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El Telégrafo

Desafíos económicos del país ante la crisis

29 de agosto de 2011

La crisis de la deuda europea y americana afectará el crecimiento mundial en 2011 y 2012. Las perturbaciones externas muestran la vulnerabilidad de la economía que será impactada a nivel macroeconómico, productivo y financiero. Los datos muestran en 2011: crecimiento de 8,6% en el I trimestre en relación al mismo período del año anterior; a junio, desempleo 6,4%, pobreza  urbana 19,2%, deuda pública 21% del PIB y déficit comercial de 65 (millón US); a julio, inflación 4,4%, RILD 3841 (millón US); y a mayo, un resultado global  del SPNF del 0,4% del PIB. Esto es una situación macroeconómica relativamente buena y desequilibrios manejables.

La Cepal estimó un crecimiento del país de 6,4 y 4,0% para 2011 y 2012, respectivamente. La crisis disminuirá el crecimiento proyectado para el país en estos años, sobre todo en 2012. Un primer desafío es atenuar la caída del crecimiento, proveniente de la  menor demanda externa (volumen y precios) de EE.UU., UE y de la CAN, lo cual implicará una reducción del empleo, sobre todo en el área rural.

La defensa de este es clave y las medidas, como en la crisis financiera internacional, se relacionarán posiblemente con la inversión pública, banca pública, inversión de la RILD internamente e incentivos al sector privado (financiamiento a la inversión). Además, el  menor crecimiento podría traer problemas de recuperación en el sistema financiero y el segundo desafío es mantener la estabilidad financiera.

El impacto a nivel macro y productivo en 2012 se podría atenuar con la entrada en operación de la explotación minera que implicará más inversiones, ingresos para el estado y empleo. El problema es que se reforzaría el modelo agrominero exportador y el tercer desafío sería ambiental.

Un cuarto desafío, sobre todo en 2012, es reducir el impacto en el sector externo. Por un lado, el aumento del déficit comercial, por la reducción de las exportaciones petroleras o no, y, por otro, en la balanza de transferencias, por la caída de las remesas, ocasionarán una disminución de las divisas en el país. Las medidas para el primero podrían pasar por restricción de importaciones: aumento de aranceles, cuotas y otras; exportaciones a mercados no tradicionales y uso del mecanismo del Sucre.

El quinto desafío es enfrentar el aumento del déficit fiscal y su financiamiento. El menor ritmo de crecimiento y la caída del precio del petróleo disminuirán los ingresos tributarios. Aquí está la disyuntiva, ¿continuar con la reforma tributaria? ¿reducir el gasto público: revisión de los subsidios, obra pública o gastos sociales? ¿Para el financiamiento del déficit fiscal o comercial recurrir a  líneas contingentes de crédito o al FLAR?

Un sexto desafío es frenar las presiones inflacionarias. El panorama económico futuro dependerá del escenario, magnitud y dirección de la crisis. Pero sin duda, aquí se requieren políticas económicas creativas, apoyo a la inversión privada acelerando la aplicación del Código de la Producción y más financiamiento con la aprobación de la  nueva ley de mercado de valores.

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