Rafael Correa, el hombre, más allá de la banda presidencial
Reina el trajín a las cinco de la tarde en uno de los sets de Ecuador TV, en Quito. Es jueves 7 de febrero y ese movimiento en los pasillos y el set mismo corresponden a una visita especial: Rafael Correa Delgado, presidente de la República, con licencia para cumplir con su campaña electoral como candidato para la reelección por el movimiento Alianza PAIS.
Son las cinco y media. Ataviado por la camisa verde que identifica a su movimiento, el Mandatario llega a la cita con media hora de retraso. Se lo nota algo fatigado por sus múltiples viajes a los distintos puntos del país y de paso debe atender a otro periodista que lo aguarda con evidente nerviosismo.
La entrevista entre ellos apenas dura 15 minutos y a ratos es densa. El Presidente sube el tono de su característica voz rasposa, según el sentido de la pregunta, pero vuelve a la calma. Ya son casi las seis y es el turno para Diario PP El Verdadero. El Jefe de Estado revisa los currículos de sus entrevistadores y rompe el hielo con inquietudes acerca de este rotativo.
Rafael Correa se relaja para la entrevista, que en realidad se convierte en una amena charla, una en la que se percibe a un hombre muy distinto al que muchos han visto a través de los enlaces sabatinos, debates y la misma campaña electoral. Se trata de un deportista nato, buen conversador, con sentido del humor, directo, franco, sin poses y un lenguaje tan accesible a la gente, a su pueblo a ese que ha servido desde su niñez como boy scout.
Rafael Veintimilla: Sus becas para estudiar en la Universidad Católica de Guayaquil y la de Lovaina lo revelan como un estudiante aplicado, ¿hubo alguna materia que no le gustaba?
En pregrado, por supuesto, contabilidad. Me daba un coraje que confundieran contabilidad con economía. Sé que economía tiene que ver muy poco con contabilidad, pero ese era el enfoque que se le daba y detestaba contabilidad.
R: ¿Qué recuerda de su paso por el escultismo?
Yo fui scout desde los 7 años. Como decía Sir Baden Powell, el que fundó el escultismo: el verdadero scout es solo una vez en la vida, desde que nace hasta que muere. Así que en mí sigue el espíritu scout. Fui dirigente hasta que me fui a Bélgica cuando tenía unos 26 o 27 años. Tuve algunas interrupciones como, por ejemplo, mi voluntariado durante un año en Zumbahua (pueblo indígena de la provincia del Cotopaxi). Empecé como lobato, fui scout y después dirigente. Ahí tengo los mejores recuerdos de mi infancia, de mi adolescencia, mis mejores amigos. Los del escultismo son recuerdos imborrables. Aprendí valores y principios.
R: ¿A qué rango llegó como dirigente?
Eso no es lo único que me interesó en la vida, con taco o sin taco (en referencia a insignias de madera). Yo formé el grupo más grande del país que era el 17 del colegio Cristóbal Colón, el más grande, y nunca tuve ni medio taco de madera. Yo los tengo ahora, hace poco me dieron como honoris causa, pero nunca me interesó eso (se refiere a los reconocimientos). Lo que me interesaba era estar con los chicos en un movimiento educativo. Lo que quería era educarlos, formarlos.
Gerónimo Altamirano: De esa etapa del colegio ¿qué puede contar?¿Era amiguero o quizás enamoradizo?
¿En el colegio?
G: Sí, en el colegio…
Era un buen alumno. Bueno, primero era muy buen alumno. En secundaria… ya me eché al abandono, pero nunca me quedé en nada. Una vez me dejaron para abril, pero fue por irme de puñete…
G: ¿Recuerda con quién peleó?
Sí, con un buen amigo. Se llama Zenón Balda. Es un amigo del alma. Pero no es que fui un alumno destacado. Realmente me dedicaba a cualquier cosa, cumplía con diez mil cosas. Hacía lo mínimo, realmente, para pasar (el año) sin problemas. Era un muchacho sano, no fumaba, no bebía. Bastante sano, pero bastante inquieto, pues vivía botado de clase, siempre con mala conducta pero por chiquilladas no por cuestiones realmente graves. Y era amiguero, por supuesto…
G: Iba a ver a las noviecitas…
Bueno, siempre los del San José íbamos al María Auxiliadora, que quedaba muy cerca. Tengo un grupo de amigas del María Auxiliadora con las que todavía nos reunimos. Somos un grupo de panas que nos reunimos cada julio, una vez al año. La última vez las invité a comer a Carondelet porque no podía ir a la reunión, pues son en Guayaquil y se armó una farra cheverísima. Es un recuerdo imborrable, todo eso de la primera novia y esas cosas. Entonces, sí, andábamos con las chicas del María Auxiliadora, dos años menores que nosotros.
