Nuestra salud depende de la calidad del aire que respiramos
La neumonía, el cáncer del pulmón y otras enfermedades respiratorias crónicas son consecuencia de la mala calidad de aire en las ciudades. Según la Organización Mundial de la Salud, la contaminación -asociada a diferentes factores como la producción industrial, la movilidad urbana y al desarrollo no planificado de las urbes- genera un impacto negativo sobre la población y su salud.
Paulo Proaño, ministro del Ambiente, señaló que para el Gobierno Nacional “es una prioridad el implementar acciones enfocadas en mejorar la calidad de vida de los ecuatorianos, a través del fortalecimiento de políticas públicas encaminadas a la reducción de la contaminación de los recursos agua, aire y suelo”.
Existe una normativa en el país que protege la salud de las personas y se preocupa del tipo de aire que respiramos, se llama Norma de Calidad del Aire Ambiente o Nivel de Inmisión, aquí se establece los límites máximos permisibles de contaminantes en el aire.
Hoy conmemoramos el Día Interamericano de la Calidad del Aire, oportunidad para comprometernos a evitar la emisión de contaminantes químicos y físicos que puedan generar deterioro al ambiente. pic.twitter.com/8pUOttlFJH
— Ministerio del Ambiente y Agua de Ecuador (@Ambiente_Ec) August 14, 2020
En Ecuador se cuenta con un inventario de emisiones en las ciudades de Latacunga, Ambato, Riobamba, Santo Domingo, Ibarra, Manta, Portoviejo, Esmeraldas, Rumiñahui, Quevedo, Loja, Azogues, Babahoyo y Quevedo, como herramienta para identificar los sectores de mayor contribución por tipo de contaminante y medidas de control que deben implementarse.
Desde el Ministerio de Ambiente recomiendan algunas acciones cotidianas para contribuir en la reducción de contaminación de nuestro aire, por ejemplo, movilidad sostenible, utilizando transporte alternativo, priorizando el uso de transporte público, y evitar desplazamientos innecesarios con vehículo particular. Así también, consumo responsable con productos y servicios con etiquetados y certificaciones ecológicas y evitando adquirir artículos que contengan productos tóxicos.
Durante el confinamiento por el COVID-19, el aire tuvo una mejora generalizada en la calidad, principalmente por la limitación de la movilización y el uso de vehículos motorizados. (I)
