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El Telégrafo
Xavier Guerrero Pérez

¡Oportunidad!

24 de mayo de 2021

Hoy, el ciudadano Guillermo Lasso Mendoza se ha convertido, de forma oficial, en el presidente constitucional del Ecuador, hasta el año 2025.

Lo que será su gestión puede alimentarse de dos “ejercicios empíricos”: 1) el haber palpado cómo en la región se han administrado las sociedades, las cuales han sido golpeadas por el nuevo coronavirus y la covid-19; y, b) el conocer (como gobernado) los resultados del gobierno saliente, y consecuentemente tener presente lo que no debe hacerse, cómo no debe hacerse y a quienes no se debe “convocar” para una gestión pública que tienda a resolver los problemas de la ciudadanía. Debo precisar que no se trata de excluir. Probablemente quienes han cooperado en el gobierno como altas autoridades pueden ser muy competentes en cualquier otro entorno, pero, por lo visto, el desempeño en “lo público” ha sido (basándome en lo dicho por un conocido comentarista deportivo): menos trabajo, más “bla-bla-bla”. Estoy seguro de que sí se trata en pensar secundariamente en las simpatías políticas, y en priorizar el brindar la oportunidad a aquellos elementos humanos -incluyéndome- que están ahí, que buscan cooperar, pero que, precisamente, han sido marginados de contribuir a la nación, donde más que motivar el salario, estimula el objeto del trabajo: de réditos sociales.

Oportunidad, una palabra cargada de deseos, de anhelos; usada por quienes hace poco tocábamos las puertas del aparato público para devolver a la sociedad lo que ella nos dio en su momento. Pero también invocada por quienes hoy son parte del frente gubernamental; la leí -implícitamente- en el descargo hecho por quien hoy es Consejero Presidencial, Don Aparicio Caicedo: hace 10 años sostenía una idea en su red social. Hace poco, muchas personas nos recordaron lo que aseveró. Ante eso, él replicó que ha cambiado de opinión. Ante eso esgrimí: todos tenemos derecho a avanzar, y con ello madurar, quedándonos con las buenas ideas, y dejando de lado todo lo demás. Él hoy funcionario no oculta su antiguo pensamiento, no lo justifica vía “sacado de contexto”. Sí da la cara y con franqueza manifiesta con admirable nobleza, mostrando sinceridad, progreso y decencia.

Hay entusiasmo. Hay fe en Dios de que el ciudadano Guillermo Lasso Mendoza promueva prosperidad a esta bella sociedad ecuatoriana. Pero también hay ese “natural sentimiento de desconfianza”, no por quien hoy es quien nos representa ante el mundo, sino a causa de lo que ya nos ha ocurrido: hemos confiado y nos han decepcionado; y todo gracias a hombres en la presidencia como por mujeres en la vicepresidencia (salvo contadas excepciones), quienes nos ofrecieron mucho, pero: unos hicieron poco, otros no hicieron algo, y algunos otros demostraban que los 18 millones de ecuatorianos no valíamos nada.

No se necesitan cadenas nacionales para reducir desconfianza heredada, ni dádivas a los pobres. Sí, lo que siempre he dicho: no decepcionar y actuar con verticalidad de conciencia y honor, presidente Guillermo Lasso Mendoza.

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