G: ¿A qué edad tuvo su primera enamorada?
¿Mi primera enamorada…? No seas sabido (risas). Fue a los 15.
G: En otra entrevista mencionó sobre sus 20 años de casado, ¿cómo los ha sobrellevado?
Ya te digo, han sido como 20 minutos, pero debajo del agua (más carcajadas). Han sido años muy felices, aunque duros porque se trata de un matrimonio –que yo diría- binacional, con una cultura tan diferente como la belga, con un país tan distinto, de clima tan frío. Es un país tremendamente desarrollado. O sea, el cambio para mi esposa fue muy duro. Hay grandes riquezas. Tú aprendes muchas cosas, por ejemplo, a superar el sexismo, machismo, que allá son intolerables. Pero también hay diferencias, también hay cosas duras. Por ejemplo, a mí me gusta mucho la música, pero estos recuerdos de mi niñez y adolescencia no los tuve con mi esposa porque era una realidad totalmente distinta. Incluso, es duro si no conoces ahora a alguien que no fue tu amiga en la adolescencia o que ambos hayan escuchado la misma música, puntos en común. Con mi esposa no hay esas cosas, esa parte es un poco dura. Pero en general ha sido un matrimonio bastante feliz.
R: ¿Y cómo conoció a su esposa Anne Malherbe o en qué circunstancias?
Allá (en Bélgica) hay residencias estudiantiles. Yo estuve en una internacional de unas 32 personas y 13 nacionalidades. Fue una experiencia muy enriquecedora. Yo fui a estudiar a Europa no solo una maestría (académica), sino también una de la vida, con otras culturas, de conocer otros mundos y me ayudó mucho estar en esas residencias estudiantiles. Cada noche cocinaba alguien diferente la comida de su país y se aprende mucho. Un día, como yo tenía amiga de Taiwán que vivía ahí, fue a recibirme en la residencia y ahí la conocí (a su esposa).
G: Hablaba hace un rato de que le gusta mucho la música, cuéntenos de esas canciones inolvidables de su juventud…
Claro, en la adolescencia era un muchacho especial, no es que era antisocial, pero no era de los que me gustaban las mismas cosas que los otros de mi edad. A mí siempre me gustó la música de Alberto Cortez, desde joven. Es mi cantante favorito. En esa época a los otros les gustaba los Bee Gees, Travolta, Olivia Newton-John. Créanme, que ahora he descubierto algunas cosas. Les encantaba esas películas como ‘Saturday Night Fever’, ¿cómo es? (hace una pausa para recordar) ah ya... ‘Thanks God it’s Friday’ y yo de repente veía en Guayaquil a un poco de ridículos que usaban chaquetas negras y no entendía. Después como a los 20 años, en una noche de insomnio viendo películas viejas es que me doy cuenta que es ‘Summer nights’, ¿cómo es que se llama esa película?...
R: Grease, Brillantina…
¡Brillantina! Y de ahí es que sacaron esa moda y recién me enteraba porque yo no iba a ver esas películas, créame yo no perdía el tiempo en esas cosas. Prefería irme a escalar o acampar, caminar, llevarme de excursión a los chicos scouts. Entonces, no me gustaba mucho eso de la música disco, yo prefería escuchar a Mocedades, Alberto Cortez, en eso sí era algo especial. Me gustaba mucho leer…
R: ¿Qué es lo que le atrae de la música de Alberto Cortez?
La poesía. Alberto Cortez es un poeta, pero también es un intérprete extraordinario. Y Alberto tiene como unas 300 canciones. No siempre se conocen las más bellas. Por ejemplo, hay las que yo llamo metafísicas. Escuchen alguna vez ‘Parábola de uno mismo’…
G: ...¿Quizás esa es alguna de sus consentidas de él?
