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Entrevista / peky andino moscoso / dramaturgo, cineasta, actor y guionista quiteño

"Los cantantes populares tienen mucho que contarnos"

"Los cantantes populares tienen mucho que contarnos"
cortesía
19 de julio de 2016 - 00:00 - Redacción Telemix

Para el dramaturgo, cineasta y guionista Peky Andino (Quito, 1962), la conexión entre el arte y lo popular debe motivarse más en las producciones del país. Tras la transmisión de los 10 capítulos de la miniserie ‘El más querido’, basada en la vida del cantante Gerardo Morán, afirma que hay mucho por explorar en las diversas historias de los artistas populares. Andino se muestra satisfecho por el 32,9% de audiencia nacional que tuvo el seriado, pero considera que el público necesita reconocerse a sí mismo en las historias populares.

¿Cómo surge la idea de retratar la vida de Gerardo Morán en ‘El más querido’?

De la necesidad de realizar un trabajo sobre los artistas populares. Yo me había centrado en las temáticas en la clase media, o la ‘clase media quiteña’. Creo, que aquí he encontrado respuestas más allá de los tópicos que se publican sobre el arte, y la música popular ecuatoriana, que es un mundo súper interesante. Los cantantes de música popular venden diez veces más que cualquier otro artista del país y son capaces de llenar coliseos. Me interesó mucho Gerardo Morán porque había leído en la prensa, que con el mexicano Marco Antonio Solís convocaron una multitud impresionante de personas en Machala, en 2013.

Pero usted tenía otra perspectiva, una más rockera...

Sí, yo creo que son tiempos. Presentábamos conciertos u obras de teatro ante unas 100 personas. Con ‘El más querido’ hemos sido primeros en aceptación. Recién estuve en Guayaquil y aún se habla mucho de ‘El más querido’. Y en todas las clases sociales. Solo nos reprochan que fueron pocos capítulos. Un radiodifusor me contó que en Mapasingue, al oeste de Guayaquil, no hablan de otra cosa. Para mí, que he creado productos para otro tipo de público, al tratar ahora con el arte popular, es demostrar que se puede hacer este tipo de producciones sobre nuestros artistas.

¿Tomó como referencia las producciones de otros países sobre sus artistas populares?

Sí, de hecho paso navegando por la red, leyendo acerca de las tendencias en el mundo latino y anglosajón sobre la televisión. Es obvio que hay una tendencia de crear este tipo de historias. En Colombia, Perú, México, Argentina. Recién se estrenó la vida de Juan Gabriel. Y aquí he descubierto que el arte siempre estuvo como de ‘espaldas a lo popular’. Siempre se lo entendió como algo ‘complicado’ o para las minorías y que lo popular no tendría la calidad que se requiere, pero es lo contrario. Por ejemplo, William Shakespeare era un autor popular.

¿Retratará a otros artistas populares?

Sí, estamos pensando en algunos artistas. Nos ha ido bien. Demostramos que el artista popular ecuatoriano tiene mucho que decirnos, no solo de su arte, sino también en su organización. Son empresas familiares las que los manejan. No hay un mercadeo formal de industria, es más bien personal y con resultados. He visto cómo viajan y se presentan en lugares insospechados como Suecia, Bélgica.

Para ellos, es mucho más fácil que para un artista ‘culterano’. Creo que vivir ‘de espaldas a lo popular’ es quizás lo que ha estancado a las posibilidades del arte local. Creo que hay una ‘desconexión entre lo popular y el arte ecuatoriano’.

¿Siempre ha sido así?

No, no fue así siempre. Por ejemplo Ernesto Albán fue un producto popular, aceptado en Guayaquil, Machala, Los Ríos y en la Sierra. Pero él interpretaba a un personaje quiteño, con una propuesta política. Sin embargo, el teatro académico, ‘culterano’, consideraba que lo que él hacía era un “teatro fácil”, pues ¡qué bien que el arte sea de fácil entendimiento!

¿Qué tan involucrado estuvo Gerardo Morán con su propuesta?

Le presentamos la estructura y sabía desde el principio que habían variantes con ficción, pero él es un hombre muy tolerante. Una vida real no da para tanto y hubo personas que dijeron: “¿Por qué no hicieron mejor la vida de fulanito?”. Yo respondí: “¿Y por qué no lo hicieron ustedes?”. Gerardo Morán estuvo tan involucrado que nos prestó su casa para el rodaje. Yo quería esa conexión con la realidad, esa alma, ese aire.

¿Qué actores fueron fijos y a quiénes audicionó?

Santiago Carpio siempre fue la primera opción para interpretar a Gerardo por el trabajo actoral que hace. Por la manera de entender mi lenguaje. Es un actor muy maleable, que entendía lo que quería, y que podía hacer las cosas rápidamente. Lo escogimos con Nadine Muñoz, directora de casting. Y como es lógico hubo otros que audicionaron.

¿Se vio obligado a hacer algún cambio de última hora?

Quedaron los que tenía en mente. Cuando yo buscaba el personaje de Tamara, la bailarina de Gerardo en la trama, imaginaba una mujer determinada, pero no la hallaba. Un día, un director de noticias me refirió a una actriz colombiana, que justo estaba residiendo por un tiempo aquí en Quito. Acepté, y nos conocimos en una tarde. Cuando la vi, me dije: “Es ella”. Se llama Ana Lucía Silva, y había participado en producciones como ‘El Joe’, ‘Pandillas, Guerra y Paz’, y en un reality que se llama ‘Mundos diferentes’.

Hubo situaciones ficticias, pero ¿qué quiso retratar exactamente de Gerardo Morán?

La historia de un ser humano. Quise retratar a un cantante con sus tragedias, su poesía, comedias, su vida dura, al artista popular que lamentablemente invisibilizado por una élite. Quiero contar la vida de quienes están en eso y con eso plantear la posibilidad de que nos reconozcamos. Es lo que sucede si vivimos de espaldas a lo popular.

¿Cómo fue la relación entre los actores con los personajes reales? ¿se conocieron antes de la filmación?

Sí, hubo muchos datos. Previo a la escritura del guion, hicimos un documental sobre Gerardo Morán. Fue como la Biblia audiovisual de guía. Viajamos con él, fuimos a San Pablo de Pita, en la provincia de Bolívar, donde nació y creció. Luego volvimos a Quito. Estuvimos dos días y conversamos mucho con la gente para entender su origen.

¿Cuánto tiempo se necesitó para producir ‘El más querido’?

Casi dos años. El rodaje tuvo algunos inconvenientes. Por ejemplo, el año pasado, en Quito, hubo incendios y estaban cerrados algunos pasos o vías por lo que cambiaron algunos planes de rodaje. Todo fueron en locaciones vivas, y algunas tomas reales.

¿Y en rodaje?

Seis semanas con un promedio, de 2,5 capítulos por semana, en casi 12 horas por día, entre los viajes. No lo hicimos en San Pablo de Pita, que es el sitio de origen de Gerardo. En su lugar grabamos en el cantón Pacto. Ahí ambientamos todo. El resto fue entre Quito y Guayaquil. También buscamos en archivos, la época para ambientar, conocer la vestimenta, los autos, cómo eran las ciudades en ese tiempo.

¿Quién será el próximo personaje?

Aún no puedo decirlo. Se perdería la sorpresa. (I)

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