Un millón de niños estudian en el área rural
En el pizarrón de la Escuela Unidocente Patria, ubicada en Lloa (parroquia rural de Quito), hay vestigios de la última clase, que fue dictada en septiembre de 2012.
“¿Qué es comunidad?, ¿cómo se hace comunidad? y ¿cómo trabajar en comunidad?” son las preguntas que se leen en la pizarra.
Cuatro aulas conformaban este centro educativo, creado en 1971, cuya infraestructura está sobre una loma, en la comunidad Urauco, que es productora de leche.
En el interior de las aulas hay pupitres de madera rotos, pizarrones de tiza resquebrajados, muebles con cuadernos viejos, trofeos empolvados y estiércol de aves.
En el exterior, maleza y basura, columpios oxidados, resbaladeras agujereadas, vacas y terneros reposando.
Pedro Zambrano, el primer profesor de la escuela Patria, aparece súbitamente entre la neblina.
A sus 85 años no pierde la costumbre de recorrer la escuela todas las mañanas. El maestro recuerda que esta fue la segunda escuela más numerosa de Lloa: albergaba a más de 40 niños.
Desde que fueron trasladados a la Unidad Educativa Pichincha, en el centro de la parroquia, 22 niños de la comunidad de Palmira, Urauco, San José y otras más viajan todos los días, desde las 05:30, para llegar a las 07:00 al plantel.
“Es necesario que se abra la escuela, pues por economía de los padres y porque regrese la vida a Urauco”.
Para el campesino Luis Cachaguay, el cierre de la escuela acabó con la vida comunitaria, pues ya no se reúnen para participar en las fiestas de la parroquia, no tienen mingas ni eventos con los niños. “Eran la vida de Urauco”.
La escuela -de acuerdo con sus moradores- ayudaría a más de cinco comunidades del sector, pero la mayor preocupación es la dotación de agua potable, pues no tienen acceso al servicio.
Las reaperturas
Según el Ministerio de Educación (MinEduc), en el área rural estudian 1’092.141 menores de edad.
De ese colectivo, 985.742 pertenecen a escuelas fiscales, fiscomisionales y municipales. Asimismo, existen 7.469 unidades; de ellas, 6.813 son fiscales.
La cartera de Estado adelantó que 60.000 chicos serán trasladados a los planteles rurales y 1.500 maestros serán distribuidos en la primera fase de reapertura de 1.000 escuelas.
Justamente, ayer Milton Luna, titular del Ministerio de Educación, arribó hasta el cantón Chunchi (Chimborazo) para empezar con la reapertura simbólica del plantel Río Cenepa (parroquia rural de Compud). En la Costa, adelantó, se reinaugurarán 260 centros.
Caminos largos
La comunidad de Palmira (Lloa) está a una hora del centro de la parroquia (en carro). Desde las 06:00, 15 niños esperan el bus de recorrido. La buseta recoge a 35 niños, de varios poblados, cuando su capacidad es 15.
Gerardo Esparza, quien vive hace 11 años en Palmira, en ocasiones paga $ 10 por una carrera, a un carro particular, cuando se atrasan sus dos hijas, quienes estudian en la escuela Pichincha.
Por ello, pide la apertura de la escuela Patria, sobre todo por los niños de preescolar. Los menores deben madrugar y soportar el frío del páramo.
Al mediodía, en el barrio San Luis, de la parroquia, de una furgoneta amarilla bajan 9 niños, de entre 5 y 10 años. Caminan 5 kilómetros bajo la lluvia helada.
Hace siete años, el barrio contaba con su propia escuela, pero al igual que en Urauco fue cerrada. Ahora los niños estudian en Lloa.
Las aulas están destruidas, incluso aquellas que fueron donadas -hace siete años- por la Prefectura de Pichincha.
El recinto educativo está rodeado por una malla, el patio está lleno de maleza, los vidrios de las aulas se encuentran rotos, los pupitres y más materiales de la clase están en pésimas condiciones.
Jenny Cabascango indicó que, desde que cerró la escuela, la comunidad no tiene un espacio para reunirse, pues el lote le pertenece a una hacienda vecina.
Veinte niños acuden a la escuela en Lloa. Los padres expresan que se sentirán más tranquilos si las autoridades los incluyen en la lista de planteles que reabrirán. (I)