El Estado debe garantizar la salud y la vida digna de las mujeres y niñas, premisa número uno.  El Estado debe garantiza la salud y la vida digna de las mujeres y niñas excepto cuando han abortado, premisa número dos.

¿Pueden ser ambas premisas verdaderas? ¿Puede ser una verdadera y la otra falsa?

Como la primera premisa debe atender a todo el espectro de posibilidades que implica garantizar la salud y vida digna de las mujeres y niñas, la segunda, por su parte, no puede presentar una excepción a la garantía de salud y vida digna, simplemente porque se tiene o no se tiene salud y vida digna; entonces, no hay espacio para excepciones y menos cuando se trata de una emergencia obstétrica incluyendo al aborto.

El Código Orgánico de la Salud aprobado por la Asamblea Nacional el pasado 25 de agosto, contempla precisamente que se garantice la salud de las mujeres, al considerar emergencias obstétricas a los abortos de cualquier tipo y por cualquier causa aparente, prohibiendo a los establecimientos prestadores de servicios de salud y a las y los profesionales de la salud negar la atención de estas emergencias.

Parecería entonces que la respuesta acertada a nuestras interrogantes, ha sido dada por la Asamblea Nacional en el artículo 201, al momento en que prohíbe a las casas de salud como a sus profesionales negar la atención de emergencias obstétricas, e incluso establece principios que deberán observarse al momento de atender estas emergencias: Respeto a la confidencialidad, Privacidad y Secreto profesional.

Entonces podemos concluir que la premisa: El Estado debe garantizar la salud y la vida digna de las mujeres y niñas no acepta excepciones de ningún tipo y menos cuando está peligro la vida de mujeres y niñas, esto sin embargo ya lo han dicho las mujeres organizadas en grupos feministas y las instancias de derechos humanos, como cuando en el año 2015, el Comité de la Organización de las Naciones Unidas para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer, exhortó al Ecuador a despenalizar el aborto en casos de violación, incesto y malformaciones graves del feto.

Como ser humano me alegra profundamente saber que en mi país las mujeres que han abortado inclusive de manera espontánea ya no morirán por falta de atención en la sala de espera de algún hospital, a menos que el Presidente de la República haciendo uso de su veto presidencial decida lo contrario, lo que sería nefasto, cruel y atentatorio al derecho a la salud y vida digna de las mujeres y niñas. (O)