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El Telégrafo

Unasur ante la crisis

13 de agosto de 2011

Al rebajar la calificación AAA de la deuda norteamericana, la calificadora Standard & Poor’s precipitó la conmoción bursátil que afecta al globalizado mundo económico. La  incertidumbre general se manifiesta en los altibajos de los mercados de valores que pierden en un día lo que ganaron en otro; en términos reales esto significa la evaporación de millones de dólares de empresas y familias que confiaron en la ruleta del capital especulativo.

La crisis -connatural al sistema-  arranca en su última data en EE.UU. con los créditos sub-prime, incobrables. El altísimo endeudamiento europeo provoca la caída de las economías de la eurozona y los salvatajes millonarios a costa del ciudadano común. La declaración del Banco de la Reserva Federal acerca de que la tasa de interés se mantendrá en el 0,25% hasta  2013, a fin de facilitar con crédito barato la reanimación, no calma los mercados. En Asia, Europa, EE.UU. y América Latina la caída en las bolsas de valores se acentúa y agrava. Paralelamente disminuye el precio del petróleo, cambia la relación del dólar frente a las demás divisas y se eleva a niveles increíbles el precio del oro.

Ninguna economía está suficientemente blindada para sentirse segura, y peor aún si se trata de pequeños países como el nuestro. Sin embargo, la nueva realidad que vive el subcontinente posibilita una más  rápida y eficaz respuesta. Unasur, dice su secretaria general María Emma Mejía, “decidirá enfrentar la crisis como bloque”. Ya se efectuó una primera reunión con tal propósito en Lima, a la que seguirá la de los ministros de Economía y  Finanzas y presidentes de Bancos Centrales a cumplirse en Argentina en estos días. Al margen de diferencias político-ideológicas, los mandatarios de la región confían en la integración como mecanismo fundamental. Ella implica tres puntos básicos: incremento del comercio intrarregional, creación del Fondo de Reserva del Sur, formado con los 700 billones que la región acumula y que podría auxiliar a países que enfrenten dificultades; y la puesta en marcha del Banco del Sur. El objetivo es defender el empleo y la industria, a fin de que no se reprimarice nuestra economía, como expresó la presidenta argentina, y se afiancen las conquistas sociales.

La decisión de los líderes políticos latinoamericanos y la acertada conducción anticíclica seguida por la mayoría atenuarán los efectos de una crisis que nuestros países no provocaron, y ante la cual, la respuesta tiene firma colectiva.

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