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El Telégrafo
Duglas Rangel Donoso

Los murciélagos y la Navidad

24 de diciembre de 2019

Los murciélagos revolotean en el parque navideño. La noche se hace más oscura y los visitantes se han ido. Los murciélagos cantan su canción de cueva. Crece la noche. Se va. Llega la mañana. Los murciélagos en su cueva guindados, mientras bravean en su rabia desbordada.

Hoy es Navidad. Ya nació el Niño, la Virgen está en el posparto. San José en los apuros comprando pañales y suero oral para la Virgen. A los murciélagos no les importa Navidad. A mí dejó de importarme lo que yo piense sobre ella. Hoy he llevado el pavo, el chocolate caliente, el pan de pascua, el jugo de tamarindo y los cuyes asados para la recién parida, que aún le persisten los antojos.  

¿La Navidad me hace feliz? ¿Qué me hace feliz? ¿De verdad existe eso que dicen de la Navidad? No es la Navidad una mentira piadosa como cuando me prometen el reino de los cielos si me porto bien, hago dormir a los pollitos, no como ají en la fanesca, no rompo los platos, no piso el césped. Es decir, ser obediente, puntual, recto, serio, no cometer adulterio, pagarle al SRI y hablar mal de Julissa.  

Los murciélagos han vuelto al parque. Ahora se han acercado al nacimiento. Toman del suelo al recién nacido y se lo llevan en alto. La Virgen grita desaforada mientras San José pasa el chuchaqui dormido. El niño santo en las garras de los murciélagos. Lo colocan sobre una colcha de estiércol y el nene grande de los grandes no llora ni gime. Se pone en pie y los murciélagos lo suben y elevan hasta que se pierde en nubes santas y celestes.

El Niño Dios ya no está ni los murciélagos tampoco. Todo está vacío, ausente. Sin embargo, hace falta el Niño para celebrar la Navidad y los murciélagos hacen falta por su rabia contenida y frustrada en su ser vampiro. Han regresado. El Niño al pesebre y los murciélagos a sus cuevas rebosantes de panes de pascua, salsa de maní con almendras, papas al horno y una paz que se hace presente pese a los regalos y querubines.

Dios es un murciélago en la cueva. Los murciélagos son la cena navideña de quien sea que esté festejando el nacimiento del Salvador. El Niño, la Virgen, San José, los ángeles y los murciélagos cantamos juntos Feliz Navidad a todos. (O)

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