La ilustre quiteña Manuela Espejo fue investigadora, política, bibliotecaria, botánica. Fue también – y lo mas importante - una mujer comprometida con la causa libertaria.
Desde su juventud recibió sabias enseñanzas de su padre sobre la curación de enfermedades. Escribió para el primer periódico que tuvo la Audiencia de Quito, “Primicias de la Cultura”, bajo el seudónimo de Erophilia. Por eso es considerada como la primera periodista, la primera mujer que marcó una ruptura con la tradición machista de ese entonces.
Sin embargo –como las demás mujeres ilustradas y patriotas de la época– ha sido ocultada y olvidada por la historia que acostumbran a escribir las élites. Hoy se está recuperando su memoria, por medio del extraordinario programa solidario que lleva su nombre.
En efecto, Manuela camina desde el 2 de julio de 2009 por las 24 provincias y los 221 cantones del Ecuador. Para ayudar en la ardua tarea se solicitó que en las casas donde haya un discapacitado, se coloque una bandera blanca.
Manuelita acompaña a dos especialistas cubanos, un médico ecuatoriano y un militar - guía.
A lomo de caballo, a lomo de mula, en canoa, han visitado 1’286.331 hogares de ese Ecuador que fue olvidado por tantos gobiernos. Se identificó y estudió a 294.166 compatriotas que sufren algún grado de discapacidad, de los cuales 26.327 son casos críticos que requieren la urgente atención del Estado. Manuela está exhausta, pero sigue trabajando. Hoy los hermanos discapacitados no son ocultados ni olvidados.
Joaquín Gallegos Lara nace con una grave lesión en su columna vertebral que le atrofió las piernas, impidiéndole caminar. Al no poder asistir a la escuela -ni jugar como los otros niños- se dedicó al estudio y la lectura dentro de casa. Con Demetrio Aguilera Malta y Enrique Gil Gilbert publican en 1930 “Los que se van”, dando inicio a lo que más tarde se llamaría el Realismo Social en el Ecuador.
Como miembro del Partido Comunista, guió a sus camaradas por el camino de la militancia comprometida con las causas de los más humildes.
La Misión está trabajando en Guayaquil. Manuela, Rafael y Lenin son informados de que en la casa donde vive un escritor, se ha colocado una bandera blanca. Rápidamente acuden a visitarla. Resulta ser la de Joaquín.
Inmediatamente le entregan las ayudas técnicas y deciden movilizarse hasta el río Guayas. Manuela, Joaquín, Rafael y Lenin, colocan las últimas cruces sobre el agua. Hay épocas en las que el pueblo –cuando elige bien– es capaz de transformar las cruces… en banderas blancas.