No es un pájaro, no es un avión. Es Super-Jaime. No, él no viene a salvar al país en 100 minutos. Él trae otro superpoder: una consulta popular de kryptonita.
Los acomplejados pueden bajar los bombos y platillos porque no vengo a criticar a Nebot como político, porque en ese ámbito, difícilmente pueden igualarlo. Estoy aquí para decirle, pese al respeto que le guardo, que hoy se equivoca.
Entiendo su razón de darle voto al electorado. Nebot es político y su éxito se mide en votos. Entiendo que quien necesita votos jamás osaría sostener que el grueso del electorado no está capacitado para votar. Por eso, como yo no quiero voto alguno, me atrevo a escribir esta columna.
La técnica legislativa nos obliga a pasar, científicamente, por 3 fases: fase pre-legislativa, fase legislativa y fase post-legislativa. Es decir, realizar una evaluación profunda y técnica de la necesidad de una norma, discutir su estructura, debatir en estricto Derecho su inclusión y, si es aprobada y entra en vigor, evaluar, a mediano y largo plazo, sus efectos cuantificables en la sociedad. Este es el trabajo de los legisladores.
¿Cree usted que la mayoría de legisladores entienden esto? Obvio no. De hecho, si están leyendo esta columna, seguramente estarán desorientados y cacareando (con honrosas excepciones). Ahora, ¿para qué sirven las consultas populares? Para dos objetivos: 1. Para hacer un bypass al trabajo legislativo; y, 2. Para legitimar el poder o popularidad de un caudillo.
Por otro lado, la regla de oro nos dice: “prohibido legislar a través de consulta popular”. ¿Por qué? Aquí viene lo polémico: ¿El grueso del electorado toma decisiones razonadas, estudiadas, pensadas? Si su respuesta es sí, entonces admitirá que votar por un loco fue una decisión ilustrada.
Usted sabe, y no se me haga el puritano, que si quien vota lo hiciere conscientemente, no tendríamos los hábiles vendedores de humo que nos gobiernan, sino a lo mejores entre sus pares.
Si quien vota elige a quien elige, ¿cree usted que puede entender y digerir las complejas preguntas planteadas por Nebot? No. Obvio no. Pero como es Super-Jaime, tuvo una idea brillante: “la pregunta enganche”, es decir, iniciar la consulta con una pena de 50 años para violadores de niños. Brillante. Así, quienes votan sólo leen la primera pregunta y en plancha seleccionan lo que sigue.
Me dirán que subestimo la sabiduría de los legisladores y del electorado. Yo sólo preguntaré: ¿cuál sabiduría? (O)