Como todos los años, en diciembre ocurre un tire y afloje entre empresarios y trabajadores, convocados por el Consejo Nacional de Salarios -Conades- en busca de un acuerdo sobre el nivel del salario básico que regirá el año siguiente. Difícilmente lo podrán lograr, mientras los empresarios mantengan la mira puesta en sus intereses de lucro, olvidados de la equidad. Los trabajadores, por su parte, prosiguen en su lucha por mayor justicia a su aporte para la generación de riqueza que, al menos, esté por encima de los índices previstos de inflación y que alcance el monto de la canasta básica familiar.
Este año, hasta el momento en que escribo, no se ha podido dirimir el conflicto, porque el representante de los trabajadores no se ha presentado, ni se ha nombrado un reemplazo. La decisión ha quedado a cargo del Ministerio de Trabajo, que se da tiempo hasta el 31 de diciembre para establecer el porcentaje de aumento del nuevo salario que regirá desde enero de 2016.
En 10 años de la Revolución Ciudadana se ha más que duplicado el salario mínimo, que en 2005 era de $150 dólares, como lo demuestra la siguiente tabla:
Se registró un aumento de $32 dólares en 2008, y para 2013 ya el salario superaba en $18 dólares el doble del salario vigente antes de la revolución. Además, hay que tener en cuenta el pago del decimotercero y decimocuarto salario, que prescribe la legislación laboral; más el Fondo de Reserva que es un salario más. Y el aporte patronal al IESS, que elevan el promedio mensual salarial.
Avances que los trabajadores esperan que se sigan dando, para atender la creciente ola de subida de precios, que están afectados por un mercado oligopólico, que también perjudica a la clase media.
Algunos críticos del gobierno de Rafael Correa, si bien admiten que los salarios han tenido constantes aumentos, se quejan de que “aún no son suficientes para cubrir satisfactoriamente con las necesidades de las y los trabajadores, menos aún de un núcleo familiar”. Esperamos que se desvirtúen estas apreciaciones, con el salario básico unificado para 2016, que supere los niveles de inflación y altos costos de la canasta, a la vez que se intervenga en los precios, para proteger el salario que se adopte.
Y que se avance en la tarea inconclusa respecto a que las mujeres aún ganan menos que los varones.Según informó el ejecutivo del Foro Económico Mundial “esta brecha entre los salarios de hombres y mujeres fue la que disminuyó la puntuación de Ecuador en el último ranking. El país bajó 12 posiciones al puesto 33 entre 145 países, que si bien sigue siendo alto, demuestra que aún falta romper varias limitaciones para las profesionales”. Aunque el Ecuador está entre los cinco países latinoamericanos con más equidad de género.
“Necesitamos crear un mundo donde la contribución de las mujeres y sus ideales sean igual de importantes que las de los hombres”, como lo expresa el mismo responsable del Foro Económico Mundial. (O)