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El Telégrafo
Aníbal Fernando Bonilla

Ambigüedad ideológica

01 de diciembre de 2015

Se endilga a Andrés F. Córdova aquella máxima que en política se puede hasta tostar granizo. Esto se ha evidenciado con creces en nuestros lares criollos: basta recordar la unión de comunistas y conservadores en la Gloriosa en mayo de 1944, las ambigüedades velasquistas, el pacto de la ‘regalada gana’ entre socialcristianos y bucaramistas, los malabares de Fabián Alarcón, la traición de Lucio Gutiérrez a Pachakutik y su entreguismo norteamericano. Por ello, no asombran los coqueteos provocados en el transcurso de este año entre Jaime Nebot, Mauricio Rodas y Paúl Carrasco.

Pero la oposición al régimen correísta supera el récord de las incongruencias cuando observamos juntos en la ‘trinchera de lucha’ a referentes del viejo sindicalismo con sectores empresariales y oligárquicos, con quienes otrora era imposible llegar a entablar diálogo alguno, peor alcanzar ciertos acuerdos coyunturales. Porque eso es lo que se percibe cuando los discursos tienen una sospechosa coincidencia entre el agua con el aceite.

¿Es factible entender el contenido de las conversaciones entre dirigentes del movimiento indígena con voceros del banquero-candidato? ¿Tiene lógica que el histórico FUT -de fuerte incidencia entre los 70 y 80- termine cogido de las manos con grupos de poder de influencia mediática? ¿Es admisible que la autodenominada izquierda radical reivindique sus preceptos contando para el efecto con el aplauso del neoconservadurismo?

A diferencia de los 90, hoy los medios privados brindan amplios espacios a tales sectores que reniegan de las políticas sociales y aplicación de derechos impulsados por el Gobierno Nacional. ¿Acaso Luis Macas, Nina Pacari, Miguel Lluco, Blanca Chancoso, tuvieron tanta apertura comunicacional, tal como en la actualidad lo tienen Lourdes Tibán, Carlos Pérez Guartambel y Salvador Quishpe?

¿Desde el lado de los trabajadores se puede comparar similar protagonismo en la prensa entre José Chávez, Fausto Dután y Jaime Arciniegas con la vigente vocería de Mesías Tatamuez, Édgar Sarango y Néstor Erazo? ¿Las entrevistas concedidas a los últimos tres dirigentes demuestran la apertura periodística y el respeto de líneas editoriales de los dueños de los medios o es el resultado del impulso solapado de un homogéneo discurso de confrontación en contra de la estabilidad gubernamental? ¿Cuál es el rol pragmático de la CTE, Cedocut, Ceosl, entre otras, en la defensa de los postulados obreros? ¿O son tan solo gremios en plena disputa de sus cada vez más reducidos espacios de influencia e incidencia organizacional?

En la semana que transcurre el escenario nacional estará cargado de disputa y discusión a propósito de las enmiendas constitucionales que serán debatidas finalmente en la Asamblea Nacional, con lo cual se advierte una agitada agenda en dicha función legislativa.

Es legítimo que se plantee un debate amplio sobre este tipo de temas de trascendencia democrática. Lo que no es coherente -desde ninguna perspectiva- es que la izquierda tradicional siga la corriente -o peor aún le haga la venia- a la derecha gamonal: responsable directa de los peores años de crisis de la historia contemporánea de nuestro país. (O)

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