Son 20 años del gobierno de la revolución bolivariana en Venezuela. Aquí, en Ecuador, la llamaron revolución ciudadana. En ambos países los resultados han sido malos; en el caso de Venezuela, pésimos. Maduro, hombre de ideas cortas y pocos escrúpulos, ahondó la crisis económica y moral que ya la estaba gestando el carismático coronel Chávez.
En Ecuador, inesperadamente, la revolución ciudadana se truncó cuando el llamado a encubrir la trapacería y el latrocinio ocurridos durante la mal llamada “década ganada”, Lenín Moreno, copartidario de Rafael Correa, decidiera no interferir con el desplome de la imagen del gobierno anterior y fomentara la revelación de la podredumbre añejada por diez años.
No obstante lo dicho, ha sido pecado del actual gobierno, el hacer el juego al impresentable régimen de Maduro. En efecto, con cinismo se recurrió, por parte de la excanciller María Fernanda Espinosa, al manido argumento de que nuestro gobierno no debe interferir con el principio de autodeterminación de los pueblos como si el pueblo venezolano tendría voz o la oportunidad de elecciones confiables; como si sería aceptable el sostener el argumento de la soberanía cuando dicho gobierno viola sistemáticamente los derechos humanos.
Mal paga el diablo a sus devotos. Cuando el gobierno de Lenín Moreno propuso la convocatoria a elecciones anticipadas para solucionar la crisis en Venezuela, la propuesta fue rudamente desestimada por Maduro. Peor aún, cuando el Ecuador ha recibido con generosidad a los emigrados venezolanos, todo dentro de sus posibilidades, aún en el curso de una crisis económica y de un desempleo en alza, el señor Maduro, repleto de cinismo y mala fe, habla de exigir reparaciones al Ecuador por el supuesto maltrato a los ciudadanos venezolanos a quienes él sí ha maltratado en forma infame.
El señor Maduro le está dando, a través de este cínico comentario, la oportunidad al presidente Lenín Moreno de cambiar el discurso complaciente por uno digno y frontal en contra del malhadado gobierno de la revolución bolivariana. Ojalá lo haga. (O)