Hugo Chávez derrota a la derecha venezolana, representada por Henrique Capriles y a la prensa “independiente” de Latinoamerica, incluida la de Ecuador, que desde la grave dolencia del líder bolivariano no cesó de presagiar su muerte y en el lapso de la campaña electoral no dio tregua para fustigar su recia personalidad y criticar su obra social, mientras, en evidente parcialización mediática, dedicó extensos espacios permanentes al candidato de la oligarquía y de los más ricos de la patria de Bolívar, e incluso como agorera se anticipaba a corear victoria y la terminación del proceso socialista en el continente.
El periodismo “independiente” de América Latina, con la dirección y control de la SIP, organismo que agrupa a los propietarios de los grandes diarios de la región, paulatinamente, pierde espacio y credibilidad por el fraudulento manejo de la información; los comentarios sometidos a la dirección unilateral de Washington y, fundamentalmente, por la presencia de los medios públicos en los países en proceso de cambio y en el ámbito internacional por la poderosa voz de Telesur.
El triunfo de Chávez significa el afianzamiento de la democracia de Venezuela, nación proyectada al socialismo; y su contribución al fortalecimiento de las instituciones que propugnan la integración regional como Alianza Bolivariana, Unión de Naciones Suramericanas y la Comunidad de Estados Americanos y Caribeños. Ecuador, que ha entrado a la era del cambio, se congratula de esa victoria electoral que señala pauta para seguir en la contienda con el liderazgo de Rafael Correa hasta llegar a consolidarse la gran revolución social, política y económica en beneficio de los ecuatorianos olvidados por los gobiernos fracasados e ineptos y que hoy uno de ellos, ex militar, escondiendo su vergüenza y cobardía, pretende participar en la lid presidencial 2013.
El periodismo comercial, que se moviliza alrededor de sus intereses y de sus aliados, pierde mercado y cultiva su pronta desaparición. Los articulistas que, para demostrar docilidad con los dueños del medio donde laboran, se alejan de la realidad y enfocan temas de su agrado, pierden la confianza de sus lectores. Hay que entender que todo llega a su fin. La calumnia y el escándalo mediático debilitan a la prensa privada. Es evidente, su circulación disminuye.
Es indispensable un periodismo serio y responsable que cumpla su misión: Nos hemos apartado de un pasado oscuro y hoy transitamos por el camino del Socialismo Siglo XXI que asegura una sociedad de paz, progreso y justicia social. El triunfo de Chávez es una lección en el continente para no olvidarla jamás.