Adonde quiera que vaya, Jaime Ocaña lleva consigo un maletín con muchos papeles. No son contratos, información de negocios o parecidos. Son hojas impresas de todos los reportajes a través de los cuales la prensa nacional ha hecho eco de su proyecto musical.

Los lleva como la cédula de identidad, o la papeleta de votación, y cada vez que tiene la oportunidad, los muestra al mundo con humildad. Aunque parezca extraño, en esa acción no se percibe alarde o prepotencia, sino un orgullo indescriptible, como un niño que se sacó una buena nota y necesita que todos se enteren.

A él se lo conoce por el proyecto reggaetonero Los Blazer, que fundó y lideró en el 2000 con su hermano Jackson Ocaña (Mr. Black), Luis Coly (Deenom), Dalton Vera (Smack Darley) y Marvin Toala (Marvelouse).

Le puso ese nombre ‘Blazer’ porque esa palabra representa elegancia, grandeza y, sobre todo, calidad, que es la insignia constante de su caminar en la tarima local. Sin embargo. Ahora Jaime anda solo por la vida artística.

Calamidad doméstica, trabajo o simplemente porque sus mujeres no los dejan, los chicos que lo acompañaban se apartaron de los escenarios. Él, sin embargo, no abandonó el sueño y sigue en el ruedo ahora con varias producciones que da a conocer de vez en vez, o -más precisamente, de mes en mes.

No es extraño que llame a los medios de comunicación a actualizarlos de lo nuevo cada cierto tiempo. Es como una hormiga imparable, una hormiga que ama el dembow, que se abrió camino por sus propios méritos en este ‘mundillo’ de la música ecuatoriana y que ha pegado muy bien en varios sectores sociales.

Todo por esfuerzo propio, pese a que el género que representa tiene detractores en todo el país, los seguidores de su música le dan las alas necesarias para que él aparezca en el mercado con esas locas canciones que ponen a bailar a más de una muchacha en las discotecas.

De su cabeza salió el ya famoso ‘Dale, dale duro’, que tanto sonó hace tres años, y, más recientemente, ‘El baile del pum, pum, pa’, usado en los aclamados programas ‘Combate’ y ‘Calle 7’. ¿Pero quién es Jaime Ocaña y por qué reggaetonea tan fuerte en los parlantes ecuatorianos?

Cuenta su historia con algo de nostalgia, pero completa, desempolva recuerdos de su chip, como quien escudriña en un álbum de amarillentas fotografías. Es un confeso fanático de El General, y recuerda que sus primeros guiños a la música los hizo como lo hacían los grandes de la generación X, a punta de grabadora y cassettes.

Desde la 22 y Argentina, un conocido barrio guayaquileño ubicado en la ciudadela ‘Las Avas’, Jaime se dio cuenta de que lo suyo era la diversión en el escenario. Con las canciones del panameño hacía de las suyas en matinés y otras reuniones familiares.

Grabó su primer cassette en el 2000, año que registra como su inicio en los escenarios. Aún guarda el audio de aquella presentación en la discoteca La Picota, que quedaba cerca de la Facultad de Comunicación Social de la Universidad de Guayaquil.

“Montamos nuestras voces en una pista. En ese entonces, la fusión era con reggae jamaiquino, recién empezaban a sonar los primeros intentos de reggaetón. Escucharme cantar era como un sueño cumplido, no lo podía creer”, recuerda emocionado.

Aunque su entusiasmo fue grande. No todo fue color de rosa. A medida que empezó a formarse el grupo, en las primeras presentaciones hubo un rechazo notable del público: “En el primer concierto nos tiraron cosas”, recuerda riéndose.

Era el tiempo en que Los Blazer estaban abriéndose campo en escenarios estudiantiles. Era otra época...

Con ellos, grabó el tema ‘La bendición’, el primer sencillo de la agrupación. Ya en el 2012, publicó un material discográfico de tres temas denominado ‘The Finish, el final de un comienzo’.

Se trató de su cuarta producción e incluía fusiones de sus discos anteriores, como una nueva versión de su canción ‘Dale, dale, duro’, que allí consta grabado en estilo reggae jamaiquino.

Los Blazer sonaron también en La guerra de los sexos y El pozo millonario. Esto, para Jaime, es una forma de demostrar el avance del grupo en estos años de permanencia en el medio.

Ahora, sigue con esa actitud positiva: “Mientras que Dios me dé vida estaré para largo. Hasta cuando esté con bastón seguiré haciendo música, porque me encanta”. Habla con una sonrisa en los labios.

No compone, reconoce que ese lado del arte no es su fuerte, pero asegura que dentro de los proyectos inmediatos está el tomar clases de canto, pues ahora que incursiona en géneros más tropicales con su arte lo necesitará.

Su música ha llegado en vivo a rincones como El Empalme, Colimes, Cuenca... Se maneja actualmente como solista, pero según quien lo contrata, puede llevar al escenario a algún colega músico.

Lo que se viene
Ahora planea grabar un nuevo tema con su estilo. Lo titulará ‘El baile del vaso’. Será matizado con esa ya común inclinación a la farra, a ‘la gozadera’ y producido por Julio César Polo, o, como todo el mundo lo conoce, DJ Wason.

El Gran Blazer ya tiene un as bajo la manga en línea

Recientemente lanzó una nueva versión de ‘El baile del pum, pum, pa’, que ve la luz en miras al Mundial con un ritmo que trae al oyente algunos matices de la samba brasilera. Los arreglos de ese tema los hizo el DJ Julio César Polo.

Este sencillo tiene también su video, grabado con los otros artistas que formaron parte del proyecto antes.