Historias de vida
Los lustrabotas hacen de las calles su hogar y su lugar de trabajo
En las calles de Quito existen miles de personas que se dedican a algún tipo de actividad informal como las ventas o el lustrado de zapatos.
Entre quienes realizan esta última actividad está el ambateño José Julio Quilqui, quien trabaja de esa forma desde los 7 años; hoy tiene 46.
Dice que se hizo lustrabotas debido a las dificultades económicas de su familia y a que le fue imposible estudiar.
Su jornada laboral se extiende entre las 08:00 y las 15:00, período en el cual gana entre $ 10 y $ 30 diarios. Por cada ‘lustrada’, José Julio cobra $ 0,50.
En ciertas épocas del año vuelve a su tierra y se dedica al trabajo agrícola. Con ello complementa sus ingresos.
Quilqui dice que la vida en la calle es difícil, pero que se siente orgulloso de lo que hace. (I)