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El Telégrafo
Guido Calderón

El lado oculto del Tungurahua (II)

22 de noviembre de 2015

Quince años de erupciones del Tungurahua lograron lo que el Ministerio del Ambiente jamás pudo: evacuar el ganado de esta parte de Parque Nacional Sangay -el segundo Patrimonio Natural de la Humanidad del Ecuador- y dejar que la naturaleza vuelva a un estado salvajemente maravilloso, donde se observa la cara desconocida del Tungurahua y de El Altar, donde el hábitat tiene un laboratorio que combina todas las formas posibles para que el ser humano no pueda superarlas, pero está en nuestra naturaleza aceptar todo reto e intentar vencerlo.

Al evacuar el ganado debido a lo mortal de la ceniza mezclada con pasto, los senderos que dejaron desaparecieron de las llanuras y faldas del volcán, donde las rocas han caído como misiles, originando peligrosos derrumbos que son paso obligado entre una cuchilla y otra, llenas de vegetación espinosa. Ni siquiera películas de ciencia ficción como Avatar podrían imaginar estos parajes tan mágicamente diseñados solo para lobos, pumas, dantas y venados, pero la determinación humana no entiende estos límites que crea la naturaleza y saber que se estuvo ahí, que se salió vivo, que el cuerpo superó obstáculos de los más enmarañados del planeta, empieza a tener sentido luego de varios días, cuando el cuerpo recién empieza a pasar factura del sobreesfuerzo, pues mientras se estaba ahí luchando contra ecosistemas hostiles, el frío, la altura, la neblina, el dolor desaparecía en cada amanecer. La expectativa del qué vendrá hoy nos llena de adrenalina y avanzamos con la determinación de que nada nos frenará.

Sin embargo, ya en casa, sin el combustible del riesgo, cada día aparecen más dolores que permiten rumiar un sufrimiento que me hizo jurar jamás volver, pero al revisar las fabulosas fotografías se evaporan los miedos.  
En este ‘Trekking del Lobo’ que bordea la cara sur del Tungurahua el cuerpo es expuesto todo el tiempo a esfuerzos para los cuales no hay entrenamiento, como sacar miles de veces los pies del pantano, así que al final del primer día el dolor es tan fuerte y bien distribuido, que realmente no importaba sino dormir sin que la lluvia inunde la carpa. La lluvia, si ya las cosas eran terribles, caminar con lluvia completó este peligroso coctel de naturaleza salvaje que en principio yo pensaba no recomendar a nadie, pero mi esposa Pilar, experta en ver el lado bueno de toda situación, admirada de mis relatos y asustada el último de los cuatro días cuando desde una cumbre la llamé para que alerte un posible rescate, me convenció de narrar está ruta y difundirla como la travesía más extrema de Sudamérica, por la perfecta mixtura de hábitats letales, que incluso un experto como Bear Grylls, del programa A prueba de todo, no podría superar.

En un futuro cercano ofertaremos esta travesía extrema del Ecuador, con el soporte técnico y la experiencia que caracteriza a los guías de Baños, tanto para crear un nuevo producto turístico que supere lo actualmente ofertado en aventura y para dar opción a personas de Ecuador -y del resto del mundo- la posibilidad de poner a prueba la fortaleza de sus cuerpos y espíritus, en entornos extremos misteriosamente creados, cuyos paisajes están reservados para muy pocos. (O)

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