Se debate si las decisiones en política económica responden a estrategias de largo plazo o a la coyuntura de elecciones de 2013, creo que la respuesta es: un poco de ambas.
Ningún proyecto político que aspire a trascender y ser sostenible en el tiempo, se quedará quieto frente a la estrategia de generar los votos para lograrlo. Pensar lo contrario sería ingenuo, aunque todos los ojos estarán puestos en cada uno los movimientos que se hagan en función de ganar las elecciones.
A pesar de que la calidad del servicio de salud deja mucho que desear, que urge una ley laboral equilibrada tanto para el trabajador como para el sector productivo, que falta mucho en seguridad ciudadana y movilidad, que los acuerdos comerciales aún no se ven, que falta fortalecer ciencia y tecnología, que poco sabemos de la Refinería del Pacífico, amén de lo que se me escape, sería poco objetivo no resaltar los pasos del Gobierno para apuntalar estrategias de largo plazo que busquen un crecimiento sostenible no dependiente solo de las exportaciones petroleras.
Estrategias de largo plazo fueron la renegociación de los contratos petroleros y la reestructuración de la deuda externa que produjo una disminución de esta en 3.000 MM de dólares en capital, pero en flujo de caja de 7.000 MM.
En materia de vías, puertos, sistemas de energía, necesarios para alcanzar competitividad, somos testigos del fortalecimiento en materia vial, clave para dinamizar la economía al permitir el transporte de la producción nacional, del comercio internacional y la promoción de turismo; de la infraestructura energética con hidroeléctricas que sustituirán una energía termoeléctrica cara y contaminante favoreciendo los costos de producción; y de la modernización de puertos y aduana, necesarios para el comercio internacional.
A largo plazo serán importantes el marco jurídico para incentivar el sector minero, que permite inversiones en el corto plazo generadoras de empleo y a largo plazo mayores ingresos por regalías; y la ley de economía popular y solidaria orientada al emprendimiento de oportunidad en el país, a fin de disminuir aceleradamente el desempleo y el subempleo, con el apalancamiento financiero necesario para tal fin.
Tienen efecto a largo plazo la cultura tributaria para una mejor redistribución de la riqueza, el fortalecimiento del IESS como catalizador de ahorro nacional y la creación del Biess como facilitador de adquisición de vivienda, el proceso de fortalecimiento de la justicia; la presencia activa de la banca pública como complemento a la privada, que por sus características permite apalancar proyectos de largo plazo y desarrollo.
Entonces, sí hay estrategias de largo plazo.