Bueno, decir sobre alguna canción preferida de Alberto Cortez es como decir a qué hijo uno quiere más, uno quiere a todos. Pero hay diferentes tópicos, entre las metafísicas como las llamo a canciones como ‘Parábola de uno mismo’ o las de amor como ‘Si no estuvieras’… Hay protestas de Alberto Cortez como ‘La miel y las abejas’, que son canciones espectaculares.
G: Ya que tanto le gusta la música, ¿usted canta hasta cuando está trabajando?
No, no. Eso sí no he sido capaz de hacer. Me gusta tanto la música que si me pongo a escucharla es solo a eso. Yo no soy de los que puede leer y escuchar música a la vez. O hago lo uno o hago lo otro.
G: …pero sí ha cantado frente a multitudes…
Ah, esas son delicias de que uno es en algún momento (en referencia a que ahora es el Presidente y ha podido recibir a sus artistas favoritos). Cuando era pelado siempre me botaban de los coros y en todas las peñas, mis amigos de la universidad decían: “una que no se sepa Rafael, por el amor de Dios”. Y me sabía toditas que era lo peor para ellos, me dicen “mp4 Correa”. Y ahora como presidente nadie se atreve a decir “oe quítale el micrófono”.
G: ¿Cómo es usted en casa?
(Está pensativo y no responde de inmediato) Me estoy acordando de otra canción de Alberto porque la que más me gustaba es ‘Si no estuvieras’, es cheverísima (intenta cantar el coro, pero se detiene). ¿Cuál es la otra? Se me fue ahorita, pero ya me voy a acordar… Yo voy a la casa y soy un esclavo de mi familia. Es más, me siento que le debo mucho. En esto (de ser Presidente) creo que la más sacrificada es la familia. Uno toma opciones individualmente, pero la pagan los otros. Y eso no es justo. Mis hijas tuvieron una adolescencia difícil, siempre rodeadas de seguridad. Cuando mi hija Sofía se fue para Francia yo le dije “mijita por qué no hace un pregrado aquí” y ella me respondió “porque no quiero tener seguridad”.
G: ¿Es un padre celoso tal vez?
O sea, yo concedí una entrevista reciente a la revista Caras donde digo que “no”, pero mi hija la leyó y me dijo “¿por qué mientes?”. Según ella sí lo soy, pero yo creo que no.
G: Cambiando de tema, ¿vio el partido de la selección (ante Portugal)?
Casi no lo veo. Vi una partecita desde el tercer gol hasta el final. Fue un golazo de Felipe Caicedo y claro, no faltó el gol que se comió (Christian) Benítez, está falto de cintura…
R: Hace tiempo decía que ha sido ‘salado’ para ir al estadio Capwell…
No, eso dicen los opositores (ríe).
R: En buena hora para aclararlo..
Hace rato que se rompió el maleficio. Hace rato que voy y hemos ganado, por ejemplo, 5-0 (se refiere a un partido contra El Nacional en abril del 2012, por la fecha 11 de la segunda etapa). Los opositores no tienen de qué acusarnos, aunque no lo creas, es la mala fe de ellos, para que la gente en el estadio te pifee, te humille…
G: ¿Y cómo analiza al Emelec del 2013?
Bien, pero todavía nos falta para ser un gran equipo a nivel internacional.
G: ¿Y del actual campeón, Barcelona?
Tiene un equipazo, pero no le va nada bien en lo que va del año.
R: Es verdad...
Pero tiene un equipazo, ese Damián Díaz es un jugadorazo..
R: Hablando de Emelec, Carlos Alberto Raffo le regaló unos botines que él usó, ¿se los probó?, ¿dónde los guarda?
Los dejé en el museo de Emelec.
R: Acerca de otras disciplinas, tuvo la oportunidad de entregar casas a los deportistas que participaron en los recientes Juegos Olímpicos…
Disculpa que te interrumpa, creo que la canción es ‘Amor, mi gran amor’, pero no es la que más me gusta, ya me voy acordar de cuál es la que más me gusta… (sigue pensando en las canciones de Cortez, mientras responde a la entrevista)…
R: Decía que entregó casas a deportistas que estuvieron en Londres, ¿cómo fue esa experiencia de ver la satisfacción en los rostros de ellos?
