Han transcurrido cien años desde el nefasto golpe de estado “estradista” del 11 de agosto de 1911, que traicionó la Revolución Liberal radical y obligó a Eloy Alfaro a renunciar a la presidencia y a exiliarse en Panamá. Tras el asesinato de sus jefes radicales a comienzos de 1912, renegando de su ideología revolucionaria, el régimen liberal se transformó en un despiadada plutocracia presidida por la burocracia bancaria, que lideraba el banquero guayaquileño Francisco Urbina Jado, como lo ha recordado el historiador Jorge Núñez en su reciente introducción a los Escritos Políticos de Eloy Alfaro, que seleccionó para la colección Pensamiento Político Ecuatoriano.
Felizmente, la Revolución Juliana rescató el impulso de la Revolución Liberal radical. De padres a hijos se transmitió el fervor revolucionario liberal radical y se impidió la perpetuación de la “bancocracia”, contra la que luchó la Revolución Juliana en 1925, no por incruenta menos exitosa y digna de reconocimiento patrio. Cabe destacar el caso de los Virgilio Guerrero, padre e hijo, lojanos, que con celo patriótico lideraron en las dos revoluciones.
El padre, Virgilio Guerrero Becerra, perteneció a una familia liberal radical compuesta por tres mujeres y seis hombres, cuatro de ellos militares, Lauro Guerrero, uno de ellos, héroe nacional muerto a orillas del río Napo en defensa de la soberanía ecuatoriana al arriar la bandera peruana e intentar izar la bandera ecuatoriana en el puesto militar Angoteros. Su hermana Sofía estuvo casada con Juan Benigno Cueva, vicepresidente de Alfaro.
Virgilio llegaría a ser el brazo derecho de Eloy Alfaro en Loja como jefe civil y militar y gobernador, como lo destacó Alfaro en su mensaje a la Convención Nacional de 1906-1907.
Se cuenta que estando Virgilio en el hospital curándose de las heridas al inicio de la Revolución Liberal, llegó a visitarlo su hermana Sofía, acompañada de su amiga Rosario Espinosa Álvarez, que había enviudado de Ezequiel Valdivieso. Virgilio y Rosario se enamoraron y ese mismo año de 1895 se casaron. A Rosario sus amigos quisieron disuadirla de que se casara con un militar tan comprometido con la causa revolucionaria, pero ella arguyó: No hay rosario sin cruz y selló su amor ante el altar.
De esa unión nacería Virgilio Guerrero Espinosa, quien emulando la valentía de su padre conformó la Liga Militar que, en alianza con civiles, derrotó la bancocracia e inició la Revolución Juliana que continuaría la lucha alfarista institucionalizando el país