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George Clooney y la guerra por el arte

George Clooney y la guerra por el arte
09 de febrero de 2014 - 00:00

Matt Damon tiene una explicación del fenómeno de George Clooney, su amigo y coprotagonista en seis películas, la más reciente de ellas ‘The Monuments Men’.

“Es como si Dios hubiera dicho: ‘Creo que esta vez voy a dárselo todo a alguien. Para empezar, va a ser un hombre guapo... y conforme envejezca se va a ver aún mejor’”, explica.

Damon está hablando con la prensa en un hotel de Beverly Hills y el tema es, precisamente, ‘The Monuments Men’, película escrita, dirigida y protagonizada por George Clooney.

Está basada en una historia de la vida real sobre un grupo de hombres de edad madura, con estudios y que, al final de la Segunda Guerra Mundial, se pusieron sus uniformes militares y desafiaron al peligro para ir a rescatar en Alemania las obras de arte que fueron robadas en toda Europa.

En una entrevista posterior, Clooney admitió que fue difícil convencer a Hollywood de rodar esa cinta.
“Un libreto sobre el rescate del arte de manos de los nazis no parece muy divertido”, afirma el director y actor de 52 años, tan bien parecido como siempre en unos pantalones vaqueros ajustados, una camiseta y una chaqueta de cuero, ambas de color negro, que realzan su característico pelo canoso.

“Pero no trata de pinturas colgadas en la pared, pinturas que algunos entienden y otros no. Es la historia de un lugar”.

“El arte es una de las formas en que la humanidad registra la historia”, agrega Clooney. “Es una de sus partes más importantes”.

Su propio trabajo filantrópico en favor de los refugiados de Sudán le enseñó esa lección en carne propia, advierte el actor.

“Se puede asesinar a las familias de un pueblo, pero cuando se lo despoja de su cultura es cuando esa sociedad se viene abajo”, explica.

“He pasado mucho tiempo recorriendo aldeas en Sudán. No les bastó con asesinar a los niños. También destruían cosas que habían estado en la aldea por generaciones. Cosas que hacían que la aldea perteneciera a sus moradores. Eso era tan importante como las violaciones y los asesinatos”.

Esa lección también se aprendió en Irak, agrega Clooney. “No protegimos las obras de arte durante la guerra en Irak”, explica, “y eso afectó a la comunidad en un sentido muy profundo. Lo que aprendimos es que la gente no solo estaba combatiendo por su vida, sino también por su cultura”.

Historia controvertida
Al hacer ‘The Monuments Men’, revela, su prioridad fue grabar una película entretenida. “Tampoco éramos muy conocedores de la historia real”, afirma Clooney, “lo cual es raro tratándose de un filme de la Segunda Guerra Mundial. Es una era de la que crees que se conocen todas las historias. Pensamos que la haríamos como ‘Kelly’s Heroes’ (1970). Queríamos hablar de un tema muy serio, pero también queríamos que fuera una cinta entretenida”.

La guerra terminó hace muchos años, mas la historia subsecuente del botín de arte de los nazis sigue siendo controvertida.

“Hay tantos elementos que es muy engañosa”, indica Clooney.

“Hay muchas obras de arte robadas durante la Segunda Guerra Mundial que siguen en manos privadas o en museos. Regresar las obras robadas es un proceso largo y no particularmente fácil. En Rusia hay toda una generación que piensa que perdieron 25 millones de vidas en la guerra”, continúa. “Se quedaron con las obras de arte con la idea de que el vencedor se queda con el botín. Y se lo van a quedar”.

La película también se sitúa a la sombra del Holocausto, que en ese tiempo apenas estaba saliendo a la luz. En una escena, el batallón entra en unas minas de sal, que los nazis aprovechaban para proteger sus tesoros de los bombardeos aliados. Ahí encuentran no solo pinturas y esculturas famosas, sino también barriles llenos de anillos de matrimonio de oro, empastes de oro y lentes de las víctimas judías.
“Lo que me conmovió mucho fue una fotografía que vi en París”, revela Clooney. “Después de que las familias judías eran enviadas a los campos, se recogían todas sus pertenencias y se acomodaban en una sala de exhibición que ocupaba varias manzanas. Yo espero que hablar de esto abra más la discusión”.

Más cómodo de director
‘The Monuments Men’ es su quinta película como director y su tercera como guionista. Clooney ganó nominaciones al Oscar al Mejor director y al Mejor libreto original por ‘Good Night, and Good Luck’ (2005) (2011). “Yo prefiero dirigir que hacer otras cosas”, afirma.

