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El Telégrafo
Ramiro Díez

Historias de la vida y del ajedrez

Cuidado, si se gana la lotería…

10 de noviembre de 2016

Más de uno habrá soñado con ganarse la lotería. Hay quienes – si la suerte les sonriera— se imaginan dejando de trabajar y montando varios negocios para, ¡qué ironía!, trabajar más que antes. Otros, en sus fantasías, reparten el dinero a manos llenas, ayudan a los familiares y amigos, y a todo el que necesite una moneda. Ha habido el caso, nada extraño, de premios gigantescos de lotería que se quedaron sin cobrar para siempre jamás, y el multimillonario que hubiera sido, sigue por ahí, como cualquier paisano, ignorante de su suerte despreciada, sin saber que ganó millones que nunca cobró, y el boleto ganador está también por ahí, olvidado y ya sin ningún valor.

Más de una historia se podría contar de todos aquellos que alguna vez han apostado a la lotería y, también, más de una historia de aquellos que alguna vez se la ganaron.

Uno de ellos se llama Ronnie Music (nombre real, no artístico), que vivía en Waycross, Georgia, un pueblecito de 15.000 habitantes, diseñado para morir de tedio. Lo más importante del lugar es el mismo Ronnie Music, personaje que tiene una inteligencia diseñada para asombrar a todo el mundo. Ronnie ya había vivido algunas experiencias carcelarias por delitos e infracciones menores. Finalmente, a los 45 años, y después de equilibrarse un poco, trabajaba en el mantenimiento de algunos edificios, con un salario que le permitía llegar vivo a fin de mes. Y un día entró a una tienda de su barrio y con el dólar que le sobraba, compró la lotería. Resultado, se ganó tres millones de dólares.

Enseguida se compró casa y carro nuevo, y decidió viajar con su esposa e hija a los lugares exóticos con los que siempre soñó. De paso, ayudó a familiares y amigos que lo necesitaban. Con el dinero que le restaba, que era bastante, invirtió en propiedad raíz y se aseguró rentas mensuales que superaban los 40.000 dólares, que era mucho más de lo que podía gastar al mes.

Mentira. Nada de eso.

En un arranque de anti-inteligencia suprema, Ronnie decidió que quería ser aún más rico y se metió en el negocio de las drogas. El resultado fue de ponerse a llorar.  La policía capturó a un grupo de traficantes de metanfetaminas y decomisó autos de lujo, armas, municiones, y más de 600.000 dólares en efectivo. Los detenidos contaron y cantaron todo lo que sabían, y señalaron a Ronnie Music como el proveedor y jefe de la banda. A Ronnie le incautaron todos los bienes, no tiene con qué pagar un abogado, y ha confesado su delito para rebajar la pena que podría ser de cadena perpetua.

En ajedrez, también, hay reyes condenados que parecían tenerlo todo.

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