alemanes.
Para García, el arte es una de las actividades humanas que posibilita compartir con la comunidad y aprender mucho de ella.
La velada contrastó con la sutil presentación de un grupo de bailarines adjuntos a la Casa de la Cultura Ecuatoriana, en cuyos movimientos dejaron ver una parte de la danza tradicional de la provincia de Imbabura, la belleza de las y los jóvenes fue el centro de atención para los asistentes nacionales y extranjeros que degustaron de típicas melodías andinas.
La Gran Banda Amiga (de pueblo), integrada por varios niños, jóvenes y adolescentes, fue otro de los atractivos que dio ritmo a la fría noche quiteña, que invitó al público asistente a degustar de unos canelazos, cuyo fuerte aroma a naranjilla y canela embriagó a más de uno.
El Conjunto de Cámara de la CCE deleitó al público con varias piezas, como pasillos, sanjuanitos, pasacalles y otros ritmos más contemporáneos que conllevan a generar un vínculo entre el público diverso que se dio cita a la velada artística.