“Dirigir y escribir me parecen actividades infinitamente más creativas que actuar. Me gustan más que actuar. Lo único que hago es tratar de aprender de la gente con la que he trabajado, como Steven Soderbergh y Alexander Payne”, continúa Clooney. “He tratado de ver cómo hacen ellos las cosas y luego prometo robárselas. Me digo: ‘Esto me gusta, lo voy a hacer así’”.

Se ríe. George Clooney se sintió herido cuando ‘Leatherheads’ (2008) logró encontrar a su público. Pero ha aprendido a no ser tan delicado.

“Como director se tiene éxito en unas y se fracasa en otras”, indica. “Yo simplemente sigo avanzando a mi paso... no sé si esté mejorando o no como director. Lo que sí sé es que estoy evolucionando en diferentes direcciones”.

Por su parte, Damon solo tiene elogios para su gran amigo. “Trabajar con George es muy similar a trabajar con Steven Soderbergh”, afirma el joven actor. “George es obscenamente talentoso como director. Puede ser un poco molesto ser su amigo”.

“Molesto” quizá sea la palabra clave, pues Clooney, conocido por su gusto por las bromas pesadas, encuentra tiempo para sus travesuras aun cuando es quien está al mando.

“En alguna parte leí que Matt estaba tratando de perder peso”, recuerda Clooney con los ojos chispeantes. “Cada vez que Matt regresaba al foro, los pantalones le quedaban más apretados. Me dijo que era raro, pues estaba yendo al gimnasio religiosamente todos los días. ¡El tipo solo comía uvas y no le quedaban los pantalones!”.

Finalmente, Clooney reveló la verdad: le había pedido al departamento de guardarropa que cada día le quitara tres milímetros a los pantalones de Damon.

Conforme han pasado los años, afirma, han cambiado sus motivaciones profesionales.

“Cuando empecé como actor solo trataba de conseguir trabajo”, revela Clooney, que pasó 10 años luchando en la oscuridad de Hollywood antes de encontrar fama y fortuna con su papel del doctor Doug Ross en “E.R.” (1994-1999). “La verdad no estaba muy motivado a ser el plátano número seis en ‘The Facts of Life’ (1985-1987), pero al mismo tiempo me emocionó conseguir ese trabajo”.

Ahora, lo que más le interesa es encontrar proyectos atractivos para dirigir.

“Trato de encontrar historias que sean singulares, historias que no necesariamente sean éxitos garantizados para el estudio”, revela. “Yo les puedo facilitar en mucho digerir la película”.

“Para hacer ‘Good Night, and Good Luck’ tuve que hipotecar mi casa”, continúa Clooney. “Trato de hacer películas de las que nadie diga que es algo fácil. Quiero hacer historias que, si yo no insistiera en hacerlas, no se harían, pues las otras historias de todos modos se van a hacer”.

En el espacio

Clooney también está en los cines en la cinta ‘Gravity’, de Alfonso Cuarón, nominada para un ramillete de premios Oscar.

“Es la película de los astronautas”, indica Clooney en caso de que no hayamos oído hablar de ella. “Francamente, yo pensaba que la película se desmoronaría a la media hora”.

Eso, por supuesto, es cuando su personaje, el capaz astronauta Mike Kowalski, queda a la deriva en la negritud del espacio exterior.

“Alfonso Cuarón es uno de los grandes genios de este juego”, dice Clooney más seriamente. “No ha hecho ninguna cinta mala y siente un gran amor por lo que hace. Para mí fue un honor trabajar con él”.

Como bien saben los lectores de tabloides, cuando no está trabajando, Clooney vive en una finca junto al lago de Como, en Italia, y acompaña a algunas de las mujeres más hermosas del mundo.

Pero los tabloides no mencionan su infatigable trabajo para detener el genocidio en Darfur, una región sin ley en Sudán agobiada por los conflictos tribales.

“Soy hijo de un periodista”, dice el actor. “Me gusta entablar conversaciones sobre mi vida privada. Me encanta ir a lugares donde no se trata de una historia sexy y Darfur no lo es. Uno de los gajes de la celebridad es que podemos arrojar luz en esos puntos. Los actores reciben mucha atención. Es bonito hacer algo bueno con eso”. “Cuando somos jóvenes perseguimos cosas”, continúa Clooney. “Esperamos tener éxito. Después alcanzamos cierto éxito y ya no queremos tantos reflectores. Yo trato de desviarlos hacia las historias que deben de tratarse”.

Y cuando ese reflector regresa a él y a la mujer con la que esté saliendo en ese momento... bueno, Clooney dice que es cuando él se desconecta y espera que los demás también.

“Yo espero que, cuando la gente lea algo sobre algún famoso, se pregunte: ‘¿Qué se puede creer realmente?’”, afirma sonriendo. “Quizá usted pueda creerlo. O quizá no”.

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