Álex Quiñónez fue una gran alegría. Cuando le di la casa a él, su madre estaba ahí. Le dije “esto más que para ti es para tu mamá. Lo que eres es por ella”. Eso fue muy emotivo. Esas son las cosas gratas de ser presidente, el poder reconocer el esfuerzo y sacrificio de la gente. Son cosas que llenan de alegría y son muy justas. Pero alguien se preguntará ¿vale la pena invertir en el deporte frente a tanta necesidad? Son ilusiones movilizadoras. Álex Quiñónez no solo es un deportista, es un ejemplo para la juventud. Es un educador porque con lo que él hace, miles de jóvenes lo seguirán. Por eso es importante apoyar al deporte.
G: Hace un rato usted decía que prefería leer, ¿cuáles son sus autores de cabecera?
Sí, era un ‘come libros’, pero una de las grandes penas de este oficio (el de presidente) es que no tengo tiempo para leer por placer. Leo mucho, pero reportes, decretos, libros que no son necesariamente los que me gustan, más bien son para informarme. En cuanto a géneros no es que no me gusten las novelas, pero prefiero los relatos. Pero con una buena novela por placer, como que casi imposible...
R: ¿De qué autores?
Gabriel García Márquez, sin duda, pero insisto, prefiero más los relatos, uno de esos autores es Alfonso Rumazo González, quien tenía las biografías de Sucre, de Simón Bolívar. Siempre me han gustado mucho los relatos históricos. Sinceramente siempre he sido un obsesionado por la eficiencia, por no perder el tiempo. Si este señor (Rumazo González) me puede relatar las cosas desde el contexto histórico, mejor, en vez de ver las noveladas y que haya que haya mucha parafernalia. Ustedes saben que de pequeño éramos muy pobres, no es que había mucha plata para comprarse libros. Yo tengo una tía abuela que escribía en Selecciones y Selecciones siempre traía libros condensados. Y yo devoraba, la revista y el libro condensado. Con eso pude aprender mucha historia. Por ejemplo, sacaban muchos libros sobre la II Guerra Mundial, La batalla de Midway, Un puente demasiado lejos, El día D, La batalla de Stalingrado.
R: ¿Quizás eso tiene que ver con el tipo de cine que prefiere?, según dijo en otra entrevista..
Sí, pero en realidad no me gustaba mucho el cine. De pequeño iba muy poco. Además no había mucha plata para ir al cine. Ahora voy bastante porque a mi esposa sí le gusta y yo la acompaño. Ah y a Miguelito (el menor de sus hijos) también le gusta, ahora soy especialista en el Hombre de acero, Los increíbles y todas esas cosas.
R: A propósito, ¿qué referencias tiene de lo que ha visto sobre el cine nacional?
Sí, sí, siempre trato de ir. Estoy muy orgulloso de la producción nacional. La última que vi fue ‘Mejor no hablar de ciertas cosas’ y la calidad es bastante buena, tanto de actuación, dirección, de libretos, fotografía. Eso nos genera orgullo porque eso es directo resultado de políticas estatales, hay apoyo al cine nacional. Antes un largometraje era cada cuatro años, ahora es al revés, salen cuatro filmes al año. Cada 12 días se premia a nivel internacional a una película ecuatoriana. Entonces sí, el cine ecuatoriano no me lo pierdo.
R: Al principio de esta entrevista contaba que prefería salir a escalar y otras actividades semejantes, ¿se le hace más fácil compartir eso con su hija Sofía?
Bueno, lo de mi hija es otra cosa. Ella siempre practica escalada en muro y roca, esa no la puedo hacer. Me hubiera encantado. Es un deporte muy completo, es fuerza, flexibilidad, resistencia, inteligencia para escoger la ruta. Mi hija es muy buena, es campeona nacional y ahora que está en Francia, en su categoría está entre las diez mejores. Ese país es una potencia mundial en escalada. Lo mío más bien era el ‘trekking’, caminar, darme la vuelta al Cotopaxi. De joven cuando estaba en Zumbahua me bajaba por el Quilotoa hasta La Esperanza, Quevedo. De eso siempre me ha gustado mucho. Pero esa escalada como la que hace Sofía, esa no, es más complicada. Y el andinismo tampoco porque como soy de la Costa y no hubo mucha técnica, me cuesta por lo de la altura.
