Dos científicos estadounidenses elaboraron el llamado índice gusano
Una población con parásitos tendría menos oportunidades de desarrollo
A sus 4 años de edad, Pablo presentó por primera vez síntomas agudos de mareos, dolores estomacales y diarrea durante 3 días.
Su madre, Piedad Cuesta, presentía que se trataba de una enfermedad relacionada con parásitos, lo cual fue confirmado en la cita con la pediatra que le indicó que el menor tenía amebas.
¿Cómo contrajo Pablo la enfermedad? La madre la asocia con los juegos diarios en medio de la tierra, aunque también el pequeño caminaba descalzo y se llevaba las manos sucias a la boca.
Efectivamente estas son algunas maneras de infectarse y como los niños están más expuestos a estas actividades los casos de parasitosis en la infancia son comunes, explicó la pediatra Beatriz Pazmiño.
Ella en su consultorio recibe al menos 3 visitas diarias de menores con parasitosis y las causas son similares: incorrecta manipulación de la comida, el contacto con objetos llenos de bacterias y la falta del lavado de manos.
En Ecuador el índice de población con parásitos no está definido, lo que sí se conoce es que las enfermedades diarreicas es la segunda dolencia más común entre menores de 5 años, y estas se derivan por el contagio de bacterias o parásitos, especialmente en alimentos mal lavados o agua contaminada.
En el mundo 200 enfermedades, desde la diarrea hasta el cáncer, son causadas por el consumo de alimentos con bacterias, virus, parásitos o sustancias químicas.
Cada año, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), se reportan 2 millones de muertes relacionadas con alimentos insalubres y las diarreas mal atendidas causan el fallecimiento de 1,8 millones de pequeños.
La mayoría de niños fallecidos es en países en vía de desarrollo y con un pobre acceso a agua potable o alcantarillado. Por ejemplo, en el Congo más de 25 millones de menores, que equivale al 39% de la población, no tienen servicios básicos en el hogar.
Precisamente esta relación de muertes por parasitosis, pobreza e infancia llevó a los pediatras estadounidenses Peter Hotez y Jennifer Herricks a elaborar el Índice Gusano, que calcula el número de personas de un país en riesgo de ser infectadas por parásitos y que no reciben ayuda a tiempo.
Ambos investigadores realizaron el cálculo en los 25 países más poblados del mundo y los resultados comprobaron la relación de la parasitosis con la pobreza. Por ejemplo, en el Congo el índice fue 1, es decir existe una enorme carga parasitaria.
Myanmar (0,8) y Etiopía (0,6) son los países más graves. Le siguen India e Indonesia cuyos porcentajes oscilan entre el 0,6 y el 0,4.
Brasil, China y México tienen una tasa más baja, y el índice es cero en países desarrollados como Estados Unidos, Japón, Francia y Alemania.
Hotez, quien publicó su informe en la revista especializada PLOS NTD, sostuvo que la inequidad social favorece las infecciones por parásitos, y recomendó que entre los objetivos del desarrollo se incluyan campañas enérgicas para desparasitar a la población. ¿Por qué?
Que los más pobres tengan parásitos no es nada nuevo, es casi obvio que quienes carecen de agua potable tendrán más dificultades para lavar bien los alimentos, lo radical del índice son las consecuencias para un país con poblaciones de infectados.
“Existe un círculo de pobreza y enfermedad. Los gusanos afectan a niños en edad escolar y provocan retraso en el crecimiento, retraso cognitivo, problemas en la escuela y un retraso general en sus capacidades a causa de las infecciones crónicas”, manifestó el médico José Muñoz, en una entrevista al diario español El País.
Un especialista ecuatoriano corroboró esta tesis. Ramón Lazo Salazar explicó que mientras más bajo sea el estrato social de la población hay menos oportunidades para que las personas puedan evitar una infección a causa de parásitos.
En Japón o Estados Unidos no hay diagnóstico de parasitosis porque simplemente los casos son menos frecuentes.
Recordó la situación de una paciente que vivió 8 años en Estados Unidos y padeció de diarrea y dolor de estómago varios días. Los médicos le dijeron que tenía una enfermedad viral y le dieron de alta de inmediato.
Por su trabajo la mujer viajaba constantemente y la crisis se repitió cuando estaba en 2 ciudades diferentes. Luego regresó a Ecuador, “le hice los exámenes y sorpresa, tenía strongyloides (un gusano que puede moverse dentro del torrente sanguíneo hasta los pulmones) y le dije que ese parásito no lo adquirió en Estados Unidos, lo llevó desde acá”.
Según Lazo, quien es director del Centro de Investigaciones y Enfermedades Parasitarias y por Hongos, es importante la participación de la autoridad nacional de Salud para luchar contra los parásitos.
Estimó que el 80% de los habitantes rurales desarrolla infecciones de este tipo por las malas condiciones sanitarias.
“El país entero tiene parásitos y pueden haber problemas como la pérdida de peso por la falta de apetito, la picazón en el cuerpo y en los casos más graves, la muerte”, indicó. (I)