En el Día Mundial de la Salud todos deben acceder al servicio en condiciones igualitarias y sostenibles.

Este año se ha hecho un llamado a los  gobiernos y ministerios de Salud para continuar el compromiso de alcanzar la salud universal en el marco de la agenda 2030, es decir en los próximos 11 años que se define a través de los objetivos de desarrollo sostenible que firmaron todos los países con Naciones Unidas en 2016.

¿Qué queremos decir con cobertura universal? No solo se trata de recibir atención, sino que las personas que la busquen la reciban sin tener barreras que dificulten el acceso de todos sin importar su complejidad. A todo eso se agrega el término de equidad, igual para todos y  también que sea de calidad para que no haya diferenciación en el tipo de prestación de servicios.  

Ese acceso a la salud no debe ser un factor de desastre financiero, familiar o catastrófico, de tal manera que una persona no tenga que decidir entre el sostenimiento económico de su familia o pagar el costo de la atención.

Hablamos que la salud universal debe ser sostenida a través de la inversión por parte del Estado. Se recomienda que al menos sea el 6% del Producto Interno Bruto. El promedio actual de los países es del 4,2%. Se ha avanzado en la inversión en servicios de salud y calidad, pero las Américas siguen siendo la región más inequitativa.

Se necesita reconocer que la salud universal no es solamente la prestación de atención en un establecimiento sanitario, sino que aquí incide la educación, vivienda, trabajo, un medio ambiente saludable y las condiciones que le permitan al individuo, su familia y comunidad ser parte de producción social de salud. 

Así también, que la atención primaria no es únicamente la que se recibe en el primer nivel sino una estrategia que persigue que todas las personas, independientemente de la diversidad sexual, género o etnia, accedan al mejor nivel de salud y de atención disponible en su país.   El 80% de los problemas de salud en el mundo se resuelven en este nivel, en el que se incorpora prevención, promoción de salud y prácticas saludables a la comunidad. Las mayores causas de muerte en el mundo son las enfermedades no transmisibles (diabetes, hipertensión, cáncer) y las respiratorias. Sus causas son prevenibles, entre ellas el consumo de alcohol, tabaco, la ingesta no saludable y la falta de actividad física. Si dentro de los hogares y espacios comunitarios se  transformaran las prácticas frente a esos riesgos, la población sería más saludable y se podrían evitar muertes y discapacidades. (O)