La vida del quiteño Jorge Chicaiza Cisneros, un empleado bancario que reniega de su origen humilde y mestizo y que cambió de nombre para rodearse de gente de la alta sociedad ha llamado tanto la atención de los ecuatorianos que ha sido reproducida 25 mil veces en formato DVD y ahora se comercializa en varios puestos del país.

Y es que esta particular historia, trama de la película ‘A tus espaldas’, del cineasta Tito Jara, se ha convertido no solo en un referente comercial sino en el primer éxito alcanzado por el Instituto Ecuatoriano de la Propiedad Intelectual (IEPI) dentro de una campaña para que las personas adquieran formatos originales (DVD o discos) y generar regalías para los artistas nacionales y ganancias para el vendedor informal, en medio de una lucha contra la piratería.

Sin embargo, para que esto ocurra, el IEPI ha librado diferentes acciones que van desde operativos de control y decomisos hasta clausura de locales con el propósito de frenar la venta de copias ilegales de películas, música y software.

A la par, la Sociedad de Autores y Compositores del Ecuador (Sayce) denunció que pese a que existe en Ecuador una ley que protege la propiedad intelectual, la piratería fue aceptada socialmente en los medios de comunicación que reproducían canciones sin pagar derechos de autor, provocando que los creadores nacionales dejaran de percibir anualmente entre 2 a 4 millones de dólares por derechos de autor y los internacionales entre $ 4 a 6 millones.

Esta situación obligó al  IEPI, en trabajo conjunto con el Ministerio de Cultura, a regularizar a los informales que se dedican a esta actividad para que comercialicen formatos legales con los permisos respectivos.

Se estima que en el país existen más de 60 mil locales en donde se venden copias de películas, música y software, los cuales -en su mayoría- son ilegales.

Santiago Cevallos, director nacional de Derecho de Autor y Derechos Conexos, aseguró que los vendedores informales, en su afán de regularizar sus actividades, fueron los responsables del éxito del filme de Jara, tal como ocurrió con ‘Pescador’, de Sebastián Cordero.

“Existe un gran número de comerciantes que ya ha ingresado a este proceso de regularización, pero aún faltan más. Por eso hemos emprendido una campaña por radio, prensa, televisión y a través de vallas publicitarias a fin de concienciar a los vendedores para que se sumen al proyecto y así los usuarios se den cuenta de quiénes son los perjudicados si siguen comprando productos piratas”.

De esta manera, desde hace unas semanas, en varios medios de comunicación y a través de vallas se puede observar a artistas como Aladino, Érika Vélez, Danilo Rosero, Martín Calle, Juana Guarderas, entre otros, “golpeados” por la piratería la cual les impide seguir trabajando.

“La campaña puede resultar muy cruda, pero ni siquiera se acerca a la realidad de cómo hemos quedado los artistas por culpa de la piratería. Ha sido un golpe durísimo”, comenta Aladino.
“Yo trabajo muy duro para sacar adelante a mis hijos y no es justo que otros se lucren con mi esfuerzo. Han habido ‘caretucos’ que me han pedido que me deje fotografiar porque no consiguieron una gráfica adecuada para las portadas de los discos de un dólar. Esto no puede seguir así. Yo quiero que mis hijos se beneficien en algún momento de estas regalías”, resalta el intérprete de temas como ‘Colorada infiel’, ‘Triste Navidad’, ‘Penas’, entre otros.

Aladino asegura que cuando empezó su carrera y grabó discos obtuvo el porcentaje justo por parte de las disqueras, pero poco a poco esto fue mermando hasta desaparecer porque empezaron a piratear los cassettes y luego los CD hasta “matar la industria” en Ecuador.

“En mi caso, he tenido que financiar mis discos y gastar hasta 15 mil dólares  en grabaciones en Estados Unidos y utilizando a músicos profesionales, pero han sido otros los que de manera descarada se han lucrado. Me han dejado huérfano sin un padre (disquera) y por eso pido a la gente que me quiera y me ayude”, acota.

Troi Alvarado, presidente de Sayce, explica que aunque el proceso con las películas ha sido exitoso, es más complicado en la parte musical porque intervienen más protagonistas.
“Es más complicado pero no imposible porque hay autores, cantantes y cantautores, todos son artistas y tienen los mismos derechos. Creo que con esta medida se van a beneficiar especialmente los compositores de música tradicional ecuatoriana porque es la que más vende disco. Lo que más se piratea son los yaravíes, danzantes y  pasillos”, sostiene.

Explica que al vender discos originales se reparten ciertos porcentajes al autor del tema, al intérprete y al que invirtió en la grabación. “Aún estamos definiendo cuánto será el porcentaje con esta regularización, ya que no hay una tarifa específica. No es lo mismo  los boleros escritos por Armando Manzanero y cantados por Luis Miguel que por un desconocido. Hay autores que consideran que sus canciones valen más que otras. Esto es así”, señala.

El ex bajista de Tranzas considera que lo ideal sería que “los artistas se pongan de acuerdo con los distribuidores, graben las canciones y paguen el uso a Sayce por la cantidad de discos que se vayan a hacer y nosotros le damos el dinero a los autores”.

Dijo además que están asesorando a los autores que quieran vender las licencias de forma directa, lo hacen por volumen de disco para que puedan llevar un control, es decir, “vender por ejemplo 10 mil discos licenciados porque si venden la licencia por esa cantidad, cómo  constatamos que solo se ha hecho esa cantidad de discos”.

En la Bahía de Guayaquil

El informal Gustavo Beltrán lleva más de una década vendiendo discos en la Bahía y actualmente se dedica, casi de manera exclusiva, a la venta de programas para videojuegos piratas.
Sin embargo, dentro de esa ruma de discos con estuches celestes tiene una vitrina en la que exhibe más de 15 títulos de producciones nacionales de las 80 unidades que adquirió como parte del progreso de regularización que promueve el IEPI.

Pese a ello, asegura que no ha podido vender toda la mercadería porque entre los usuarios no existe una “cultura” de preferir el trabajo nacional y prefieren comprar las producciones de Hollywood.
“A casi nadie le interesa lo que se hace en el país. Vienen por lo que ahorita está en la cartelera del cine y eso sí nos resulta rentable. Pero lamentablemente, lo que se hace en el país ni siquiera lo miran y eso que les he puesto a vista de todo el mundo”, indica Beltrán, quien ha vendido 10 películas a $ 4.99 cada una, mientras que él pagó por ellas $3.70.

“No es mucha la ganancia, pero lo hacemos porque tenemos que regularizarnos. Espero que con la campaña que sale en la televisión la gente también comience a comprar discos nacionales”, acota el comerciante.

La misma situación la vive Víctor Díaz en otro sector de la zona. Asegura que prefiere trabajar con música porque la demanda es más frecuente que las películas. “Cuando empiecen a salir los discos originales de los cantantes nacionales espero que la gente los compre, ya que estamos invirtiendo por el bien de todos. Creo que sí van a pegar con la música porque el DVD ya está cayendo pues ahora todo es en blu-ray y eso hace que los costos sean más bajos”, sostiene.

Tanto Díaz como Beltrán aseguran que al principio estaban “reacios” a unirse al programa del IEPI, pero lo hicieron con el fin de que “no los molesten por vender los otros discos (piratas)”.
“Hay varios compañeros que se niegan a unirse, ellos dicen que van a salir en contra porque la gente quiere pagar más barato todo”, finaliza Beltrán.