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El Telégrafo
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El rock alternativo de Hillsong United rompe esquemas de alabanzas

El rock alternativo de Hillsong United rompe esquemas de alabanzas
17 de noviembre de 2011 - 00:00

Hillsong United se caracteriza por la casi imparable energía que proyecta en coloridos escenarios. Se distingue por la variedad de vocalistas, sonido limpio de guitarras, apenas con algunas distorsiones en sus “riff”, y la potencia que desde el fondo le imprime Simon Kobler, el baterista, quien en las giras alterna con Brandon Gillies.

Y eso reflejó en el concierto que la noche del martes pasado ofreció la banda australiana de rock cristiano en el coliseo Jefferson Pérez, de Cuenca, ante cerca de 5 mil personas.  Desde que empezó el espectáculo, a las ocho de la noche, ese rasgo del grupo se  evidenció con Jonathan Douglas (mejor conocido por los seguidores de Hillsong como JD), quien con su melena larga, barba y lentes con grandes lunas, saltó con las piernas abiertas y corrió por la tarima sin que la altura azuaya lo afectara en lo más mínimo.

Con Go (llamada también Giving it all away), de su más reciente disco Aftermath, y Break free (que en español la cantan como Soy libre), Hillsong inició el show que dio rienda suelta al casi incansable JD, Scott Ligerttwood, a Dylan Thomas,  Jad Gillies y Hayley Law, los otros de los cantantes de la alineación actual.

Joel Houston, quien cortó su melena y habitualmente lidera en otros conciertos de Hillsong, se limitó esta vez a tocar la guitarra, casi inadvertido detrás de la rubia Law.

Y la voz de ella bajó la euforia un poco con la canción  Hossana.  Con la intro de los toms de batería, Hayley Law la interpretó en español, mientras tres pantallas gigantes proyectaban la letra en castellano e inglés de las canciones.

La banda, que surgió en 1997 en la iglesia que lleva el mismo nombre y tiene sede en Sydney, sabe como combinar sus canciones de una forma que no los agote tan rápido y sobre todo porque su intención no es solo ofrecer un espectáculo. Su objetivo es buscar un acercamiento con Dios, pero de una manera dinámica, alejada de las poses tradicionales. Su misión es que el Todopoderoso sea el eje central de cada presentación. Por eso, Brian Houston, el pastor principal de esa iglesia australiana que ya lleva 28 años y padre de Joel, ofreció un mensaje cristiano en la mitad del concierto.

Houston, de 57 años y pinta informal, sugirió a los 5 mil asistentes que enfocaran su vida en el desarrollo de las habilidades. Cada palabra suya fue traducida por el mexicano Chris Méndez, quien acompaña a la banda por Latinoamérica.

Pero el diálogo de Houston no solo son prédicas. Habló del triufo ecuatoriano sobre Perú por 2-1 en las eliminatorias al Mundial Brasil 2014. El pastor llamó a Francisco (solo se identificó así), uno de los sonidistas del show.
-¿De dónde eres?, preguntó.
-De Perú- respondió el técnico ante la hilaridad del público.
-Que Dios sane la herida por la derrota- bromeaba Houston para romper un poco más el hielo con los seguidores de Hillsong que llegaron de distintos puntos del país, como Guayaquil, Quito, Santo Domingo de Los Tsáchilas, más los residentes anglosajones de Cuenca. De hecho, a muchos de ellos el público los “señaló” como miembros de Hillsong, por su blanco tono de piel, mientras hacían fila para entrar al coliseo.

La gente celebraba con una “ola” humana en los graderíos y un cántico futbolero “Olé, olé”, al que acompañaban con “Jesús, Jesús”.

Jad Gillies, acompañado por su guitarra acústica, reinició el concierto con Aquí estoy, que pertenece al disco en español Unidos permaneceremos, que Hillsong grabó en 2006 y que quizás es el más exitoso, tanto como su versión original en inglés titulada United we stand.

El mismo Gillies continuó con un extracto de All I need is you, que intercaló con Take heart.
Era el momento más sublime de la presentación. Ahí encajaron muy bien Fire fall down (que en español rebautizaron como Fuego de Dios) y From the inside out (Desde mi interior), ambas del Unidos permaneceremos, y With everything (Con todo), del disco homónimo.

Eran las diez y cuarto de la noche y las luces se apagaron. Parecía el final del concierto. De inmediato la banda soltó Search my heart, Tómalo (o Take it all), que fue una de las más solicitadas por el público, y One way, la que cerró el concierto, a 15 minutos, empezó con la misma euforia que JD y compañía proyectaron desde el inicio, a través de correteaderas como si fuesen hormigas.

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