“Límites. Ecología y libertad” es un regalo de mi hijo Andrei, un libro de Giorgos Kallis que atravesó el mar. El propósito del autor es convencernos que debemos interiorizar la idea del “límite”, para detener la autodestrucción del planeta, que experimenta un calentamiento global de 1.5 grados Celsius. La crisis se agrava por nuestra inconsciencia y las prácticas ilimitadas contra del prójimo y la naturaleza.
Giorgos Kallis, formado en la universidad Egeo de Grecia y profesor de la Autónoma de Barcelona, señala en su libro que la economía clásica concluyó que la sociedad desea ocio y dinero de manera ilimitada: “Nuestro mundo es limitado porque nuestros anhelos son ilimitados”. De acuerda a la errónea premisa de la economía caduca, el problema debía resolverse con el incremento continuo de producción, lo cual es imposible. En realidad, no somos sujetos que nacemos con el instinto de la desmesura, más bien la adquirimos en el contexto cultural: el sistema capitalista global inventa la ficción de escasez para promover la demanda y justificar el crecimiento continuo. Cooptados por el discurso de la escasez, la gente alimenta el deseo ilimitado de dinero, ocio y estatus. Lo que quiere la gente es no tener límites, y a eso llaman libertad.
El libro en cuestión se inscribe en las nuevas coordenadas de la filosofía y las ciencias sociales, que buscan crear conciencia sobre el espíritu de autodestrucción que nos envuelve por la incapacidad de mesura y límite. “Los límites no tienen que ver con algo externo, sino con la limitación de nuestros impactos negativos sobre el prójimo y el medio ambiente con los que interactuamos”. “Limitar y dar forma a lo que queremos y deseamos es lo que nos hace humano”.
El problema de crear una cultura de la mesura y el límite, abriría un campo de tensión con el capitalismo lumpesco, que no podrá vivir sin vender de sobra, para acumular sin límites, destruyendo la naturaleza e impidiendo un acceso justo a los bienes de subsistencia, entre seres humanos que estén despuestos a vivir dentro de un equilibrio.
Al concebir la idea de freno y mesura, podría generarse el mejor de los cambios, el cambio cultural, al cristalizarse dentro de cada uno de los hombres y mujeres de este plantea la idea del límite. El cambio cultural, tendrá que parir necesariamente un pacto global y una nueva ética, la ética social de la mesura y el límite.