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El Telégrafo
Juan Montaño Escobar

El ayer es la Navidad

26 de diciembre de 2018

a Navidad es el ayer. Comprendiendo que el ayer es lo más cercano al hoy y es el fin del porvenir si el tiempo fuera circular. Al final nos hemos convertido o aún nos estamos convirtiendo en aquello mínimo o máximo (según una valoración simple) que hemos pensado, sentencia inexacta de Muhammad Ali. Este jazzman ve la Navidad con antiguas lecturas, momentos evolutivos y sus vainas simbólicas de contenido y aceptación universal: pesebre, Papá Noel o el árbol de lucecitas LED. Al final las prédicas de los oficiantes del rito (misas y rezos) mantienen en piedra la mitología, es decir, verdades y metáforas están en un perpetuo ayer.

Unas señoras de voces rotundamente negras (Shirley Campbell, dixit) narraban historias del Niño Dios, sin tanto perendengue jerárquico o adornos imposibles. Aunque era divino no provenía de “buena cuna”, sino de familia descamisada, pata al suelo, parecido a la niñez nómada del barrio, chirez sagrada y pidiendo una caridad de arrullo afropacífico; alcanzando la pubertad hacía milagritos por distracción y practicaba la democracia de los juegos. La opulenta parafernalia se la colocaron después, contradiciendo la mitología de la austeridad. ¿O hay navidad al gusto social y político? Es que el corazón es un dictador severo en cosas de amor y religión y democrático cuando se relaciona con multitudes o guetos.

El Nazareno debió nacer a mediados de año, de acuerdo a investigaciones historiográficas, pero la celebración fue colocada en los últimos días del año para ganarle espacio emocional a otras creencias, a aquellas que llamaban “paganas”. El acuerdo jerárquico político-religioso apodó así, y para siempre, a toda religiosidad diferente y trasladó el nacimiento del Niño Dios al solsticio de invierno. Y ya. La Navidad, con sus enredos contradictorios, paso a paso fue extraviando la esencia de su mensaje solidario y su celebración austera. Estas líneas pretenden reinventar eso que es propio de cualquier humanidad: el cimarronismo solidario. (O)

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