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El Telégrafo

De Washington a Asunción

02 de noviembre de 2011

El poder local y mundial,  sus tentáculos, pasando por un montón de tontos útiles criollos que se dicen de izquierda, ha arremetido contra el Gobierno, con diferentes argumentos.

Destacamos dos hechos recientes. El primero en Washington, a donde fue la oposición a renegar de las políticas y prácticas de Rafael Correa contra la “libertad de expresión”. Algún diario destacó “La Conaie también pide a la CIDH”.

Es que desde  hace rato algunos dirigentes de PK la sumaron a la derecha y a sus ancestrales enemigos, con el pretexto de la Ley de Aguas, por el 30-S y ahora en “defensa”, junto a la SIP, de los propietarios de los grandes medios.

En efecto,  Cholango en la capital gringa con ellos,  atacando al Gobierno. Cualquier argumento  esgrimen, igual que cuando buscaron a los de la Junta Cívica en Guayaquil, haciendo causa común. A lo mejor con ellos tratarán también el alcance de la reforma agraria.

Sobre  este tema el Presidente advirtió que los de la CIDH  pueden llegar al país, pero tienen doble moral, defienden  a la gran burguesía, dueña del gran capital, y no a la gente ofendida por los medios.

En Asunción,  en la Cumbre Iberoamericana, rechazó la presencia del Banco Mundial y la OCDE, por entrometidos en los asuntos de la región. Recordando que el BM se burló del país cuando negó un préstamo aprobado,  y porque junto al FMI destrozaron  nuestras economías, con gobiernos entreguistas nos  sometieron a sus políticas neoliberales, que cuasi liquidó la producción, corrompió y degradó al Estado, condujo al sobreendeudamiento, empobreció más a la gente y liquidó la soberanía, planificación, regulación y controles, al punto que provocó la crisis y el atraco bancario; luego  impusieron, con los dineros públicos el salvataje a los banqueros corruptos, a costa de la vida de la gente, a la que, por cierto,  la CIDH no defendió.

La Revolución Ciudadana está rompiendo esquemas en política internacional. La región debe recuperar su dignidad.

Por ello se busca que  la integración sea solidaria y no más pacto de comerciantes; la OEA sin gringos, que resuelva nuestros problemas; los espacios de diálogo sin tentáculos imperiales; los  organismos multilaterales, respetuosos de  nuestras leyes y soberanía.

El pueblo está por los cambios de prácticas y agendas en los organismos internacionales. Es el camino correcto. No importa la ira que provoque  en la oligarquía, que reclama las libertades que ella conculcó, tan solo para seguir en el estatus de opresión, explotación y muerte; subordinación y vasallaje.

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