Sonríen, beben unas copas y unos billetes se deslizan de mano en mano y con ellos también intercambian favores, alianzas, ofrecen privilegios en licitaciones y mueven las aguas políticas locales. La escena podría estar ubicada en cualquier parte de América Latina, un continente atenazado por las prácticas corruptas, los malos manejos de fondos públicos y la compra de votos.
La X edición del informe “Barómetro Global de Corrupción”, elaborado por Transparencia Internacional, hace una radiografía minuciosa de ese cáncer que enferma las instituciones, los negocios y la vida cotidiana. El reporte reconoce que en los “últimos 5 años se han logrado avances” y cita como ejemplo la investigación de la operación Lava Jato en Brasil, pero también revela que la mayoría de los ciudadanos opina que sus Gobiernos “no hacen lo suficiente para abordar la corrupción”.
Al indagar entre residentes de 18 países sobre un posible aumento de la corrupción en los últimos 12 meses, los resultados del Barómetro ponen a la cabeza de este triste listado a Venezuela, donde el 87% de los participantes considera que hay un repunte de ese flagelo; seguidos por el 66% de los dominicanos y el 65% de los peruanos. El 52% de los colombianos también comparte ese criterio y el 37% de los ciudadanos de Barbados.
Además, el informe alerta sobre los efectos dañinos y desproporcionados que las prácticas corruptas tienen sobre sectores vulnerables de la sociedad, especialmente las mujeres. Muchas “se ven obligadas a realizar favores sexuales a cambio de obtener servicios públicos, como aquellos relacionados con la salud y la educación.
Esta práctica es conocida como extorsión sexual o ‘sextorsión’”, subraya el texto. Una situación que hasta ahora no había sido incluida en estos informes anuales pero cuya incidencia ha llevado a divulgarla con más fuerza. (O) Tomado de DW