Canta cumbia y no lleva consigo camisa manga larga ni pantalones blancos que dejan ver los tobillos, ni tampoco usa el típico sombrero de paja ni un pañuelo sobre su cuello, ni mucho menos carga un acordeón. Karval es todo lo contrario.

Su atuendo tiene toda la influencia del hip hop con pantalones ajustados y en ocasiones holgados, coloridas camisetas, capris denim y hasta gorra, aunque no tenga cabellera que cubrirse. Usa arete y chaquetas gogoteras o a lo rock star.

En medio de esta simbiosis entre el pasado y el presente está la ‘cumbia style’, un nuevo “género musical” que ha entrado con fuerza a las emisoras de Colombia, México, Chile, República Dominicana y Ecuador en donde más de uno ha bailado esta fusión de ritmos tal como ocurrió hace algunos años cuando inició la  ‘salsa choke’.

El responsable de esta reciente  onda musical es Carlos Valencia, nombre de pila de Karval, quien utilizó la base de la cumbia y la “modernizó” con sonidos de los sintetizadores, teclados electrónicos, cajones sonoros y samplers con los que logró adentrarse entre los adolescentes con temas como ‘Asesina’, ‘Pum pum’, ‘Menéate’ y ‘Cumbanchá’.

Pero, ¿qué es la cumbia style? Valencia tampoco lo tiene tan claro al afirmar que él pone la cumbia y la gente la baila “como quiera hacerlo”; de lo que sí está seguro es que su música lleva la esencia de este tradicional ritmo del Caribe colombiano, a través de los sonidos del acordeón, la percusión y el bajo, este último mantiene la misma sonoridad. “Yo lo que hago es cambiarle la estética y la forma de presentarlo, pero sigue siendo cumbia”.

Más allá de innovar el mercado musical, tal como ocurrió con la salsa, la balada, el rock y hasta el flamenco, Karval tiene otro propósito: que las nuevas generaciones no se olviden de la cumbia y que en las radios las sigan programando como se hacía antes del boom de otros ritmos modernos.

Situación que califica de “penosa”, sobre todo porque aún viven grandes exponentes del género como Alfredo o Lisandro Meza, quien todavía recorre Colombia y otros países promocionando la cumbia para que “no muera”.

Esta fue la mayor motivación  que tuvo Karval para hacer que la cumbia sonara más moderna, sin perder su esencia. “Utilizo frases comunes y describo situaciones reales como las canciones de antes, manteniendo la misma galantería, picardía y jocosidad”, describe Valencia, quien actualmente promociona la canción ‘Embolatao’, término que en el argot colombiano significa “embobado o distraído”.

También está próximo a lanzar una versión en inglés de ‘Cumbanchá’ que trabajó con un productor estadounidense afincado en Los Ángeles. “El tema en español ya entró y gusta mucho, pero me encantaría  aprovechar lo que está pasando para hacerlo también en inglés” son palabras de este intérprete que inició en el mundo artístico a los 12 años y ha pasado por varias etapas musicales.

Ha colaborado como productor y con su voz en agrupaciones de su país como La Sonora Dinamita, Two Swing, Los Tupamaros, Los Cantores de Chipuco, Son de la Cuadra, entre otras.

Viajó a Estados Unidos para trabajar en la producción musical, hasta que logró guardar dinero con el que pudo comprarse sus propios equipos y montar su estudio en su natal Medellín, ciudad que es su mayor inspiración y que inclusive es la escenografía de los videos musicales que hasta el momento ha lanzado.

Valencia confiesa que al principio le dio temor lanzarse como cantante por lo que se planteó algo diferente, incluso pensó fusionar el vallenato con el género urbano, pero se decidió por la cumbia.

Encontró en este género lo que realmente quería hacer en la música, además de proyectar su carrera con esta nueva versión del género más representativo de Colombia; así como Juan Luis Guerra, quien defiende la bachata desde su faceta como productor, músico, compositor y cantante. “Un artista completo como tiene que ser”.

Llegar a la popularidad que tiene esta propuesta no fue una tarea fácil. Karval cuenta que al principio las emisoras no querían programar su cumbia pues decían que eso ya nadie escucha porque es para “viejos”, pero la percepción cambió cuando vieron la respuesta del público en las redes.

Su mayor apoyo ha sido su familia, especialmente su hijo adolescente quien es su “termómetro” para saber si su música va o no a gustar a los jóvenes. “Él es quien me dice si pegará o no. De hecho es el que me asesora en mi look, por eso luzco moderno, nada como los cantantes de cumbia tradicional”. (I)