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El Telégrafo
José Gonzalo Bonilla

El Gran Mentiroso

Rafael-Correa-expresidente-década-gobierno-justicia
16 de septiembre de 2020

Durante sus diez años de mandato, el Tirano jugó otro papel como el Gran Mentiroso. No había transcurrido el primer mes de su mandato que declaró que de probarse que hubiese tomado veinte centavos, se pegaría un tiro. Resultó que no fueron veinte centavos. Le probaron judicialmente que se había apropiado de aproximadamente siete millones de dólares. Si hacemos una regla simple de tres, debía haberse disparado varios billones de tiros de pistola… Pero, ofreció y no cumplió. Ergo es un Gran Mentiroso.

Al otro día de la lectura de la sentencia, apenas salido de su estado narcoléptico, espetó a modo de apología, dos aseveraciones: La primera, que, pese a ser creyente, él no esperaba ningún milagro. Y, la otra, que los jueces habían acabado con su proyecto de vida. Si él fuera un verdadero creyente, debería creer en los milagros. Pero como es un gran mentiroso, también miente sobre su fe. Él se sabe culpable pero no puede reconocer su culpa y pedir perdón. Pues, pedir perdón significaría descubrir la punta del ovillo de otros fondos desviados.

En esos casos, quien delinque debe montar su defensa sobre argumentos falaces. Las falacias no son nada más que razonamientos engañosos o mentirosos que aparecen como verdaderos.

Es famosa la falacia del llamado a la piedad que utilizó un joven parricida que, en el momento de iniciar su defensa, pidió piedad para sí por ser un pobre huérfano. Casi calcada la estrategia, el Gran Mentiroso dijo que los malvados jueces habían acabado con su proyecto de vida.

Es así que la “justicia politizada” le ha obligado a gastar en su defensa, más  de 200.000 euros en dos años. Sostiene que, si no fuera por sus ingresos como presentador del canal Russia Today o como asesor de Maduro, estaría quebrado. Y eso que cobra honorarios bajos.

Es así que se compara con Jeffrey Sachs quien cobra 20 millones de dólares por tareas similares. Se pone a la altura académica del economista y catedrático de Columbia y Harvard, aunque cobra mucho menos... En todo caso bordea entre los ingresos de Sachs y los del Chapo Guzmán o del jefe de las FARC, Timoleón Jiménez o Timochenko. Ustedes dirán.

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