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El Telégrafo

Turismo extremo

04 de marzo de 2012

El “canopy” es la exploración del dosel de los bosques amazónicos o el Octavo Continente, donde recién se están descubriendo especies jamás vistas o registradas, y entre las diferentes técnicas que se utilizan para su exploración están las “tirolinas”, que son cables que se tienden de un árbol a otro, por los que el científico se desliza en una polea procurando no afectar el entorno estudiado.

Los deportes “extremos” se han posicionado como una nueva propuesta para atraer al turista que busca en el vértigo y la sobredosis de emociones el escape temporal a la rutina y estrés de la vida citadina; sin embargo, la palabra “extremo” ha sido reemplazada por turismo de aventura, de adrenalina, incluso de naturaleza, toda vez que “extremo” connota demasiado peligro y achica el mercado al segmento juvenil.

Dada la demanda y fascinación por el turismo de aventura, en todo el Ecuador, de un árbol a otro o del filo de un abismo al otro, el país se ha llenado de “canopys”, que son peligrosas tirolinas de un solo cable, cuando la norma internacional es que sean de dos, y la competencia por atraer turistas, conlleva a que cada vez sean de mayor largo, de cientos de metros sobre abismos impresionantes, sin que nadie controle grosores y resistencia correctas.

Igual sucede con las “tarabitas”, que de antiguo  transporte usado por los campesinos para superar ríos y quebradas, ahora son “atractivos” consistentes en tres cables con una caja metálica, en la cual se amontonan turistas sin el menor criterio técnico, simplemente se busca cobrar el dólar a la mayor cantidad en el menor tiempo posible.

El “canyoning” se inventó en Francia cuando los espeleólogos abandonaban las cuevas que emanaban agua y debieron aprender a descender por cascadas. La versión española se llama “barranquismo” y busca explorar las formas de vida que se asientan dentro del microclima y protección que brinda una quebrada. 

Acá el “canyoning” es el descenso de cascadas y muchas han sido afectadas introduciendo antitéticamente taladros y tornillos, que rompen o debilitan rocas que sostienen cuerdas por las cuales se desciende a turistas que abrumados por la belleza y la emoción, poco comprenden el grave peligro al que están expuestos.

Necesitamos de urgencia una legislación turística que norme y controle el turismo extremo o de aventura, pues nuestras condiciones geográficas pueden convertirnos en una potencia mundial en este tipo de turismo, tal como lo ha logrado Costa Rica.

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