R: Precisamente en esos tiempos de expediciones, ¿con qué tipo de realidades se encontraba? ¿Quizás eso lo alertó más a servir y formar al presidente que hoy es usted?
Bueno, lo del servicio al país siempre ha estado desde pequeño. Siempre me ha gustado servir. Era presidente de curso, era de los que ayudaba y como jefe scout, de patrulla, luego de dirigente. A los 16 años era jefe de tropa. Me perdí matrimonios, graduaciones, fiestas, por estar en campamentos. Siempre me gustó servir, siempre tuve ese espíritu solidario con los más pobres, preocupándome, organizando en el vecindario, que si moría alguien armar la colecta. En todo eso siempre estuve. Luego ya en la universidad continué con eso, con los scouts. Yo cuando tenía unos 15 o 16 años me iba a visitar a personas de las que nadie se acordaba, en los asilos de ancianos. Para mí era un sacrificio pequeño, mientras que para ellos era una alegría tan grande. Así son esas cosas que hacía de buena nota. Ya después más técnicamente, cuando me gradué de economista, me di cuenta que no sabía nada del mundo indígena y me dije “no puede ser”. Créame, cogí mi mochila, le pregunté al director de los salesianos que quería irme a conocer sobre los indígenas porque no sabía nada de ellos. Hay dos lugares, me dice, Cayambe, le dije que eso sí conocía. Zumbahua, a ese sitio porque no conozco y me quedé un año.
R: Hemos hablado de escalada, de expediciones, sus gustos futboleros y hasta pedalea en bicicleta en su campaña, ¿qué otros deportes le apasionan? Jugó indor en su barrio del centro?
En la calle no, pero en el colegio sí. Jugábamos indorfútbol en el patio del plantel, donde las canchas son de cemento. Yo vivía frente al colegio, que era mi vida. Practicaba mucho fútbol, no era malo para eso, aunque no podía entrenar regularmente por ser jefe scout.
R: ¿De qué jugaba?
Yo era básicamente un back, marcador derecho y número 5. Pero dicen que el deporte es salud y aquí (se señala su rodilla derecha) las once operaciones son por el fútbol. La rodilla nueva que tengo es gracias al fútbol.
R: ¿A qué jugadores admiraba en esa época?
A jugadores de Emelec. Me acuerdo de esos tiempos, del ‘Gordo’ De María, de esa gente. Mi otro deporte siempre ha sido el ciclismo. Yo iba a todos lados en bicicleta. Me acuerdo que tenía una de segunda mano, pesadísima, sin cambios y con el piñón dañado. Y con esa bicicleta me subí al cerro Santa Ana. De ahí que saqué fuerza y creo que de aquí que viene mi capacidad para el ciclismo. Cuando hacemos ciclismo, aquí los señores atletas de la seguridad, se me quedan.
G: Aparte de ser un buen deportista, ¿cómo se cuida en cuanto a lo nutricional?
He sido de buen comer. Ahora no como casi nada. Antes me comía dos parrilladas del Ñato así (gesticula el tamaño con sus manos), ahora ni media, creo que ni la tercera parte. Creo que ahora como mucho menos, siempre me ha encantado el deporte. No me ha gustado engordar, ahora ni siquiera puedo por mi rodilla. Tengo que mantener el peso. Es más difícil ahora hacer deporte, pero cuando puedo sí me voy de caminata, de bicicleteada, nado un poco. Hago rehabilitación (en la rodilla) cuando estoy en la presidencia regularmente. Ahorita no he podido hacer, pero procuro que sea tres veces por semana.
R: ¿Y qué prefiere de la gastronomía ecuatoriana?
Bueno, a mí me gusta mucho la comida nacional. Probablemente, más los ceviches, comida de la Costa.
R: ¿Ceviche y encebollado en balde?
¡Siempre! ¿Por qué no? ¿Quién no ha comido ceviche en balde? Limonada en balde, los pastelitos...
G: Y si es de meterse en la cocina, ¿qué prefiere prepararse?
Bueno, recuerden que yo he vivido solo como estudiante. Uno tenía que cocinarse. Además la cocina me desestresa. Entonces, de vez en cuando cocino.
G: ¿Qué le sale mejor?
