Las consecuencias perversas de la sobreexplotación de los recursos naturales (RN) para la sobrevivencia humana fueron expuestas hace treinta años, en el documento “Los límites del crecimiento” (1972), preparado por un equipo de investigadores de Instituto Tecnológico de Massachusetts, a solicitud de los científicos del llamado Club de Roma.
El indicado documento, entre sus conclusiones, expresa que si el actual incremento de la población mundial, la industrialización, la contaminación, la producción de alimentos y la explotación de los recursos naturales se mantiene sin variación, la Tierra alcanzará los límites absolutos de crecimiento durante los próximos cien años.
Con estos antecedentes, la Asamblea General de las Naciones Unidas convocó a la Conferencia, conocida como “Cumbre para la Tierra”, Río de Janeiro (1992), enfrentando el despilfarro de la producción opulenta con la propuesta del Desarrollo y la Producción Sustentable, como condición indispensable para el control de la contaminación ambiental.
La producción sustentable utiliza los recursos naturales de su entorno ecológico como fuente de energía para su producción, de tal manera que la entrada de energía externa al sistema sea la mínima posible y lograr que el agrosistema equilibre el flujo natural de entrada y salida de energía, evitando la utilización de energía externa, como son los fertilizantes, insecticidas y procedimientos tecnológicos que utilizan combustible fósil (petróleo), causa principal de la contaminación ambiental y que han sido la solución socorrida cuando el mercado requiere una mayor producción que la sustentable, pero las plantas, como todos los seres vivos, tienen genéticamente un límite máximo de aprovechamiento eficiente de la energía, lo cual viene a ser el máximo de su producción normal, para sobrepasar esta condición natural la denominada “Revolución Verde” modificó genéticamente las especies vegetales logrando una mayor producción, pero sujeta a la aplicación de un paquete tecnológico de provisión de energía foránea, financieramente insostenible por sus costes altos para los países subdesarrollados y altamente contaminante del medio ambiente.
La alternativa: producción sostenible, también se advirtió hace 30 años sin tener mayor eco en la investigación de los científicos de los trópicos subdesarrollados. Actualmente es una solución de la actual situación crítica de la contaminación.