Por lo poco que lo conozco, de las versiones de prensa y de las mismas organizaciones indígenas, Humberto Cholango es uno de los dirigentes con más futuro político dentro del panorama del movimiento social ecuatoriano.
Viene de un largo proceso de formación y activismo. Sé que es un hombre honesto. Estrecha la mano con humildad y con firmeza. Mira a los ojos y habla claro. Se puede conversar y no para pactar ni ceder nada. Las pocas ocasiones que lo he tratado sé que es un indígena desapegado de fundamentalismos y de diatribas para exponer sus ideas.
Ha surgido de las bases y ha crecido al calor de la lucha social desde la década de los noventa. De hecho, ya en segundo grado de la escuela fue el representante de su comunidad porque era el único que sabía leer y escribir. No ha sido un dirigente sometido a la aclamación. Su actitud crítica, dentro del mismo movimiento indígena, le ha costado ser calificado de gobiernista, cuando eso, en él, es un insulto y no un mérito ni demérito. Ojalá las organizaciones sociales fuesen menos gobiernistas y menos opositoras, para constituirse en más organizaciones y en mucho más sociales de lo que son algunas.
Ahora, como presidente de la Conaie, tiene varios retos que aspiramos a que los supere con liderazgo y sabiduría. El primero de todos, hacer de su organización una verdadera confederación y no un espacio de disputas interétnicas y menos personales para promover candidatos. También deberá colocar a la Conaie en el rol fundamental de aportar a la solución de los problemas profundos del sector indígena, incluyendo la lucha por acabar con el racismo y el neocolonialismo, sin descontar la pobreza que impera en algunas zonas. Igualmente, desarrollar propuestas para impulsar un acuerdo colectivo nacional de modo que podamos afrontar, junto al Gobierno y a los gobiernos locales, los retos estratégicos del país con amplia participación ciudadana, plural y la de los indígenas, montubios y afroecuatorianos.
Si la Conaie ha declarado la oposición al Gobierno, promover el No en la consulta y una línea de endurecimiento, con absoluta legitimidad, Cholango no debe olvidar que todo eso tiene sentido y justificación en la medida que aporte a la solución de los problemas de los más pobres de la comunidad indígena, caso contrario tendrá que medir el impacto de sostener tesis que pueden estar en contra de lo que apoyan los indígenas con su voto. No puede desconocer que el movimiento indígena no es homogéneo, y menos controlado solo por la Conaie.