El menú de campamento. ¿Te acuerdas cuál era? (se dirige hacia el otro entrevistador) Sopa al kerosín, arroz quemado, sopudo y ahumado, y menestra con tierra. Era el menú típico de los campamentos.
R: Claro, el típico de los campamentos, de los jamborees?
Yo cocinaba en los campamentos. En la casa cocino de vez en cuando. Me gusta hacer comida gourmet. Es decir, me ayudo con el iPad. La otra vez me regalaron unas langostas, las hice en crema de leche con unos… ¿cómo es que se llaman estos? Estoy cansado de que se me vaya el nombre de esta pasta especial, los más gruesos. Bueno, preparé eso para la familia. Me gusta experimentar. Pero para salir del paso, que menestras, estofados, ceviches…
G: De televisión nacional qué consume más?
Veo muy poca televisión. No tengo tiempo. Y si es que tengo tiempo, en algún rato, en que llego con todas las preocupaciones de la oficina ya la familia está dormida, quiero cambiar el chip, entonces me pongo a ver alguna película en cable. Casi no veo televisión nacional.
G: ¿Qué películas?
Insisto veo muchas películas históricas. Si yo voy al cine, si por mi fuera, es para ver películas por diversión o para aprender historia. Pero ver cine y sufrir por las puras, porque no son historias reales, no. Ver cine de ciencia ficción me parece una falta de imaginación total. Por ejemplo, la Guerra de las Galaxias. Eso para mí son reproducciones de la II Guerra Mundial. En vez de poner a los kamikazes contra el portaviones, lo que ponen es una nave espacial y eso a mí me parecen mosquitos. Me parece que totalmente hay falta de imaginación. Para ver esas películas, prefiero no ver nada.
G: Pero de muchacho debió tener algún superhéroe...
Bueno tenía a Powell, un jefe scout. Gente que te ha servido como referentes en la vida, grandes profesores...
G: Leí en algún lado que el Chapulín Colorado…
Para mí el Chapulín Colorado es el mejor programa de televisión, en sí Chespirito, por todo lo que ha hecho él. El Chavo del 8 y otros personajes son extraordinarios..
G: ¿Alguna vez bromeó con alguna travesura del Chavo?
Me escribe. La otra vez me envió una carta Chespirito y una foto autografiada que la tengo en la oficina. Chespirito es mi héroe.
R: ¿Y qué tan travieso era usted de niño?
Travieso, travieso no, pero sí era relajoso.
R: ¿Pero recuerda alguna trastada específica?
Umm.. como unos quinientos mil. ¿Sabes qué? Hay que explicarlo bien. De repente hay un patio con puertas clausuradas con rejas, pero en el que quedaba un espacio y nos encerrábamos ahí. El profesor estaba en media clase y empujando eso ¡bloom! Decía: “perdón profesor me encerraron ahí”. Qué podía decir. Pero también era muy rebelde. Entonces, los hermanitos cristianos que tenían nombres muy inspiradores, que Serafín, Dositeo, Benigno, nos prohibían andar con blue jean, zapatos de caucho y camisetas. Ibas con blue jean o camisetas y te botaban. Una vez me presenté con blue jean, camiseta y zapatos de caucho… y me botaron.
R: Usted ha escrito tres libros, basados en su profesión, ¿qué otro tipo le gustaría escribir?
Me gustaría escribir una novela…
R/G: ¿Aunque no le guste leerlas?
Sería ‘Pilatos, mi héroe’. Porque Pilatos es uno de los personajes satanizados en el discurso, pero más seguido y adorado en la práctica: lavarse las manos. Es el deporte favorito, sobre todo, de los dirigentes del mundo actual.
R: Ahora que estamos cerca de los comicios, ¿recuerda a quién le dio su primer voto y qué esperaba de ese candidato?
He votado muy pocas veces porque he estado bastante fuera del país, pero nunca lo hice por la derecha. En el 79 no votaba todavía. En el 84 lo hice por Rodrigo Borja. En el 88 volví a votar por Borja, si la memoria no me falla. Oh, perdón fue por Frank Vargas Pazzos, socialismo, APRE.
G: Estamos en el mes de San Valentín, ¿qué tiene preparado para su esposa?
