Veinte mil copias de las películas Dos para el camino (Jaime Cuesta y Alfonso Naranjo, 1980), La Tigra (Camilo Luzuriaga, 1990), Ratas, ratones y rateros (Sebastián Cordero, 1999) y Fuera de juego (Víctor Arregui, 2002) se distribuyen por el país desde el último jueves. Esa noche, en la plataforma del Museo Antropológico y de Arte Contemporáneo-Maac del Centro Cultural Libertador Simón Bolívar, en el marco de la Feria Internacional del Libro, Guayaquil 2011, la mesa directiva presidida por el director Ejecutivo del Consejo Nacional de Cinematografía del Ecuador (CnCine), Jorge Luis Serrano, presentó la Primera Colección de Cine Ecuatoriano.

Las 4 piezas fundamentales del cine ecuatoriano que integran la colección están a disposición del público  gracias al apoyo del CnCine, Ministerio de Cultura, Instituto Ecuatoriano de Propiedad Intelectual (IEPI) y el Ministerio Coordinador de Patrimonio, instituciones responsables de la creación de la primera Red Nacional de Distribución de Productos Culturales. En la mesa directiva también estuvieron las ministras Coordinadora de Patrimonio, María Fernanda Espinosa;  de Cultura, Erika Sylva; Roberto Cuero, gobernador de la Provincia del Guayas; Omaira Moscoso, directora nacional de la Asociación Ecuatoriana de Comerciantes de productos audiovisuales (Asecopac); Camilo Luzuriaga , director de cine; y Carlos Valencia, actor de cine.

En su intervención, Serrano señaló que este proyecto descansa en 2 puntos fundamentales: respeto irrestricto por los derechos de autor, es decir el pago legítimo correspondiente;  y generar condiciones que permitan el acceso masivo del público al cine ecuatoriano. Con esta primera selección que sale a la venta, el Gobierno, dijo Serrano, ha cumplido el objetivo perseguido:  la regularización y legalización del mercado audiovisual nacional. Este camino  permitirá la venta de cine nacional a través de Asecopac, entidad que a su vez tiene la oportunidad para demostrar que efectivamente quiere abandonar la práctica ilegal, indicó.

Sylva hizo un recuento de las décadas del 80 y del 90, dijo que fue una época de verdadera crisis  para el cine nacional por el escaso o ningún respaldo del Estado. Felizmente hoy, continuó, se vive un renacer de la creación cinematográfica, justamente por el amplio apoyo que el Estado da a este sector, la producción ha crecido cerca de un 300% frente a las décadas pasadas. Por eso era importante este paso de regularizar y reconocer derechos de autor ahora que más gente produce cine.

Luzuriaga, desde su quehacer de director y gestor, propuso y dejó planteada una moción para conformar una asociación que permita enfrentar la descomunal competencia que llega desde Hollywood. Moscoso se refirió al largo camino que su organización emprendió para lograr esta regularización y legalización que les permitirá ya no ser más considerados ilegales.

“Esto solo pudo darse en el gobierno de la Revolución Ciudadana, pues con sus políticas incluyentes ha permitido que, por primera vez, se antepongan los derechos de los sectores más vulnerables de la población, en este caso los comerciantes informales de productos audiovisuales, pero también reconociendo los legítimos derechos de autores, músicos, compositores, escritores, gestores culturales y cineastas ecuatorianos”.

Del comercio informal de DVD se sustentan alrededor de 150.000 familias a nivel nacional. Los comerciantes, por más de 20 años habían trabajado en condiciones de ilegalidad con todo lo que eso conlleva (inseguridad laboral, abusos de la autoridad de turno, etc.). Este es un comercio que permite acceder  a todo tipo de películas por un bajo precio, y por lo tanto  difícil, si no imposible de erradicar.