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El Telégrafo
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J. M. Coetzee se resiste al predominio del inglés

Coetzee conversa con la escritora argentina Soledad Costantini, coeditora de Siete cuentos morales, que se presenta en el marco de la FIL de Madrid.
Coetzee conversa con la escritora argentina Soledad Costantini, coeditora de Siete cuentos morales, que se presenta en el marco de la FIL de Madrid.
Foto: J. P. Gandul / EFE
28 de mayo de 2018 - 00:00 - Agencia EFE

El autor sudafricano John Maxwell Coetzee se encuentra en Madrid, donde ha viajado para promocionar su último libro, Siete cuentos morales. Es la primera vez que el ganador del premio Nobel de Literatura de 2003 presenta un libro en el país ibérico, algo que ocurre por una razón: el título ha salido en español antes que en inglés, lo que constituye toda una declaración de intenciones para el escritor.

“Cómo intentar describir la relación de uno con la lengua en la que trabaja a nivel profesional es algo profundo y complicado, pero tengo reservas con respecto al inglés a nivel personal, filosófico e incluso a nivel político”, explicó el escritor ante un auditorio lleno en la Fundación Telefónica, donde el pasado sábado se realizó la presentación de su nuevo libro.

Pero aunque el asunto era “complejo”, el escritor, en diálogo con la argentina Soledad Costantini, coeditora de Siete cuentos morales junto con Random House, precisó, citando la relatividad lingüística del filósofo alemán Wilhelm von Humboldt o de Sapir-Whorf (Edward Sapir y Benjamin Lee Whorf), que la lengua inglesa está en proceso de convertirse en idioma mundial por la globalización.

“Hay muchos que piensan que puede ser positivo [el hecho de que exista una lengua global en la que todos se puedan comunicar], pero, como cualquier otro idioma, el inglés tiene cosas imbricadas y si empiezas a ver el mundo con las cosas que tiene imbricadas el inglés, puede que te estés equivocando; por ejemplo, expresiones como “sentido común” (common sense), los anglohablantes que las utilizan creen que es un juicio universal y que no exige otro análisis. En un idioma no debe estar incluido la opinión del mundo”, sostiene el autor.

Publicaciones
En enero, Coetzee participó en el Hay Festival en Cartagena de Indias, y para entonces ya había adelantado que Siete cuentos morales saldría en español en marzo.

“No me importa que mis libros no aparezcan primero en inglés. No me gusta que el inglés se haya apoderado del mundo. Hago lo que puedo para resistirme a ese predominio”, le contestó a la periodista Maribel Marín, en una nota para diario El País.

Y es que Coetzee, que estudió en Estados Unidos y soñó de joven –hace cincuenta años, según explicó– con publicar en Londres y en Nueva York, como hizo con su libro Esperando a los bárbaros, para que luego se tradujeran del inglés a los demás idiomas, hoy quiere que sus libros salgan primero en español y luego en inglés australiano. “Veremos qué dice la gente”, recalca el escritor, que asegura que fue “distanciándose de Estados Unidos desde Bush hijo”.

Y así sale Siete cuentos morales, libro en el que Coetzee recupera a su personaje Elizabeth Costello, la conferenciante que es su alter ego femenino, y a la que sitúa cerca de la vejez, algo decrépita.

Se trata de un libro breve pero intenso, en el que el autor de Vida y época de Michael K reflexiona sobre temas como la fidelidad, la vejez, la relación de dependencia de padres e hijos, el sentido de la belleza, el derecho de los animales o la empatía.

Una Elizabeth Costello que vive en un pueblo de la meseta castellana y dialoga con sus dos hijos en persona y en carta desde tres puntos, Niza, Estados Unidos y el pueblo de España donde convive con un montón de gatos a los que da de comer, y con un pobre hombre del pueblo que se desnuda delante de la gente y que ella ha acogido para que no lo metan en una institución.

“Empecemos diciendo que ella no es muy simpática, es dominante, intolerante, arrogante... pero cree que lo que hace que la vida interior de las personas sea accesible a los demás, incluidos los seres no humanos, es la empatía”, sostiene el autor.

“Cree –continúa– que la racionalidad está sobredimensionada, y eso puede ser discutible, pero, por ejemplo, puede que solo un enfoque racional de la agricultura pueda llevar a un nivel de crueldad de escala inimaginable”, precisa Coetzee.

Y es que el libro acaba con la imagen de un pollito que se desplaza por la cinta transportadora de una fábrica, en la que, por ser macho, termina triturado lentamente.

Los gatos, y si estos tienen alma y cara; el tema de la belleza (“¿De qué me ha servido toda esa belleza? ¿El contacto con la belleza nos hace mejores?”, se pregunta Costello) son otros temas del libro. Su protagonista repite que no le interesa el amor: “Lo único que me interesa es la justicia”.

Para el escritor sudafricano, el tema de los gatos y su expansión sin control por el pueblo donde ella vive es bastante “loco”, porque “en términos ecológicos es algo indiscriminado y sin control, pero ella se cuestiona que quiénes somos nosotros para decidir quién entra en este mundo o no”.

J. M. Coetzee repetirá este modelo de diálogo con la editora argentina para presentar su libro por otras ciudades de España, como Bilbao o Granada. (I)

Premio Nobel
La obra de Coetzee
En 2003 recibió el Nobel de Literatura. Su obra incluye libros como Desgracia, Esperando a los bárbaros y Elizabeth Costello. Para algunos críticos, Costello, escritora y activista por los derechos de los animales, es su alter ego femenino.

17 novelas ha publicado J. M. Coetzee. De esos títulos, cuatro son ficciones autobiográficas.

Guayaquil
En septiembre de 2016, el escritor sudafricano visitó el puerto principal para participar en la Feria del Libro, ahí realizó la lectura de un fragmento de su penúltimo libro, Los días de Jesús en la escuela (2017).

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