No me gustan esas fechas postizas. (carcajadas) Los ‘gringos’ pusieron como fecha el 14 para regalar rosas, bombones y decir te amo.
R: Eso se lo puede hacer durante todo el año..
Así es. Le digo eso a mi esposa todo el año, menos en San Valentín. Soy rebelde. (más carcajadas) En serio.
R: Cambiando de tema, a su hija Anne Dominique le atrae la actuación, ¿cómo la apoya?
Ella es muy responsable, muy seria. Recién cumplió 16 años en enero y es muy segura de sí misma. Además tiene capacidad para eso. Ella participó, claro que con dos palabras, en una película nacional que pronto se estrenará y se llama Feriado. Ahora está grabando programas educativos y es muy sacrificado. Viernes, sábado y domingo tiene que filmar. Pese a eso es una gran alumna. Se pasa las noches en vela haciendo sus deberes. A veces me pone a mí a hacer sus tareas (sonríe, mientras sus ojos brillan al hablar de su hija). Lo toma muy en serio.
R: En campaña y en los enlaces sabatinos se muestra enérgico y firme, ya que nos habla de su hija ¿cómo es usted en casa como papá de tres vástagos y esposo?
Soy papá y esposo mandarina. Pero creo que sí sé poner un alto cuando es necesario. Y obviamente tengo temperamento fuerte. Algunas veces en casa se me pelan los cables. En general, tengo un temperamento fuerte.
R: A quién le heredó su carácter?
Básicamente línea paterna. Mi padre tenía un carácter fuerte, pero él y yo juntos hemos sido unos angelitos comparados con mi abuela paterna.
El Presidente se levanta de su asiento para ver más de cerca unas camisetas.
G: ¿Qué le recuerda esta camiseta? (la de Liga de Quito)
Y todavía duele, todavía duele ese 7-0 (carcajadas). Ese resultado me cogió a mí en Estados Unidos. Yo me iba de vacaciones a Bélgica. Sabía que Emelec y Liga iban a jugar la final, pero no supe más. En esa época no había casi Internet. Regreso como a los 15 días y pregunto “¿cuánto quedaron?” Me dijeron “7-0”.
G: ¿Y esta? (la del Quito)
Equipo pobre, pero honrado.
G: ¿Qué tal la de Barcelona?
(Le da una mirada sarcástica) En esta campaña ya estamos como el Barcelona del año pasado. Creo que ya estamos seguro en la final (en referencia al invicto en el torneo local 2013).
G: ¿Y esta, la Tri?
La Tri es alegría. Miren el paseo que le hizo Ecuador a Portugal.
G: ¿Qué tal su consentida de Emelec?
Esa sí es sagrada. La gloriosa.
Rafael Correa toma el balón que le dan. Intenta unas cascaritas. Demora un poco en dominar la pelota y más bien se justifica por el calzado café que lleva. Se detiene por un rato y se excusa. “Son los zapatos que tengo desde la campaña del 2006. Los uso como cábala junto con el cinturón (se levanta la camisa que luce por fuera para señalar esa prenda de vestir)”, dice.
Toma de nuevo el esférico y le da rienda suelta a los malabares, esos que lo revelan como un deportista nato, uno que practica ciclismo, natación, caminatas, escaladas, karate y por supuesto, fútbol. Son casi las siete de la noche. La plática ha terminado. Reconoce que se ha divertido con la charla, agradece, se toma fotos y se despide.
Pero en menos de un minuto regresa porque sentía que algo le faltaba contar. Resulta que ‘Aquella novia primera’, ‘Tú’ y ‘Amor mi gran amor’, son sus canciones favoritas de Alberto Cortez, esas que no podía acordarse durante el diálogo que lo deja ver como el hombre más allá de la banda presidencial.
¡ENTÉRATE!
Su nombre completo es Rafael Vicente Correa Delgado.
Nació el 6 de abril de 1963 en Guayaquil.
Padres: Rafael Correa Icaza y Norma Delgado Rendón.
Hermanos: Fabricio, Pierina y Bernarda.
Casado con la ciudadana belga Anne Malherbe (nacida en 1969) con quien ha procreado a Sofía, Anne-Dominique y Rafael Miguel.
Estudió la primaria y secundaria en el colegio San José La Salle. En 1987 se graduó como economista en la Universidad Católica de Guayaquil.