Al dibujante argentino Joaquín Salvador Lavado se lo conoce mundialmente por ser el “padre” de Mafalda, a través de su seudónimo de Quino, aunque resulta que aquella niña rebelde de historieta no es su creación favorita, según reconoció ayer en pleno festejo por sus 80 años de vida.

Quino prefiere a la pequeña Libertad, un personaje que incorporó al final de la tira de Mafalda. Rodeado de familiares y amigos, Quino ha elegido la localidad mendocina de Luján de Cuyo, a más de 1.000 kilómetros de Buenos Aires, para celebrar en la intimidad su octava década.

Los años “no pasan, se te quedan en el cuerpo”, apunta el genial caricaturista de padres andaluces en una entrevista que ayer publicó diario Clarín y en la que admite que se siente a su edad “como un arquero que no sabe por dónde le entró la pelota”.

Explica que sus problemas visuales lo limitan a la hora de dibujar y prefiere disfrutar su tiempo con la música, el cine y la gastronomía.“Para qué gastarme en que se me ocurran cosas que después no puedo dibujar. Es como si un tenor tiene problemas con las cuerdas vocales”, añade Quino, quien pese a que nació el 17 de julio sus padres lo inscribieron exactamente un mes después en el Registro Civil.

El “padre” de Mafalda confiesa que, después de dibujar a su pequeña heroína durante casi diez años, se sintió mejor con el personaje de Libertad, la hija de padres hippies a la que incorporó durante la etapa final de la historieta.

Mafalda apareció por primera vez el 29 de septiembre de 1964 y fue dibujada por última vez por Quino el 25 de junio de 1973. “Libertad ofrecía muchas más posibilidades. A Mafalda la dibujé desde que empezó hasta que terminó la tira, durante casi una década. En cambio a Libertad la hice al final de la tira y, claro, con ese personaje me siento mejor”, agrega en la entrevista con el diario argentino.

Quino, de cabeza semicalva y anteojos que descansan sobre su prominente nariz -tal como lucen muchas de sus caricaturas- nació en Mendoza, en el seno de una familia de emigrantes españoles, el 17 de julio de 1932, estudió Bellas Artes pero pronto se decantó por la caricatura.

Comenzó a publicar la tira de Mafalda en el semanario Primera Plana, sin imaginar que esta niña irónica, preguntona y preocupada por la paz mundial se convertiría en un símbolo de rebeldía.

Aunque no dibuja a Mafalda desde hace 38 años, este personaje no pierde vigencia. De hecho, su autor recuperó el personaje para ilustrar campañas en favor de los derechos de la infancia. En 2009 Quino anunció que dejaba de dibujar por un tiempo para evitar repetirse.

Durante su larga trayectoria, Quino ha publicado varios libros y ha recibido numerosas distinciones, como el “Romics de Oro”, máximo galardón que otorga el Festival de Cómic y Animación de Roma, en su edición de 2011, y el II Premio Iberoamericano de Humor Gráfico Quevedos.

Como parte de los festejos por el cumpleaños de Quino, un grupo de fanáticos ha creado un mural en la explanada de la Municipalidad de Godoy Cruz con la frase “Gracias maestro”. Aparecen un Citroën de un vecino fanático y las figuras, de un metro de alto, de los personajes de su historieta más reconocida, en distintos sitios del jardín. Una torta con la cara de Mafalda que le dirá “Feliz cumpleaños papá”.

También, ya en el aspecto protocolar, ayer debía recibir la distinción Huésped de Honor, del Consejo Deliberante, y otra de la Legislatura provincial, producto de una iniciativa del diputado Tadeo García Zalazar.

Diego Gareca, director de Derechos Humanos de Godoy Cruz, cuenta que decidieron organizar un homenaje a Quino, no solo porque es un artista destacado y mendocino, sino también por los valores que transmite con su obra.

La distinción también es por la coherencia personal, lo que el funcionario consideró que constituye un ejemplo para las generaciones futuras. Y además, porque aún se dedica a las ilustraciones, aunque en menor escala.

Gareca explica que invitaron al muralista Natalio García para pintar una obra en honor a Quino sobre la pared sur del predio de la comuna. También estaba prevista una intervención artística, con figuras de un metro de alto, de Mafalda, Guille, Manolito, Felipe y otros entrañables personajes de la historieta.

A eso debía sumarse una viñeta gigante con extractos de la tira. En tanto, un habitante del departamento, seguidor de Quino, ofreció prestar su Citroën, el mismo modelo que tenía la familia de la pequeña que odia la sopa.
Los asistentes -la celebración es abierta a todo público- debían cantarle el feliz cumpleaños y con una torta que tiene la cara de Mafalda y chocolate caliente para acompañar.

Natalio García, el muralista, tiene 29 años y pinta desde los 12. Empezó con grafitos, en los que buscaba nuevas tipografías para escribir su nombre, por lo que iba virando su enfoque hacia lo conceptual. García, también conocido como Cees, fue invitado por la Dirección de Derechos Humanos para plasmar una obra de 15 metros de largo por 2 de alto. En los detalles con aerosol participó otro artista, Mat. Todo para homenajear al “padre” de Mafalda, que prefiere a Libertad, otro personaje de su célebre tira.