Publicidad

Ecuador, 07 de Octubre de 2024
Ecuador Continental: 12:34
Ecuador Insular: 11:34
El Telégrafo
Gustavo Pérez Ramírez

A quien pueda interesar

12 de julio de 2016

No será a quienes van en busca de rumores, chismes, dimes y diretes, complots, clarinadas golpistas. Tendrán que buscarlos en otros medios y redes sociales, que,  amparados en la libertad de expresión, les dan fácil acceso. Algunos destilan odio  visceral para que se regodeen.  Este artículo no les interesará, porque es un llamado a la solidaridad, al altruismo, a la generosidad, cuya práctica en la sociedad ecuatoriana se hizo patente con las víctimas del sismo ocurrido el 16 de abril pasado.

No obstante,  la solidaridad a la que apelo aquí no implica contribuciones en dinero. Estas deben continuar para seguir colaborando con los damnificados y la reconstrucción posterremoto.

Invoco otro tipo de solidaridad, que se puede brindar sin desembolsar un centavo. Apunta sí, a un cambio de mentalidad, para ser efectiva y contribuir, además, al cuidado de la naturaleza.

Con buena voluntad, Ud. puede ser solidario con unos de los ciudadanos más humillados e ignorados en la sociedad, como son, a menudo, los y las trabajadores independientes del reciclaje. Varias veces a la semana pasan delante de sus viviendas, recogiendo residuos sólidos que encuentran en las bolsas de basura. Para facilitar su trabajo bastaría una simple orden, en cada vivienda o empresa, de reciclar in situ los residuos sólidos aprovechables, sin mezclarlos con los orgánicos, en bolsas verdes o identificables, antes de sacarlos  a la vereda con el resto de basura. La Ordenanza metropolitana 0332 sobre gestión de residuos sólidos no lo hace obligatorio, pero está en estudio su actualización.

Aún hay muchos recicladores que tienen que hurgar en las bolsas, una tras otra, teniendo que limpiar de residuos de comida botellas de plástico y otros residuos utilizables, condición inhumana de trabajo agravada para quienes, a la intemperie, aguantando calores, frío y lluvias, buscan su sustento diario, recogiendo honestamente papeles, cartones, plásticos, objetos de metal y vidrio, llegando a recolectar el equivalente a una fracción del salario mínimo.

Si hay solidaridad, es doble el beneficio: 1.- Evita que estos trabajadores independientes tengan que seguir abriendo bolsas malolientes para rebuscar los residuos sólidos aprovechables, con peligro para su salud, además de hacer muy lento e inhumano su trabajo; 2.- Facilita su esfuerzo, haciéndolo más eficiente, si solo tienen que recoger las bolsas identificadas como recicladas. De este modo, obviamente, aumentarían sus recursos.

Ante esta realidad se apela al altruismo de quienes no tienen una motivación religiosa, y a la obligación que compromete a quien se dice cristiano, de practicar un amor eficaz al prójimo. Los recicladores y recicladoras son nuestros prójimos más ‘próximos’ después de la familia.

Conozcámoslos y extendámosles una mano solidaria. Tema sobre el cual hay que insistir sin descanso hasta que se consolide una  cultura solidaria del reciclaje, que ya va germinando en Quito y otras ciudades con exitosos proyectos que destacaremos en próximos artículos. (O)

Contenido externo patrocinado