Hace 40 años nació Adeline de Senneville y, con ella, la canción instrumental que lleva su nombre. Su padre Paul compuso ‘Ballade pour Adeline’ en 1976 para celebrar el nacimiento de su segunda hija (la otra es Delphine), pero quería que otro pianista la interpretara.

Paul de Senneville convocó a 20 tecladistas, pero solo lo impresionó un tal Phillipe Pagès, que no tenía la convicción de llegar tan lejos como solista. “Yo era un músico acompañante”, recuerda el pianista nacido el 28 de diciembre de 1953 en París. De hecho, él trabajaba en un banco durante  el día y como acompañante de bandas por las noches.    

Phillipe Pagès es ahora Richard Clayderman, el pianista francés, quien durante cuatro décadas ha vendido más de 85 millones de discos y grabado alrededor de 1.200 canciones. Además es dueño de 270 discos de oro y 70 de platino.

Con ese antecedente y la gira ‘Romantique’, Clayderman tocará hoy, desde las 20:00, en el Teatro Centro de Arte (Avenida del Bombero, kilómetro 4).

“Para este concierto hay muchos títulos del disco Romantique (2013), el más reciente. Son adaptaciones personales de temas conocidos. Tocaré temas como ‘Spartacus’, de Aram Khachaturian; ‘Romeo y Julieta’, de Sergei Prokofiev, ‘La lista de Schindler’; de John Williams; y ‘West Side Story’, más temas que el público espera como ‘Ballade pour Adeline’. Esa no puede faltar”, anunció ayer el rubio pianista galo en el hotel Wydham, en Puerto Santa Ana.

Su repertorio clásico incluirá ‘Love Story’, ‘Amour’, ‘Hungarian Sonat’a y ‘Titanic’.    

El estilo de Clayderman tiene criterios divididos. Expertos lo consideran un pianista clásico, pero los más puristas lo llaman ‘Beethoven de supermercado’.

Dice Clayderman: “Tuve formación clásica, pero a los 17 años conocí otros géneros musicales y con unos amigos formé un grupo de rock. Quería tocar con mi propio estilo, ser lo más original y sincero posible. Nunca quise ser solista, era un pianista acompañante que tenía una carrera bancaria”.   

“Soy un modesto intérprete de música popular; siempre he dicho que no hago música clásica, aunque lo que toco es un poco clásico por la composición de la orquesta. En mis conciertos y discos no estoy solo. Yo me encargo de la interpretación; mis productores (Oliver Toussaint y Paul de Senneville) tienen mucho que ver en mi carrera. Ambos tuvieron el talento para llevarme unas melodías muy bellas, que yo trato de expresar de la mejor manera posible”, refiere el músico que a los 8 años recibió un viejo piano, obsequio de su padre, quien era docente de ese instrumento y le enseñó a leer partituras.

Los gustos musicales de Clayderman distan de lo que toca en sus conciertos. Le atraen las propuestas progresivas y experimentales. “Me gusta el jazz rock fusión. Curiosamente escucho mucho a guitarristas como Pat Metheney y Larry Carlton. Aunque también me gustan pianistas como Herbie Hancock y Chic Corea, y cantantes como Paul McCartney. Él es un músico completo, es un multiinstrumentista”, destaca sobre sus referentes.

A Clayderman no le molesta haber cambiado su nombre de pila. “Pagès es un apellido que no suena muy bien. Como es en francés, es difícil pronunciarlo en otros países”, explica Clayderman, quien tiene dos hijos de sus primeros dos matrimonios.

“Por eso Olivier y Paul me estaban buscando un nombre artístico que fuera fácil de pronunciar y recordar. Yo les dije que tenía unos bisabuelos de apellido Klayderman, pero con letra ‘K’. La sonoridad les gustó. Luego pensaron que ‘Richard’ es más prestigioso que ‘Philippe’. Esto fue en 1977 después de haber grabado ‘Ballade pour Adeline’”, rememora el pianista, quien se sienta frente a su instrumento durante cuatro horas diarias para practicar, incluidos sábados y domingos.

Clayderman se describe como un hombre sencillo, que está muy lejos de creerse un divo del piano.

“Mientras más avanzo, más tengo los pies en la tierra. Hay éxitos que perduran y otros que son efímeros. Prefiero ser sencillo y honesto. Me gusta hacer compras y sacar a pasear al perro, correr y pedalear en bicicleta. Tengo un ritmo de vida completamente normal”, afirma Richard Clayderman, el pianista francés que sin proponérselo alcanzó la fama con ‘Ballade pour Adeline’ en 1976. (I)

DATOS

Richard Clayderman tiene previsto tocar mañana en el teatro Carlos Cueva Tamariz (Cuenca) y el próximo sábado en La Casa de la Música (Quito).

Los precios de las entradas son: $ 85 (platea alta), $ 125 (VIP) y $ 155 (golden box) en Guayaquil;  $ 95 (luneta), $ 140 (platea VIP) y $ 170 (golden) en Quito; $ 85 (luneta),
$ 110 (VIP) y $ 135 (golden) en Cuenca.

Para sus tres conciertos en Ecuador, el pianista francés dispondrá de un cuarteto de cuerdas. Según los organizadores, la escenografía será sencilla y no tiene exigencias.

El músico parisino viene desde Sao Paulo, Brasil, donde ofreció su más reciente concierto en el Espacio de las Américas. Después de Ecuador irá a China, según su página oficial.